Feminismo, anarquismo, libertinaje y desórdenes públicos ¿una nueva moda en España?
A fuerza de que, cada vez con más frecuencia y no menos impunidad, en nuestro país se vaya recurriendo a la protesta callejera, a la desobediencia a las leyes, a la incitación al enfrentamiento con los poderes constituidos o a la puesta en cuestión de los valores de la sociedad mantenidos, a través de siglos, de generación en generación; intentando utilizarlos como un método de desgaste de la civilización que, con tanto trabajo y esfuerzo, a través de los tiempos, la humanidad había conseguido ir perfeccionando, en orden a permitirnos una mejor convivencia, en paz, con nuestros conciudadanos avanzando, cada día más, en el empeño de alcanzar unas condiciones de vida mejores y disponer de los adelantos y progresos que la ciencia, las nuevas técnicas, los avances médicos y todos los nuevos descubrimientos en materia de informática y todas sus ramas, nos han puesto a nuestro alcance para que la vida nos resulte más grata.
Lo preocupante es que las circunstancias, la crisis, el paro, la corrupción y otros factores negativos por los que el país ha tenido que pasar, durante estos siete últimos años, van a conseguir y, de hecho, ya está sucediendo, que nos vayamos acostumbrando a que los alborotadores, antisistemas, okupas, matones, rencorosos, agitadores, activistas y demás depredadores urbanos vayan imponiendo sus métodos, avanzando en su labor de crear el caos y de atemorizar a la gente pacífica, que sólo pide que se la deje trabajar, vivir en paz, disfrutar de su familia y de su ocio sin que haya quienes, con sus imposiciones y prohibiciones, pretendan de forma ilegal perturbar el pacífico uso y disfrute de sus derechos constitucionales.
El feminismo, que durante muchos años ha estado trabajando a favor de que las mujeres pudieran tener los mismos derechos de los miembros del género opuesto, parece que, a medida que van alcanzando sus metas, que obtienen aquellos objetivos que se propusieron para sus miembros; sin tomar partido por ninguna formación política en especial; parece que no tiene paciencia, que no quiere esperar para ponerse en todos los aspectos a la altura del hombre, ni tan siquiera el tiempo preciso para que las mujeres se vayan adaptando a su nuevo estatus y adquieran la experiencia precisa para poder sustituirlo en todos sus trabajos. Ello las ha hecho, a las más avanzadas, a las que han caído en las garras del comunismo más beligerante y que han aprendido las tácticas de atacar sin miramiento a las instituciones, a la religión, a las leyes y a las costumbres como un medio de auparse a puestos que, en otro caso, quizá tardaran años o, incluso, no llegaran nunca a poder alcanzarlos; más intransigentes y agresivas.
Aquí tenemos a la señora Ada Colau que, de antisistema e infractora de la ley la tenemos, toda ufana, ocupando el cargo de alcaldesa de Barcelona. Lo mismo podemos decir de esta mocosa que la señora Carmena tiene de compañera en el ayuntamiento madrileño, esta chica descocada, Rita Maestre, que dirigió el asalto a la capilla de la universidad y no tuvo miramiento en desnudarse ¿Qué les pasará a todas estas exaltadas que, para protestar, tienen que sacarse los pechos fuera como si, con esta exhibición, consiguieran cargarse de razón? Y es que estamos llegando a un punto en el que, toda la escoria, todos los que han decidido que no quieren trabajar o quieren medrar en política sin esforzarse, sin afrontar personalmente los mismos problemas que afectan a todo el resto de españoles, sin reconocer que no tienen nada más que ofrecer a la sociedad que su odio, su deseo de venganza, su crítica, su instinto destructivo y su descaro; para llamar la atención, para que se los filme y la prensa se fije en ellos; no tienen más remedio que hacer excentricidades, cometer extravagancias, llamar la atención de la gente aunque para ello deban renunciar a la vergüenza, el pudor y todo lo demás que uno piensa encontrar en una persona decente y no en una cualquiera, a la que le importa un bledo comportarse como una perdida de una casa de citas.
Unas desvergonzadas que se pintan su cuerpo, para exhibirlas cuando se despojan de la ropa ante los que quieran verlo, inscripciones como “puta”, “violenta”, “bollera”, “libre” o “lesbiana”, con la propósito de enseñarlas dentro de una capilla a la vista de los fieles que pudieran estar rezando en ella; no pueden esperar que se piense de ellas otra cosa que lo que, ellas mismas, por su propia voluntad, están diciendo cuando reivindican como signo de la libertad de las mujeres el ser lesbianas, bolleras o putas. La fiscal de caso no hizo más que poner en evidencia lo que las propias imputadas dejaron claro al identificarse como semejante lumpen barriobajero.
