En El Puerto de Santa María (Cádiz) nació en 1981 el futbolista Joaquín Sánchez, hoy ejerciendo en el Betis, de Sevilla. He leído que existe aún un bar llamado El Chino, apodo por el que se conocía al tío de Joaquín, fallecido en 2002, al que Joaquín suele dedicar sus goles cuando los consigue ya que el futbolista es sobre todo extremo y experto en centros de gol. Y es que “El Chino” hizo posible que Joaquín, en los inicios de su carrera futbolística, viajara a diario o casi a diario desde El Puerto a Sevilla en autobús para entrenar con el Betis.
Como los especialistas en fútbol saben mucho mejor que yo, Joaquín fue internacional con el Betis, luego fichó por el Valencia, después por el Málaga y más tarde por La Fiorentina. Pero el gaditano se seguía sintiendo bético y da la impresión de que a medida que aumentaba su triunfo como profesional del balón, se incrementaba igualmente su nostalgia por el Betis y por Sevilla.
Joaquín ha vuelto al Betis, se ha rebelado contra La Fiorentina –donde tenía contrato en vigor- ha dejado de ganar al menos ocho millones de euros en los tres o cuatro próximos años pero ha preferido regresar a su casa. Desde el punto de vista de la ideología hegemónica y gobalizadora actual, Joaquín ha hecho una barbaridad y tal vez en el futuro sus nietos se lo recuerden. Pero Joaquín ha decidido concretar lo que le pide su cuerpo y su espíritu a pesar de que estaba en Florencia y de que Florencia es ciudad que se tarda años en asimilar en toda su grandeza y Joaquín aún disfrutaba de un año de contrato, prorrogable, con un sueldo neto cercano a los dos millones de euros anuales.
Bien pensado, Joaquín no es un intelectual del arte y la historia, es una persona llana, alguien a quien la gente quiere porque no se muestra nunca altivo, todo lo contrario, es un joven –aún- con quien te puedes ir a tomar una cerveza con caracoles sin que te perdone la vida como el pseudo-héroe Cristiano Ronaldo y además es impensable también en Joaquín el insulto gravísimo estilo Piqué y la toma de postura a favor de un nacionalismo excluyente catalán que roza el fascismo, como todo nacionalismo de este tipo aunque se junten más de un millón de personas para sentirse alguien dentro de la masa.
Joaquín ha dicho que son dos días los que vamos a estar en este mundo y que él los quiere pasar cuanto antes en su casa bético-gaditana. Luego, los que vengan detrás que arreen, que sus hijos o nietos no digan papá o el abuelo pudo ayudarnos mucho en este mundo pero el papanata rechazó ganar millones en La Fiore o en el fútbol árabe. No, es la vida de vuestro padre y de vuestro abuelo, ahora tenéis que construir vosotros la vuestra, mocitos y mocitas, ya está bien de sopa boba. De todas formas os va a ayudar…
Para los jóvenes, ejemplos como los de Joaquín, Gordillo (también exjugador del Betis y del Madrid), o Rafael Nadal son de mucho valor. Destacan sobremanera en lo suyo sin perder la humildad y teniendo claro que se vive para desarrollarse por dentro y para estar contento con uno mismo, no para dejarse el pellejo en la City londinense o en Wall Street y encima colocar en el mundo más inmundicia de la que ya tiene, jugando con el balón sucio del dinero especulador que no crea ni riqueza ni desarrollo ni sosiego de espíritu. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig