Independientemente de discusiones lingüísticas en torno a la idoneidad de la expresión, para algunos lo correcto es “estar a por uvas”, otros hablan de que la forma idónea es la de “ir a por uvas”, los menos plantean que lo correcto debe ser “ir a uvas”…, en lo que sí todos coinciden es en su significado, lo que en otra expresión se denomina “estar en Babia”.
Efectivamente, hay consenso en relacionar el significado de la expresión con la ausencia, pero con raíces indulgentes. Se utilizaba, y sí, hablo en pasado, para justificar que alguien no se enteraba de algo, porque estaba fuera en la vendimia, porque estaba ausente. Era como una bula para cubrir actuaciones por desconocimiento. Más tarde, casi en plan despectivo para referirse a despistados: “es que no te enteras de nada, siempre estás a por uvas”.
Pero del uso se pasa al desuso. Hoy no se podría utilizar esta frase para justificar, ni siquiera para despreciar a autores de actos indignos.
Algunos casos:
Sería incorrecto decir, por ejemplo, que el presidente de la República Francesa “está a por uvas” para justificar que no sabía, al no respetar el resultado de unas elecciones y nombrar primer ministro a alguien del partido que ha perdido las legislativas. Simplemente no respeta el resultado de las elecciones y da un golpe de estado a la vera del Sena, o “fait un coup d´État sur les bords de la Seine”, que es lo mismo pero en francés.
Puede pasar lo mismo si decimos que Juanma Moreno Bonilla “está en Babia” cuando ha decidido renunciar a 119 millones de euros, que deberían haber sido destinados a la educación en Andalucía para los niños y niñas de 0 a 3 años. Y no, no es que estuviera “en Babia” o “a por uvas” y no se enterara de nada, (aunque cara de eso tiene); es simplemente, que al igual que en la sanidad quita dinero que debería ir la sanidad pública para potenciar a los “pascuales y CIA”, con la educación pública hace lo mismo, renuncia a tener un programa de educación infantil de 0 a 3 años, apuesta por el mantenimiento de esta necesidad educativa en manos privadas, y así favorecer a sus clientes naturales, empresas privadas, incluidas las congregaciones religiosas.
A la altura que estamos, nadie, absolutamente nadie, puede aducir desconocimiento, “estar a por uvas” ante el genocidio que se está cometiendo contra el pueblo palestino, mientras se sigue vendiendo armas y autorizando la utilización de nuestros puertos a los cargueros con armamento con destino a Israel… Repito, nadie “está a por uvas”, y el Gobierno español tampoco.
En el mejor de los casos se está cumpliendo la misma finalidad que cumple el silenciador en la pistola que dispara sobre la sien de la infancia palestina. El arma puede ser norteamericana, el dedo que aprieta el gatillo puede ser israelita, pero el silenciador, para intentar no meter mucho ruido, somos nosotros, es el Gobierno español entre otros.
el arma puede ser norteamericana, el dedo que aprieta el gatillo puede ser israelita, pero el silenciador, para intentar no meter mucho ruido, somos nosotros
Estas primeras semanas, las calles de España se llenan de niños y niñas, con mochilas llenas de libros a sus espaldas, camino al colegio. Unos con pasos temerosos y lágrimas en los ojos al ser la primera vez, otros alegres y risueños por que van a encontrarse con los compañeros de cursos anteriores, todos nerviosos porque el curso empieza.
Hay un pequeño país, en la parte más oriental del Mediterráneo, en el que son miles de niños y niñas que no pueden empezar el curso escolar, unos porque el control del ejército de ocupación les prohíbe el paso a su escuela, otros porque los bombardeos han destruido sus escuelas, sus casas, sus carreteras. Otros porque simplemente han sido asesinados por el ejército de ocupación.
Algunos cálculos hablan de más de 16.000 asesinados entre niños y niñas, intentando arruinar el futuro de un país. Ese pequeño país se llama PALESTINA. DIARIO Bahía de Cádiz