Lo de la aparición, mejor dicho, la visualización hecha pública a través de la denuncia de la Asociación para la Difusión e Investigación del Patrimonio Cultural de la Provincia de Cádiz, de lo que eran las excavaciones arqueológicas del Portillo, convertidas en un estercolero, con huesos en bolsas de plástico, lo que podían ser vasijas de barro en medio de basura, verjas y puertas rotas. Lo que puede ser un asentamiento convertido en una premonición de como va a dejar a Cádiz el teofelismo reinante.
Una ciudad de tres mil años, en la que han plantado por diestro y siniestro mamotretos de aluminio, acero inoxidable y plástico. El pajarraco, la espina de atún, el Queco y la Queca, el nuevo mirador de Santa Bárbara… serán lo que trascienda a la propia era ‘Teofila’, serán la muestra oxidada de este periodo, en el que han conseguido expulsar a miles de jóvenes fuera de la ciudad, y a los que no, les han condenado al paro, así, directamente, un gobierno municipal que es capaz de despedir a trabajadores y técnicos de los Servicios Sociales, a la vez que hace convidás a los usuarios de los mismos.
Todo este material, todos estos despropósitos, junto a las bolsas de plástico llenas de huesos del Portillo, las vasijas rotas entre la basura, la fotocopia de los apuntes de Bárcenas…, las querellas ridículas de Pepe Blas, o las torpes alusiones de Romaní a los asesinados en Cádiz por los fascistas como parte de la “memoria histérica”… sí que tienen que formar parte de lo que tendría que ser un centro de interpretación de todos estos años de Teofila Martínez en el Ayuntamiento.
Y es que, con el horizonte del mes de mayo a la vista, el tiempo se agota para largar a esta gente del gobierno de la ciudad, antes de que acaben con ella. En mayo es el tiempo de ganar Cádiz, de devolver el destino de la ciudad a sus únicos dueños, su ciudadanía.
Podemos entender el futuro con un sentido trágico del destino. Podemos creer que con un simple cambio de nombres, de siglas, que con ‘flores traídas de Aragón’, algo cambiará, pero que en el fondo, sería más de los y lo mismo.
Son muchos los sitios donde, desde la ciudadanía, se han propuesto ganar con un deseo imperativo, ‘Ganemos’ en primera persona del plural, ganemos todas, todos. En Barcelona, en Sevilla, en Madrid y Málaga… ¿y en Cádiz?
Algún movimiento ha habido ya, quizás con mejores intenciones que efectividad, para empezar a recorrer este camino de confluencia. No es fácil, incluso más, puede ser hasta arriesgado si hay alguien que pretenda “liderar” de forma artificial este proceso que va mucho más lejos que una simple suma de siglas, mucho más lejos de una concepción frentista. De que en Cádiz podamos contar con una opción electoral como esta, va a depender si se quiere devolver o no el poder a su ciudadanía, y si en este objetivo se parte de una gran dosis de generosidad por parte de todos. Cádiz se lo merece. Y para esto, una necesidad, hay que echarles. DIARIO Bahía de Cádiz