En noviembre caen las hojas amarillas, pero en abril vuelve a abrir la blanca flor (1). Por las mañanas al levantarme, después de la evacuación matutina tengo la costumbre de quedarme unos instantes mirándome en el espejo, antes era para contarme las arrugas que iban apareciendo como hachazos que te da la vida, no lo digo en plan poético, hablo de hachazos porque sus dimensiones y profundidad, sobre todo las de la frente, parecen hechas a golpe de hacha. Ahora es para ir descubriendo en los sitios insospechados donde pueden aparecer: un poner, me fijé hace poco que en las orejas salen arrugas, yo no sabía que allí salían arrugas.
La primera vez que me descubrí estas arrugas, mientras me tomaba el mate me preguntaba en silencio si habría en el mercado de la belleza crema antiarrugas para las orejas o si será la misma que la del código de barras.
Cuando salen las arrugas en las orejas coincide con el efecto de la gravedad en pelos y carnes. El pelo, cae desde donde crece por derecho, es decir de la cabeza, pero aparece con fuerza en cejas, nariz, orejas…, total, que arriba sin pelo pero con las cejas, narices y orejas lo mismito que Leonid Brézhnev.
¿Y las carnes? Caen, caen y caen hasta formar “las alas de murciélago” en el brazo, ¿no me digáis que no quedaría mejor llamarlas de ángel? Pues no, de murciélago. Y que conste una cosa, no me paso el tiempo frente al espejo como si fuera la reina en Blancanieves.
Però, quan seré vell, seguiré cantant-te cançons, igual. Caminaré lent i m’asseuré, a vegades, als bancs. (2). No sé muy bien las razones que se dan para decir que uno cambia de forma de pensar, de forma de ser, con la edad. Si eres revolucionario de joven, y de anciano o grand que dicen en catalán, eres fachoso o de derechas, dicen que es a causa de la edad. Es como si la edad actuara como una especie de sedante en nosotros, y a eso le llamamos ma-du-ra-ción, como si estuviéramos hablando de plátanos.
Es verdad que con los años, con la edad, se va modulando la forma de andar, la resistencia en los ejercicios aeróbicos, la capacidad auditiva o la fineza de la vista, el cuerpo se va deteriorando; ahora bien considerar que la edad es la culpable de un posible cambio de valores, incluso de ética, como si por el hecho de ser joven o grand dependiera el ser más o menos sensible a la injusticia. Por supuesto que cabe la posibilidad de evolución en el tiempo, nada es inamovible, pero aducir que es a causa de la edad cuando menos es gratuito.
Personalmente estoy más de acuerdo con el cantante francés Georges Brassens cuando venía a decir: “que cuando se es estúpido no importa que se tengan veinte años o se sea viejo, puedes ser un idiota debutante de joven que seguro llegará a ser un viejo idiota, porque cuando uno es idiota, es idiota”.
si eres revolucionario de joven, y de anciano o grand que dicen en catalán, eres fachoso o de derechas, dicen que es a causa de la edad. Es como si la edad actuara como una especie de sedante
Ésta, al fin me engulle, y mientras por su esófago, paseo, voy pensando en qué vendrá (3). En ese estado de seminconsciencia del duermevela, en el que no soy capaz de controlar el pensamiento, sueño o me imagino que soy un animal-persona, si algo con cuerpo de pato que tiene por cuello mi cuello y por cabeza mi cabeza. Somos varios los patpersonas las damos vueltas en una caseta de feria, colocados en fila ante los tiradores al pato. Poco a poco van cayendo los patpersonas que van delante, alguno de al lado, incluso los de detrás. Ahora escucho los perdigones que pasan muy cerca de mí cabeza entre las risas de niños y mayores con las escopetas siempre trucadas en la mano.
Nota al margen: Hoy te he visto pasear por la playa Victoria, como haces habitualmente cuando la marea te lo deja hacer, con las cangrejeras en la mano, o al menos creo que eras tú. Yo voy por el paseo marítimo, pero no me has visto, porque no has respondido al mi saludo con los dos brazos en alto, en plan molino de viento. Al llegar a casa he visto dos post en tu cuenta del Face, hacía días que no publicabas nada.
(1) Bambino (El reloj)
(2) Manel (Criticarem les noves modes de pentinat)
(3) Silvio Rodríguez (Sueño con serpientes)
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PD: Esta es la última columna que publico en DIARIO Bahía de Cádiz este año, la próxima ya será en 2025, permitidme terminar con un pequeña parte del monólogo final de Puck en la obra ‘Sueño de un noche de verano’, a modo de deseo de un buen año para todos : “Si nosotros, vanas sombras, os hemos ofendido, pensad sólo esto y todo está arreglado: que os habéis quedado aquí dormidos mientras han aparecido esas visiones…”.