Aunque parezca mentira la frase más utilizada para excusar casi todo es “yo no sabía nada”. Recientes investigaciones indican que ya utilizaban esta frase en la Edad de Piedra, parece que unas pinturas rupestres lo documentan en una serie de pinturas en la pared, así, como los carteles que llevan los romanceros en el Carnaval de Cádiz.
En la primera pintura aparece un hombre primitivo robando un mamut que había cazado el vecino de la cueva de al lado, en la segunda aparece la cueva del ladrón en la que su pareja primitiva está cocinando el objeto robado, en la tercera aparece la vecina reclamando la carne robada, mientras que la otra parece decir “yo no sabía nada”, pero no le dio ni una mijita.
Si damos un salto de siglos en la Historia, estamos, por ejemplo, en la Alemania de la segunda postguerra mundial, podríamos estar también en otros muchos países: ¿cuántas veces se pudo escuchar aquí y allá “yo no sabía nada” hablando de los campos de concentración? Vamos, que ni los chicos que hacían guardia en la puerta de los campos, los vecinos de los pueblos cercanos, nadie, o casi nadie se enteraban de nada. Quizás se creían que el humo de las chimeneas eran señales de humo en una especie de mensajes codificados del ejército nazi.
En un pasado muy reciente, aquí, se ha utilizado el “yo no sabía nada” como eximente de responsabilidades. Los más sonados, una ministra que cuando la preguntaban por un Jaguar en su garaje, o unas fiestas de cumpleaños, decía “yo no sabía nada”; o un alto responsable político de Cádiz, que tras aparecer en los papeles de Bárcenas, ¿qué decía?: “yo no sabía nada”. También aquel otro que era presidente de Gobierno cuando saltó por los aires los casos del GAL… “yo no sabía nada”.
Cada día que amanece, cada nuevo asesinato, cada metro cuadrado de tierra Palestina ocupada, es un paso más hacia la deshumanización de nuestra sociedad
Pero ahora es muy diferente, la ignorancia no es excusa. Nadie puede argumentar “yo no lo sabía” cuando se habla de Palestina, cuando se habla del genocidio que se está cometiendo por los sionistas del gobierno de Israel contra el pueblo palestino. Si el comienzo de la guerra del Golfo fue la primera vez que se retransmitía por televisión en directo un bombardeo, las masacres cometidas por el ejército israelí están siendo contadas en directo por las propias víctimas, y junto a estas una parte de los medios, que están pagando con un alto tributo su trabajo informativo, más de noventa periodistas asesinados, en alguno de los casos con sus familias.
Algunos se pueden declarar favorables al genocidio, ser cómplices del mismo. Otros pueden mirar para otro lado, sin querer mirar frente a frente la realidad, creen que por taparse los ojos esta no existe, son no menos cómplices que los primeros. ¿Y el resto qué hace, qué hacemos? Sin duda alguna, no lo suficiente.
Cada día que amanece, cada nuevo asesinato, cada metro cuadrado de tierra Palestina ocupada, es un paso más hacia la deshumanización de nuestra sociedad, hacia la pérdida de valores como son la democracia, la solidaridad, la justicia.
Hoy, el “yo no sabía nada” ya no es solo un refugio de cobardes. Directamente nos convierte en cómplices. DIARIO Bahía de Cádiz Fermín Aparicio