Respecto a nuestras féminas debemos recordar lo que dejó escrito, (Redondillas, III) Sor Juana Inés de la Cruz: “Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de lo mucho que culpáis; si con ansia sin igual/ solicitáis su desdén, /por qué queréis que obren bien/si las incitáis al mal/(…) Bien con muchas armas/que lidia vuestra arrogancia,/pues en promesa e instancia/juntáis diablo, carne y mundo(…)”.
Desaprensivos hombres de mente estrecha, un hombre guaperas-diría uno-, que se sirvan de los e-mails para conquistar los corazones de mujeres que, muchas veces por las prisas que nos impone la actual vida, no disponen de tiempo para enamorarse cara a cara, y prefieren las Webs de contactos: muchas veces son objeto de robos de joyas, dinero, ropas…, con lo que El ancho mundo de Internet está sirviendo de plataforma para que los ‘cazamujeres’ de pocas miras y guante blanco hacen su agosto, y desaparecen cual si fuesen fantasmas que habitaban en los castillos medievales.
“Ladrones de guante blanco y rompe y rasga-del enamoradizo corazón femenino-, que buscan presas fáciles entre mujeres solteras, viudas o divorciadas, y, sin despreciar en ningún caso, a infieles casadas -que lo son-, porque antes fueron engañadas por sus propios maridos y con sus mejores amigas: este es el mundo actual del corazón humano…”
Siempre existirán seductores de mujeres, ladrones de guante blanco y rompe y rasga-del enamoradizo corazón femenino-, que buscan presas fáciles entre mujeres solteras, viudas o divorciadas , y , sin despreciar en ningún caso, a infieles casadas-que lo son-,porque antes fueron engañadas por sus propios maridos y con sus mejores amigas: este es el mundo actual del corazón humano, que busca amor allí donde nunca lo encontrará, y que, muchas veces no sabe reconocerlo cuando lo tiene ante sus propias narices: esta terrible enfermedad del desamor también la padecemos los hombres, y en la misma medida nuestro sufrimiento es el mismo.
Siempre nuestro mundo estuvo lleno de ‘donjuanes’, en los textos literarios y en la vida cotidiana. El amor siempre es cosa de dos: uno que está enamorado, y otro que finge estarlo (en este caso concreto de ‘Siempre existirán seductores de mujeres’), para después huir allende los mares…, y si te he visto no me acuerdo. Somos, y en realidad, los hombres necios, y nuestra necedad queda reflejada en nuestro propios actos… para con las féminas.
De todos es sabido que las hijas de Eva tienen cualidades asombrosas, que sacan de los más profundo de sus corazones: si quieren gritar ellas son capaces de sonreír, si quieren llorar pueden llegar a cantar, si están contentas pueden llorar y se ponen nerviosas cuando ríen: así de sencillo, aunque nos parezca lo contrario. Sigo diciendo que son seres perfectamente complementarios con los hombres, y que sin ellas…qué iba a ser de nosotros. Recuerdo… la redondilla, que dice: “Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón (…).”
Comprobamos como están dispuestas a mostrar su capacidad de amor (con el/la niño/a de nuestras ilusiones hechas realidad/es)…, y conllevando las prisas, el estrés, el exceso de trabajo –para unos y otros, saben de tal manera ilusionar nuestros corazones para que no nos olvidemos nunca, y para el bienestar de ambos-hombre y mujer, mujer y hombre-, que ambos poseemos“corazones vivos” para amar, desear, y acompañarnos los unos a los otros, por el resto de nuestras vidas: Éstas serán vitales para no vivir en la soledad que se produce con nuestros propios egoísmos: Estos nos convierten en ‘corazones muertos’ de nuestra propia soledad, si no los usamos de forma racional, humana, sensata…
Dice un proverbio chino: “Sólo se consume el que no ama…”.Sin embargo, interponemos muchas veces nuestros propios individualismos, egoísmos… en función de lo que otros nos puedan resolver. “No hables mal de las mujeres: la más humilde te digo que es digna de estimación porque, al fin, de ellas nacimos”, Calderon de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681).
“Puede que esté dormida, quizá adormecida…pero qué más da. Me pasa todos los días del año que tengo que levantarme sobre las 6:30 a.m., y es que el despertador no para de ‘ladrar’, deseo no ir al trabajo porque me aburre sobremanera hacer todos los días las mismas cosas…Y total para qué me sirve trabajar tanto.” Nada de nada. Tengo que representar muchos roles: el de esposa amante, el de mamá complaciente, el de administradora del hogar.
También soy la maestra de mis hijos, pues les tomo las lecciones todos los días… Mi liberación como la de las demás mujeres nos está costando un ojo de la cara. Y encima…lo de siempre: el repetitivo ‘acoso sexual’ de que somos objeto… ¡Maldita sea mi suerte! Lo digo una y mil veces: son reflexiones en alta voz, mis reflexiones puras y duras.
