“En política nada sucede por accidente. Si esto sucede usted puede apostar que fue planeado de esta manera”. Franklin Delano Roosewelt.
Estamos convencidos de que, detrás de esta actitud, aparentemente incomprensible del señor Pedro Sánchez, el líder del PSOE, empeñado en no aceptar ninguna clase de trato o componenda con el PP, aunque una parte de la misma formación política, antiguos miembros de alto rango dentro del partido socialista, parecen abogar por alguna clase de arreglo o entendimiento con el fin de evitar tener que concurrir en unas terceras elecciones, una situación que todos parecen querer evitar; se esconde un propósito oculto que, no obstante, parece que, a cada día que pasa, se va desvelando con más claridad que consiste en que, este señor y los que le apoyan en su actitud empecinada, está maquinando un plan para intentar hacerse con el poder. Es obvio que este empeño en ir repitiendo, con machacona constancia, que es el señor Rajoy quien tiene que trabajar para conseguir los apoyos de las derechas ( en realidad, fuera del PP en España no se considera la existencia de otro tipo de partido de índole conservadora, si no es que, pretendan calificar como derecha el partido del señor Rivera, Ciudadanos, que evidentemente nadie se atrevería a calificarlo como tal y, en todo caso, como máximo, se lo podría considerar de una izquierda centrista); asignándose para ellos los socialistas, el papel de oposición, naturalmente, atribuyéndose el liderato de ella.
Si se fijan, habrán observado el nerviosismo que les provoca la indefinición de Rajoy y su falta de precisión a la hora de fijar el día de su comparecencia para la investidura y, todavía más, su forma sicalíptica con la que evita pronunciarse sobre si habrá o no investidura. ¿Qué están planeando y qué les hace insistir tanto en que se celebre la sesión de investidura? Pues, a poco que analicemos la situación, es evidente que quieren el seguro fracaso de Rajoy (no tendrá el apoyo de ningún partido) para luego volver a intentar aquello en lo que fracasaron en la anterior investidura posterior a las elecciones de Junio del 2015. Esperan que su majestad el Rey, les vuelva a dar la oportunidad de ser ellos los que asuman el encargo de intentar una nueva investidura. ¿Para qué, nos preguntamos, si las posibilidades de conseguir ser investidos puede que sean menos que en la anterior ocasión?
En realidad, para este grupo de socialistas, más empeñados en conseguir el poder a toda costa, no está tan claro que fuera necesario empeñarse en mantener algunas líneas rojas que, en la anterior ocasiones, les impidieron llegar a acuerdos con Podemos, entre ellas la forma poco diplomática, agresiva y desconsiderada con la que el señor Pablo Iglesias trató al partido socialista en el mismo parlamento de la nación. La postura versallesca en la que ahora se mueve el señor Iglesias, sus expresas muestras de estar dispuesto a colaborar, se puede decir que incondicionalmente, con el PSOE, predisposición que comparten los secuaces de IU del señor Garzón; es posible que sean un claro indicativo de que la situación ha cambiado. Incluso se podría llegar a acuerdos con el nuevo partido catalán PDC, el sustitutivo de CDC, que ya se han manifestado estar en condiciones de llegar a apoyar un gobierno de los socialistas y Podemos, con el único fin de impedir que Rajoy, su máximo enemigo, fuera desbancado del gobierno. Saben que sus posibilidades de una secesión a corto plazo se ha desvanecido y prefieren un gobierno de izquierdas, debilitado y posiblemente excluido por Europa de las ayudas comunitarias, antes que uno fuerte del PP, en buenas relaciones con la CE, que sería tanto como una barrera insalvable para conseguir sus objetivos independentistas.
Un periódico catalán, dirigido por el señor Antich, antiguo director de La Vanguardia, y conocido catalanista, ha revelado que un periódico alemán, Der Spiegel (El Espejo), se planteaba la siguiente cuestión: “¿Es posible la intervención militar contra la independencia de Cataluña?”. Es sabido que, si hay algo que ponga de los nervios a los independentistas catalanes es oír hablar del Ejército. De hecho se irritan sobre manera cuando ven un avión militar sobrevolando alguna población catalana y ya no hablemos si un vehículo militar hace acto de presencia por alguna de las calles de Barcelona o alguna de las otras capitales catalanas. La misma señora Colau no pudo evitar mostrar su descontento cuando se dio cuenta de que había un Stand de reclutamiento militar en una de las ferias de Barcelona.