Yo no se lo que pensarán los colectivos feministas con respeto a estos tipos de reivindicaciones; ni si estarán de acuerdo respecto a que, los derechos que piden ellas para las mujeres, sean los mismos que las asaltantes de la capilla reivindicaron con los torsos desnudos o si están conformes con el texto que la misma Maestre leyó, en compañía de sus compañeras, en el interior de la capilla que asaltaron y que decía lo siguiente: “Por sus declaraciones sexistas y homófonas, por su moral puritana y opresiva, porque su discurso caduco y reaccionario tenemos que soportarlo cada día en los medios de comunicación, en las calles y en los colegios ( no serán los públicos, digo yo), por su intolerable presencia en una universidad pública, hoy nos apropiamos de su espacio para gritarles que somos quienes queremos y nos reímos de sus identidades excluyentes y obsoletas ¡Ni impura ni virgen! ¡libre! ¡transmaricabollo!, ¡viciosa!, ¡maricón!, ¡puta!, ¡deseante!, ¡puta!, ¡autónoma!, ¡lesbiana!”.
No hace falta, a la vista está, resaltar la serie de estupideces, inexactitudes y contradicciones que contiene semejante panfleto, en el que se confunden deseos de ofender, con insultos, palabras malsonantes impropias de personas educadas y una redacción que haría avergonzarse a un párvulo recién ingresado en el parvulario. Precisemos que, cuando hablan de “opresiva” se olvidan de que la religión católica no obliga a nadie que no quiera seguir sus preceptos, lo que no quiere decir que a quienes tienen un carácter totalitario, como ocurre con la Maestre, le moleste que haya alguien que, usando de la libertad de expresión, muestre su disconformidad con actuaciones tan poco edificantes como la suya. Tampoco se entiende que hablen de actividades excluyentes, porque los católicos no excluyen a nadie que no piensen como ellos; más bien las excluyentes, en este caso, serían la propia Maestre y su pandilla de nudistas las que practicarían la exclusión al pretender que una capilla, que no estorba a nadie, que la puede utilizar quien quiera y que es usada por los católicos, sea erradicada del lugar que ocupa sólo porque una niñas pijas, mal educadas y totalitarias querrían imponer su voluntad a los demás.
Al parecer estas, llamémosles, señoritas, entienden que lo público es sólo para ellas, las feministas y no para todos los alumnos de la universidad, sin distinción de sexos, creencias, raza etc. Quisiera ver a esta chica traviesa y mal educada, hacer lo mismo que hizo en la capilla católica de la universidad, dentro de una mezquita musulmana, gritando consignas contra los islamistas, acusándolos de opresivos y obsoletos, criticando los preceptos instituidos por Mahoma en nombre de Alá. Mucho me temo que no tiene lo que tiene que tener una mujer para enfrentarse a semejante reto. En todo caso, la muestra de lo que pretenden implantar en España todos estos podemitas o las chicas del CUP de Manresa ,que han decidido promover evitar que las mujeres usen tampax para la menstruación, aconsejando – y aquí recordamos el escrito de la Maestre hablando de las teoría “obsoletas” de los católicos – que se sustituyan por esponjas ( no serán marinas porque sería una práctica poco ecológica) o copas menstruales o practicando unos ejercicios musculares de la zona perineal que, por lo visto, ayudan a evitar la salida de la sangre. ¿Hay algo más antihigiénico, más obsoleto, más incómodo y más absurdo que esta interpretación absurda de lo que es ecológico y lo que no lo es? Y esto nos lleva a una simple reflexión sobre lo que piensan y se traen entre manos estos nuevos comunistas, que parece que están consiguiendo practicar un profundo lavado de cerebro a nuestra gente joven. Lo malo es que, el destruir lo conseguido se consigue fácilmente; otra cosa sería que, una vez destruido fuera fácil, factible o posible volver atrás.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, se observa como, en España, se va produciendo una degradación continuada de todo lo relativo a la moral, la ética, la tolerancia, el respeto por lo ajeno, las libertades y las ideas de los demás que, si no se para, no se toman medidas de higiene democrática que lo impidan, mucho nos tememos que, en no mucho tiempo, vamos a estar bajo un sistema semejante al que hoy en día rige los destinos de Venezuela o Bolivia. Piénsenlo. DIARIO Bahía de Cádiz