Nunca ha sido fácil, desde que la historia la hemos contado los hombres, ser el protagonista de todo; que había que matar dinosaurios, allí estábamos los machos prehistóricos; que había que conquistar la Galia, estábamos por un lado los machos romanos y por otro los machos galos para impedírselo.
Pero la cuestión no es tanto qué nos han contado los que escribieron la historia, la de antes y en gran medida la de ahora, lo más importante es que todos los machos nos hemos creído que este era nuestro papel, nuestro rol que se dice.
No os lo vais a creer, pero de verdad que es difícil estar siempre pendiente de cumplir con mi papel, es decir, como se dice ahora, cubrir las expectativas que han puesto en el “hombre”.
No hace tanto tiempo éramos los señores de los gimnasios, los señores de las escuelas y universidades, los señores del deporte y de los juegos, éramos eso los señores y punto. Algunos machos no estábamos a gusto siendo los protagonistas de todo, pero para qué nos vamos a engañar, la inmensa mayoría sí. Nos gustaba ser el motor, testigo ejecutor del cotarro.
Pero nuestro planeta gira y gira sobre su eje, y gira alrededor del sol, lo que hace que ningún día sea igual que el anterior, que cada año que pasa se sume al anterior y se conviertan en decenios, después en milenios, y en un plis plas el mundo ha cambiado, ¿o no?
Los gimnasios, las universidades, la vida, han dejado de ser cotos cerrados en los que al hombre, afortunadamente, le toca compartir espacios y protagonismos con la mujer. Estamos en el siglo XXI, y a excepción de los cavernícolas y colaterales, entre el resto de la sociedad el machismo está de capa caída, ojo que esto no quiere decir que lo estén los machistas, son aspectos diferentes.
cuidado, amigos Ken, que ellas piensan, deciden, leen y viven por sí solas y de seguir así, terminaremos intentando instruir y deslumbrar a nuestra propia imagen reflejada por espejos de los gimnasios
Por lo general, ¿se podría asimilar orientación ideológica con postura machistas? Hay que ser justo y reconocer que los sectores llamados “conservadores” son mucho más propensos a manifestar posturas más asilvestradas, cuando no abiertamente machistas en su quehacer diario. ¿Esto quiere decir, que los que llamamos “progresistas” tengan asumido y en rodaje comportamientos absolutamente no machistas?, permitidme dudarlo.
Han aparecido, hace tiempo ya, los que podemos denominar los Ken. Sí, como el novio, pareja o lo que sea de la Barbi. Y de verdad os digo, el Ken puede pertenecer a cualquiera de las “tribus” urbanas. Lo podemos encontrar igual entre los Cayetanos de Bahía Blanca o de la calle Serrano, que en Vallecas, la Barriada o La Viña.
Seguro que por su forma de vestir no los detectaremos, no guardan un patrón estético ni de outfit, ni mucho menos por sus colonias y peinados, estos serán los impuestos por sus correspondientes grupos.
Dicho de otra forma, los Ken forman parte de cada uno de los grupos, lo mismo que de los grupos de universitarios, aprendices, chicucos de colmados y mancebos de botica, es más, creo que cada uno llevamos un Ken dentro, alguno mayor que otro, pero algo de Ken llevamos.
¿Os habéis fijado en el empeño que ponemos en explicarle a “ella” el funcionamiento del motor de cuatro tiempos, o la teoría de los agujeros negros, los fundamentos filosóficos del marxismo-leninismo, o cómo funciona el equilibrio geopolítico mundial, convencidos de que le cuesta trabajo asimilarlo, mientras nos crecemos como si pavos reales fuéramos, luciendo todo el esplendor de nuestras plumas.? ¿Os habéis fijado? Pues es entonces cuando sacamos a pasear al Ken que llevamos dentro.
Pero cuidado, amigos Ken, que ellas piensan, deciden, leen y viven por sí solas y de seguir así, terminaremos intentando instruir y deslumbrar a nuestra propia imagen reflejada por espejos de los gimnasios o de los ascensores.
No me olvido, ni quiero olvidarme de Palestina hoy tampoco. DIARIO Bahía de Cádiz