En ocasiones, en alguno de nuestros comentarios sobre la situación catalana, hemos aludido a un artículo constitucional, el Art. 8, que, por ahora, nadie se ha atrevido a mencionar, a pesar de que las circunstancias en Cataluña ya han dado pie, en numerosas ocasiones, a que se pusiera en funcionamiento el artículo 155 de la Constitución, porque los motivos, los desafíos, los incumplimientos graves de la Constitución y la actitud claramente levantisca de muchos de los personajes que, hoy en día, ocupan cargos de relieve en las instituciones catalanas y en la Generalitat, han dado motivos más que suficientes para que, hace ya años, se hubieran tomado medidas para que, el Estado, se hubiera hecho cargo de la administración de la autonomía catalana.
Sin embargo, todos sabemos que, por ahora, no hay previstas medidas militares para solucionar el problema catalán. Lo que sí hay, son muestras evidentes de querer sacar a la palestra el tema militar para crear un ambiente de inquietud y para preparar una nueva escalada, seguramente para el próximo 11 de Septiembre, volviendo al victimismo que, con tanta habilidad y tan repetidamente, saben utilizar aquellos que intentan crear un ambiente favorable a la rebelión en contra de España. Una curiosidad. Todos sabemos quién es el señor Arnaldo Otegui, un etarra que se quiere presentar bajo la piel de la oveja pero que esconde, debajo de su aparente mansedumbre, lo peor de las taras etarras, siempre dispuesto a poner en práctica sus oscuros planes tan pronto como consiguiera la calidad de aforado.
Este señor tiene, como pena accesoria a la de privación de libertad, que acaba de expiar, la de inhabilitación para cargo público hasta el año 2021. No obstante, insiste en presentarse para las próximas elecciones vascas del 25 de Septiembre, a pesar de no tener habilitación para hacerlo. Sin embargo, sus diatribas contra los que pretendan impedirlo, tienen todas las trazas de intentar “militarizar” cualquier posible impedimento para su candidatura. Sus palabras respecto a ello son las siguientes: “No va a haber tribunal, ni Estado, ni Guardia Civil ni Ejército español que vayan a impedir que él sea candidato de EHBildu a lehendakari para las elecciones vascas del 25 de Septiembre” ¿Y quién, aparte de su persona, va a ser quien impida que ello suceda? Nos gustaría saberlo.
Pero es que, señores, somos muchos los españoles, especialmente los que vivimos en Cataluña, sujetos a los caprichos de la señora Colau y a la especial “democracia” que intentan imponer, por su parte y prescindiendo del Estado español, los que propugnan la independencia y se niegan a cumplir las leyes españolas y las sentencias de los tribunales de la nación; los que dudamos de que se les pueda parar los pies a estos ofuscados, fanatizados, empedernidos y recalcitrantes enemigos del Estado español, con simples razonamientos, con paños calientes, con advertencias del Gobierno o resoluciones de las Cortes; los que dudamos de que exista otro medio, si no se ponen en práctica a la mayor brevedad la incapacitación de los actuales gobernantes de la comunidad catalana y se arbitran las medidas previstas en el Art. 155 para restaurar la ley y la Constitución en esta autonomía catalana, para poner en su sitio, como ocurrió en las anteriores ocasiones en las que los políticos catalanes declararon la independencia de esta tierra, que poner en marcha la acción de la Justicia y poniendo a buen recauda a los que, saliéndose de su competencia y traicionando a la patria llevaron a cabo este acto de sedición o, al menos, intentaron hacerlo. Como hemos dicho en otras ocasiones, la Constitución no tiene preceptos que se pueden hacer cumplir y otros de mero adorno. Cuando es preciso y antes de que sea demasiado tarde para impedir un grave conflicto en Cataluña, se debe acudir a todos los medios que nuestra Carta Magna tiene previstos para casos como el que nos ocupa y, todo ello, sin excepciones.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos que apelar, una vez más, a que el tema catalán se tome en serio, se olviden nuestras autoridades de recurrir a remedios consistentes en ceder o en darles dinero a los separatistas porque, en realidad, no sirven para otra cosa que para que se vayan afianzando más en su idea de independizarse de España aunque, antes, van a intentar sacar todo el provecho que puedan chantajeando al Estado. El que no lo vea así o prefiera dejarse engañar, se va a convertir en cómplice de semejante desvarío. DIARIO Bahía de Cádiz