De pequeño mis progenitores me hicieron un ávido lector. Engullía libros como churros, de ahí tal vez mi forma física, y disfrutaba de las grandes sagas. Nunca olvidaré al ‘Pirata Garrapata’, a ‘Manolito Gafotas’ y al ‘Pequeño Nicolás’.
Parece sacado de una historia de ciencia-ficción pero en España tenemos a nuestro particular “Pequeño Nicolás”. Persona joven con un gran corazón delictivo y una mente capaz de reunir una gran fortuna de pasta en poco tiempo.
Éste estudiante de derecho ha demostrado que con una buena labia, un saber estar y una buena presencia puedes llegar a donde quieras. Sin tener que demostrar acreditaciones, ni documentos personales, ha llegado a presentarse ante la élite española. Se le vio con Felipe VI, con José María Aznar, con Cándido Méndez, entre otros.
Francisco Nicolás Gómez Iglesias ha alternado, con tan solo veinte años, una vida normal con sus compañeros de universidad y una vida pública muy arriesgada. No obstante, son muchos los que ahora dicen que en su universidad se jactaba de decir que el Gobierno lo requería para coordinar sus actividades o la Casa Real… Pero hasta que la Policía Nacional no lo ha desenmascarado aquí nadie decía nada.
No son pocas las dudas que avasallan mi cabeza y que me hacen sentir una gran inseguridad. ¿Cuántos infiltrados podrían atentar contra la cúpula española haciéndose pasar por cualquier personalidad o trabajador? ¿Realmente Francisco Nicolás no tenía ayuda de ningún lado?
Decir también que falsificaba documentos del CNI en su casa y los imprimía en una copistería cualquiera de la calle. ¿Con qué cara fue al dependiente a imprimir esos documentos? Pero si burló al Centro Nacional de Inteligencia, cómo tendría al copista de cegado.
Ahora que está la trama destapada, no son pocos los que piden entrevistas a ese chico o algún cargo dentro del Gobierno. Puestos a poner estafadores en un sillón, que sean estafadores buenos. Se murmura por la red que al hacer sus argucias haciéndose pasar por representante del PP apunta maneras.
Quitando los delitos múltiples que ha cometido no hay que desestimar que ha evidenciado lo que realmente mueve a este país; las apariencias y mucha labia. Una fórmula que para una entrevista de gente importante claudicaría en un buen puesto de trabajo, posiblemente a una persona de clase baja, “hacer un Francisco Nicolás”, sería competir contra el enchufado de turno para luego perder. Es mi humilde opinión, vaya.
De todas formas tened cuidado y mirar bien en vuestras fotos, quizás en algún álbum familiar, cantando un cumpleaños feliz, aparezca de fondo Nicolás… O escuchéis movimientos en la azotea y os esté tendiendo la ropa de la lavadora. Yo una vez grité que no había papel higiénico y me ofreció un rollo.
Tras toda esta historia que podría ser válida para cualquier escritor con buen gusto para sacar un best-seller sobre jóvenes que se infiltran en los organismos del Estado y la lían parda, se encuentra la vergüenza de España. Nadie se explica cómo un joven con grandes brotes de megalomanía, sin identificación, usando sus palabras sea capaz de vivir tanto tiempo del bote. DIARIO Bahía de Cádiz