Sentí pasando sobre mi / el aire cálido de abril (Alameda)
Un año más abril nos trae, como si de una brisa cálida se tratara, aires de libertad. Un año más justo con las primeras hojas chopos y las últimas flores de los almendros, como decía Don Antonio Machado, nos traen aires republicanos, aires de aquel 14 de abril que en las urnas ponía en la frontera al mismísimo Borbón, con él a una España de “hidalgos y cristianos viejos”, de señoritos a caballo y analfabetismo endémico. Con sus luces y con sus sombras la II República, en un corto espacio de tiempo, abría una de las épocas más ilusionantes, con las transformaciones de mayor calado que en la reciente historia se han producido en este país.
Por supuesto que hay que conmemorar y celebrar, así como agradecer y recordar a todas las personas que hicieron posible aquel 14 de abril de 1931 y la II República, pero me da la impresión que de quedarme ahí, no pasaría de ser un nostálgico republicano, y esto en sí es un oxímoron, ya que si en algo se identifica con el término “republicano” es el de futuro.
República, la res pública ayer y hoy significa igualdad, que no haya distinción por raza, por religión, por situación económica ni mucho menos por ser de tal o cual familia, que cualquiera por tanto es igual ante la ley. Significa laicidad de todo lo que corresponde a ese ámbito público y por tanto de estado, cualquier aspecto de la religión, sea cual sea esta, obedece al campo privado. Significa que la cosa pública debe de garantizar la enseñanza y la sanidad para todos y todas vivan donde vivan, vengan donde vengan. La paz y la fraternidad forman parte del gen republicano y poner al ser humano y su desarrollo como tal y a su entorno, como centro de todos los estamentos y acción del estado, fraternidad en el sentido más humanista.
Si alguien estuviera tentado de plantearse que no tender hacia la III República aquí y ahora, solo me remite al circo mediático, más propio del siglo XVIII, sino anterior, que nos ha mostrado sin ningún rubor a la nobleza española, con sus reyes, princesas, nobles marqueses y condes, entre los que se encuentran delincuentes, prófugos de la justicia, borrachos, vividores decadentes, en un espectáculo propio de la España esperpéntica de Valle Inclán y la pintura negra De Goya. Solo por superar lo que representa esa escoria, se hace imperioso abrir ventanas para que nos a acaricie esa brisa cálida de abril republicano.
solo por superar lo que representa esa escoria, se hace imperioso abrir ventanas para que nos a acaricie esa brisa cálida de abril republicano
Hacia finales de abril, el día 25, un perfume a claveles se cuela desde el poniente de la Península Ibérica. Claveles prendidos en las solapas y gorras verde olivo, claveles rojos puestos en las bocachas de los cañones de fusiles y ametralladores como queriendo asegurar que desde esas armas no saldrán ni un solo tiro contra su pueblo, porque están a su servicio.
Aquel jueves de 1974, de madrugada la música que puso en marcha un desfile, hasta entonces insólito, cantaba a un lugar Grándola, que era una Terra da fraternidade, y donde O povo é quem mais ordena, también hablaba de ese valor tan republicano Em cada rosto, igualdade…
Recuerdo que no hace mucho, en plena crisis, en la que desde Europa mandaban a hombres de gris, de traje y de cerebro, a los países para asegurar que se arruinaba a los pueblos, la Plaza del Comercio de Lisboa llena de gente volviendo a cantar Grándola Vila morena. Quizás dentro de no mucho nos traerá de nuevo una brisa de abril, desde el poniente de la Península, que nos recuerde la canción de Zeca Alfonso.
También en abril, como en cualquier otro mes del año, no me olvido y traigo, en negro sobre fondo blanco, a Palestina, a sus gentes, a su derecho a existir y vivir en paz. DIARIO Bahía de Cádiz