Si la vida la ves, cuando rememoras, como una película, sin duda esta película tiene su banda sonora en las canciones que a cada uno nos han ido marcando, las que al escucharlas evocamos a una persona, a una situación vivida. Si cada persona tiene una huella digital personal y diferente, creo que con la banda sonora original de cada uno ocurre lo mismo. Podemos tener canciones parecidas, incluso iguales, pero a cada uno nos evocan cosas diferentes, colores y olores diferentes, constituyendo nuestro propio mapa sentimental único.
Si buceo en mi memoria, una de las primeras imágenes con BSO es un niño de un año sentado sobre una manta en un patio de chabolas en Vallecas, una canción sonaba en la una única radio que había, ‘Te lo juro yo’ cantada por Miguel De Molina; hambre no había, solo ganas de vivir.
Los nueve, diez años de edad se siguen con la radio como método de transmisión musical; dos cantantes, los preferidos por los padrinos, Juanito Valderrama y Rafael Farina, dos canciones, ‘Su primera comunión’ y ‘Vino amargo’. Hasta ahora no me fijé que pudiera ser algo más que una coincidencia, el vino de alguna manera es el protagonista subliminal en ambos casos de amargura y emoción antropofágica
En un momento determinado se entremezclan, compitiendo por hegemonizar recuerdos y sensaciones, Janis Joplin, Jethro Tull, Gordon Lightfoot y Paco Ibáñez se pelean para recordar el sonido del calor, el olor de las vacaciones y las primeras tentaciones de exploración de cuerpo ajeno en un centro cultural de barrio a los quince años.
La falta de libertad y la necesidad de ella hace sentir música diferente y en forma diferente, hasta el punto de incorporar de forma automática sus registros a la BSO. Escuchar una y otra vez la cantata de Santa María de Iquique, una veces mirando directamente al cielo y a las estrellas, otras, a la luz de una linterna dentro de la tienda de campaña en la Pedriza, cuando llovía, durante las excursiones de amigos los fines de semana. Escuchar y cantar junto al “Julilla”, que no es que cantara bien, pero si era el que mejor cantaba, el repertorio completo de Chicho Sánchez Ferlosio, ‘A la huelga’, ‘El Gallo rojo’, ‘Canción a Grimau’…
El autocar se convertía en un lugar recuperado para la libertad cuando hacía el camino de Madrid hacia los pinares de Balsain, lleno de chavales y chavalas que iban al encuentro de otros autocares, también llenos de jóvenes que seguro llevaban algún Julilla entre ellos.
Castañuela 70, Moncho Alpuente, Hilario Camacho, Elisa Serna, Rosa León, Luis Pastor, Adolfo Celdrán… abrieron la puerta, en algunos casos al desenfado comprometido, en otros a poetas totalmente desconocidos en ese momento para jóvenes de barrio: Carlos Álvarez, Bertolt Brecht, Atahualpa Yupanqui, Gloria Fuertes, Pablo Neruda…
podemos tener canciones parecidas, incluso iguales, pero a cada uno nos evocan cosas diferentes, colores y olores diferentes, constituyendo nuestro propio mapa sentimental único
Un mismo cantante, una misma melodía, dependiendo del momento en el que se escucha, despierta sentimientos diferentes, particulares que son de cada uno y además, son intransferibles. Si me preguntaran, por ejemplo, qué me recuerda ‘L’estaca’ de Lluis Llach, sin dudarlo contestaría: “melodía silbada en los calabozos de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol”, así como canción en la megafonía del patio de menores de la cárcel de Carabanchel, que aún no sé por qué, estaba conectada a la radio que anunciaba la salida del disco ‘Barcelona, Gener 1976’.
Dos últimos recuerdos a añadir antes de los 22 años, uno la canción de ‘No nos moverán’ cantada por Joan Báez y dedicada a la Pasionaria. Estaba por la noche viendo la televisión en el comedor del cuartel Teruel 48, un escalofrío emocionado recorrió mi cuerpo bajo el uniforme militar. También en Ibiza, en su plaza de toros, escuchar ‘No, Woman, No Cry’ por Bob Marley, mientras corría un porro, sin exagerar, como una trompeta, que nos trasladó al personal a sensaciones no habituales.
Como creo que una buena parte de vosotros estaréis de vacaciones os propongo un experimento: haceros una playlist con mi BSO, e ir escuchando al tiempo que leéis este texto, a ver qué pasa.
No fui mucho de música ni de discotecas és más en los programas revival de TVE algunos grupos los vi, algunas canciones me suenan y bastantes de ambdós són completamente desconocidos para mi.