El director general del banco era Don Bruno Gutiérrez, hombre retraído y reconcentrado en sus 1,53 de alzada, 73 kilos en canal y una amplia frente que se abría paso, entre unos temporales poco poblados, desde el frontal al occipital, o desde la frente a la nuca que es lo más parecido a calvo. En resumen, lo menos que se despacha en director general. En la silla, desde donde ejercía de D.G., colocaba una especie de cojín, más que nada para estar a la misma altura de mirada de las personas a las que recibía en su despacho, cuestión esta que le hacía estar con los pies colgando al no llegar al suelo, cuando estaba solo, bajaba la altura de la silla hasta tocar suelo.
En plena negociación de la subida salarial con los sindicatos, Don Bruno gustaba de andar siempre con un tira y afloja, poniendo encima de la mesa de negociación aumentos de 0,25 en 0,25 euros a la hora, lo que hacía las reuniones interminables. Un día, después de cuatro horas de negociación, es decir, después de una subida de un euro, una sindicalista, de León ella, que repartía a parte iguales la mala leche y la ironía, empezó a comentar a por lo bajo: Don Bruno usted no llega, en repetidas ocasiones. Don Bruno, que escuchó los comentarios, empezó a intentar llegar al suelo con los pies, mientras la de León seguía con “Usted, Don Bruno, no llega”, claro está, refiriéndose a la oferta salarial, mientras Don Bruno estaba ya sentado casi sobre la espalda, con los pies en el suelo y subiendo la oferta 0,25 euros más.
En Cádiz elegimos hace cien días a otro Don Bruno, este de aquí, de Jerez él, y es que en el PP de Cádiz, con los alcaldes, les pasa lo mismo que a Cádiz con Los Santos, que parece que no tenemos de aquí ni uno y nos gusta ficharlos de fuera. Bueno, a lo que iba, que me disperso, pues a nuestro Don Bruno, ya tenemos algún elemento que nos indica por dónde va ir su mandato.
En estos cien días, voy a intentar resumir, si quitamos los aspectos que son heredaros del anterior equipo, como por ejemplo la última subvención de Europa para Servicios Sociales, o la situación más que saneada de las arcas municipales. Y si no tenemos en cuenta la devolución de “favores” a los que gasearon el Ayuntamiento, o a los de Lloreca con donación extraordinaria que ha hecho de suelo público “paseable” a suelo para terrazas, poca cosa queda, por no decir nada
Sí que se ha notado en los diarios de Cádiz. ¡Esos periodistas!, o lo que sean, que entran en éxtasis como Santa Teresa, hasta levitan, que se sienten el mismísimo Pemán
Si digo la verdad, algo se nota, lo que podemos llamar el “postureo”, fotos sin sentido, como la del “gabinete de crisis” con concejales que nada tenían que ver con el incendio en Puerto Real antes de ir al fútbol, fotos en la calle “inspeccionando” la limpieza, fotos… fotos de postureo.
Sí que se ha notado en los diarios de Cádiz. ¡Esos periodistas!, o lo que sean, que entran en éxtasis como Santa Teresa, hasta levitan, que se sienten el mismísimo Pemán, sí, me refiero a aquel golpista gaditano, cuando hacen esas loas, esos ripios a Don Bruno, que en verdad son baboseo en grado máximo.
Llega a tal punto el babeo, es tal la cantidad de baba derramada en estos diarios que alguien se está planteando solicitar una oficina en el centro de empresas de la Cuesta de las Calesas (IFEF) dispuesto a comercializar la baba genuina de Cádiz, la baba de periodista, como producto de belleza. Hay que recordar que existen precedentes de utilización de la baba de caracol como reductor de las arrugas en la cara y si fue eficaz la del caracol, la de periodista o asimilado no puede ser menos, eso cree el intrépido emprendedor en dermoestética.
Y respecto a Bruno, el alcalde, el nuestro, le pasa lo mismo que al otro Bruno, el director general. No es un problema de estatura, no es un problema de procedencia y a pesar del apoyo de Policía Municipal, a pesar de Lloreca, a pesar de las pamplinas publicitarias, Después de cien días, usted no llega Don Bruno. DIARIO Bahía de Cádiz