“Parece mentira que, en los tiempos actuales, con tanta información que observamos aparentemente entre los seres vivientes, sean necesarias las agencias matrimoniales o agencias del corazón dedicadas a poner en contacto corazones de mujeres.” Cuando Dios creó al hombre, dijo: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él (Génesis 2:18)”.
Verdaderamente no sale uno nunca del asombro que me produce, y lo digo con la mano en el corazón, que, muchas personas, se pasen la vida mendigando amor, justicia, paz, maternidad, humanidad… Parece ser que es nuestro sino muy común en los tiempos actuales. ¡Si hablará mi corazón… de cuantas cosas nos enteraríamos! Y habló mi corazón y me relató:
¡Es verdad! Soy un hombre observador, y disfruto-desde luego-ayudando a mis semejantes. Era la hora de la siesta -que nunca duermo-, y me encontraba sentado sobre un banco en el jardín. Dos mujeres jóvenes, de entre treinta y cinco y cuarenta años, hablaban a voces, como lo hacemos la mayoría de los españoles. Piensa uno que ha escuchado todas las cosas de este mundo, pero no, siempre surge algo nuevo. “No puedo aguantar más. Fíjate: ayer me dijo mi jefe que, si me acostaba con él, me propondría para jefe de sección. Ya sabes, habrá pronto un concurso –oposición de régimen interno por méritos (?)- ¡Qué cara dura!”, le contaba la rubia a la pelirroja. “Pues, si fuera yo, no lo pensaría dos veces. ¡Mira qué… son doscientos cuarenta con cuarenta euros más al mes! ¿Quién iba a enterarse?”, le contestó la pelirroja.
Y es que en las empresas, públicas y privadas, se hayan ya muchas mujeres desempeñando labores propias de los hombres, pero sin perder para nada su identidad femenina. A su lado deambulan desaprensivos, vividores, buscadores de cuerpos –oro suave– femeninos deseados… que acosan sexual y moralmente a las féminas –sean casadas, solteras o viudas–. Pasados unos minutos la rubia quedó sola, pero como estamos en democracia, me dijo mi atrevimiento: “Acércate a esa chica, y trata de ayudarla”. “¡Perdone, señorita, mi atrevimiento! No he podido sustraerme a escuchar sus conversaciones y, de verdad, creo que debe denunciarle”, le manifesté. “Le prestó mi reproductor de casetes. Ya ve, pequeño como un paquete de cigarrillos. Métalo en el cajón de su mesa de trabajo, y presione aquí (“Rec” y “Play”) cuando entre ese cazamujeres de mente estrecha”, terminé diciéndole.
No es prueba suficiente ante los tribunales de justicia, pero si evidencia ética para que le cambien de negociado. “¿Cree que tendré arrestos suficientes para tenderle esta pequeña trampa a ese hijo de?”, me contestó. Claro que sí, le dije, pues la democracia –sus leyes– le confieren el derecho a defenderse, y belleza le sobra en abundancia pero para ser mujer de un solo hombre: su marido. Pues bien, enseñando a un sinvergüenza a respetar a las mujeres, respetará a la propia.
Quien ama y respeta a una mujer está amando y respetando al mundo entero [aquí vuelve a recordar mi memoria la redondilla: “Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón (…).”]. No olvidemos que si nosotros estamos pernoctando en este valle de lágrimas se lo debemos a ellas. “La mujer quiere ser amada sin razón, sin motivo; no porque sea hermosa o buena o bien educada o graciosa o espiritual, sino porque es” (Henri Frederic Amiel, diario íntimo II). Nos tenían enseñado –en años anteriores que por el mero hecho de haber nacido hombres, y no mujeres, dominaríamos el mundo: gran error el cometido por nuestros maestros. Hoy por hoy, y a Dios gracias, la mujer/es está/n liberadas para bien o para mal, pero han asumidos todas sus consecuencias. Realmente esta señorita–funcionario, como otras muchas, está -todos los días del año mendigando honestidad… Cierto es, y he de decir, que el acoso sexual existe en todos los países del mundo, por desgracia.
Y es que el motor que mueve la sangre por mis venas, el corazón, me habla siempre en silencio, y me dice, muchas veces, que todos somos unos mendigos… en busca del amor, en busca del amor de nuestro semejantes…
“Realidad, ficción y creatividad… Y para esto se escribe: para distraer, enseñar y hermanar a los pueblos del mundo entero, sin distinción de raza, sexo, religión, etc. Saber el cómo y el cuándo adelantarse a los acontecimiento de interés periodístico”, que dijo el poeta. DIARIO Bahía de Cádiz