No, no hablaré de Donald Trump, cuyo apellido no podía desembocar en otra cosa más que en el triunfo. Tampoco lo haré de Leonard Cohen, pese a que su gran discurso durante los Premios Príncipes de Asturias en 2011 ha vuelto a circular estos días, para recordarnos que a veces hay acciones que pueden trascender la muerte. ¡Viva Federico García Lorca y la guitarra flamenca!
No, me niego a hablar de presupuestos, del dinero que se dice llegará a nuestros ayuntamientos y de las increíbles y variadas cosas que, nos cuentan, harán con nuestro parné. Y no lo hago, porque cansa oír y leer cada año la misma historia. El maná parece que llega en forma de presupuesto, pero al final resulta que nos faltan manos, horas, días y meses para contar los gaditanos que engrosan las listas del paro. Ni hay pan ni se le espera. Vayan con el cuento a otra parte.
No, me resisto a hablar de fútbol, porque el deporte dejó paso al negocio y éste al espectáculo, no ya en el campo, sino en tertulias y páginas más propias del papel cuché. Hay que llenar muchas horas de radio y televisión. También periódicos. Hay que vender. Y rápido. A golpe de tuit, a golpe de conjeturas, rumores o elucubraciones. ¡Viva el cotilleo¡ Todo por la pasta.
No, de carnaval, paso. Si hay más noches de preliminares pero más cortas, si las agrupaciones pueden participar en otros concursos de forma paralela al Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (COAC), poco me interesa. Es puro hablar por hablar. Al fin y al cabo, a mí lo que me importa es escuchar a quien tiene algo que decir, sea Antonio Martínez Ares, Tino Tovar, Juan Carlos Aragón o un desconocido. Y me da igual que sea antes o después, en Cádiz o en Sevilla.
No, no escribiré del Gobierno. ¡Ay la política! Otra parcela abonada al déjame que te diga. Cállate que me querello. Dime tú, que yo no puedo. Y tú más. Más papel cuché. Más parné. Pero ahí sí hay trabajo, no como en Cádiz. Y favores, puertas giratorias y cadáveres en el armario. En todos lados. Sí, en ése también.
No, no voy a escribir un artículo. No encuentro tema. No hablaré de eso. De aquello tampoco. Ésta vez no llego. No doy para más. No me encuentro. No te aburro. Ya, ya termino. No, no hablaré de lo mío. Tampoco de lo tuyo. No, no hablaré de eso. DIARIO Bahía de Cádiz