Con la primera luna llena del año 2025 nos llega la noticia del acuerdo de alto el fuego en Gaza, que además conlleva, más a medio plazo, la retirada de las fuerzas de ocupación. Y eso es una buena nueva.
¿Se ha firmado un acuerdo de paz entre Israel y Hamas? Evidentemente no, no se debe de confundir un acuerdo de cese de “hostilidades”, es decir fundamentalmente de bombardeos masivos, con la paz. La paz es otra cosa. Con esto no quiero decir que el acuerdo no sea bienvenido, todo lo contrario, solo viendo a los críos y crías palestinos pegado brincos aplaudiendo, mientras reciben en medio de risas de alegría esta firma, solo con eso, yo ya me alegro con ellos.
Tras más de más de 46.000 palestinos asesinados, de ellos más de 16.000 niños y niñas, después de poblaciones totalmente destruidas, después de bombardeos de hospitales, escuelas y centros de formación, después de destruir las infraestructuras, después de asesinar a periodistas, después de… todo ello; en el mejor de los casos, en medio del silencio cómplice del mundo civilizado, después de declaraciones tan poco acertadas, cuando no directamente provocadoras, como la del Ministro de Asuntos Exteriores español Albares: “creo que tenemos que dejar el deporte al lado”, sobre el partido de baloncesto en Madrid del Maccabi de Tel Aviv; después de la aclaración del Gobierno polaco a Nettayanhu que está dispuesto a no cumplir su orden de arresto por genocidio; después…
En la nota que hace la UNRWA (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio) habla de que “¿al fin un cielo sólo con estrellas en Gaza? Ojalá un cielo sin bombas” y “ojalá al fin les dejen llorar en paz”.
Durante este último año y medio se ha inundado, mejor dicho, nosotros también desde este mundo “desarrollado”, hemos inundado los cielos de Gaza, de Jabalia, de Deir al Balah, de Jan Yunis, de Rafah… de bombarderos, de drones cargados de bombas y de fósforo, les hemos prohibido ver las estrellas.
la Paz es mucho más que un cese el fuego, más o menos largo, más o menos amplio. La Paz es Justicia, que los genocidas sean llevados a los tribunales, la Paz es Tierra, es Libertad para el pueblo palestino
Quizás ahora, con un alto el fuego, como en el relato de Tariq, del libro ‘La infancia palestina y la supervivencia’ puedan “mirando al cielo seguían sus movimientos sobre un cielo claro, luminoso, azul. Parecían que las cometas se seguían unas a otras, que bailaban con una sincronización entrenada. Era la primera vez en mucho tiempo que los habitantes del campo de refugiados de Rafah miraban al cielo con una sonrisa en la boca. No había ni drones ni humo en ese cielo azul, límpido, solo la libertad de cuatro cometas jugando, ascendiendo, bajando, cambiando de rumbo, la misma libertad que ellos anhelaban. Tariq fue feliz viendo volar a su cometa”.
Para que las lágrimas puedan brotar y deslizarse intentando sacar el dolor fuera, hace falta parar un instante y llorar, aunque los ojos estén secos, llorar en paz, aunque esta tregua no sea la Paz.
La Paz es mucho más que un cese el fuego, más o menos largo, más o menos amplio. La Paz es Justicia, que los genocidas sean llevados a los tribunales, la Paz es Tierra, es Libertad para el pueblo palestino. La Paz es la abolición del apartheid, la Paz la posibilidad que la infancia crezca haciendo lo que hace la infancia, desarrollarse, hacerse adultos formándose, creciendo. Mientras eso no sea así, no podemos llamarla Paz, será un cese el fuego, más o menos amplio, pero no Paz en mayúscula.
Cada vez, con más claridad aparece un pueblo que resiste con la dignidad como bandera, el pueblo palestino. Traigo aquí y ahora las palabras de Salvador Allende: “sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
Pase lo que pase, va a seguir siendo más necesario, si cabe, ampliar y profundizar el apoyo al pueblo palestino y el boicot al sionismo, como única forma de conseguir la Paz. DIARIO Bahía de Cádiz