Vivimos en un mundo de extremos. Sí, en el estás conmigo o contra mí. En España tenemos un claro ejemplo en la política, donde se te invita a ser de izquierdas o de derechas. Todo sea por seguir fomentando eso de las dos Españas de las que hablaba Antonio Machado. Al final, entramos en el juego y así nos va.
En nuestro día a día, también es así. Nos va el extremismo. Ahora, por ejemplo, si quieres ponerte en forma no se puede salir simplemente a correr. No, tienes que ser un auténtico runner. Eso incluye equiparte a la perfección, tanto en calzado como en ropa y equipos tecnológicos que te midan pulsaciones y kilómetros recorridos. O eso, o mejor estar tirado en el sofá. Así lo han establecido las marcas deportivas, y si ellas lo dicen, nosotros les hacemos caso.
Esto es algo que también se observa en los gimnasios, lugares de peregrinación en los que si no hubiese espejos donde hacerse selfies y comparar los perímetros de los musculitos y los abdominales, no existirían. Ahora no basta con ir a tonificarse. No, hay que tomar incluso suplementos para parecer Hulk o Superwoman y luego subir la foto a Instagram.
Y ya que hablamos de las tabletas de chocolates que tienen algunas personas por barriga, está ese sector de la población que muere por los excesos si se habla de dulces y chocolates. Estos no se plantean de dónde proceden los productos, sino cuánto aporte energético puede aguantar su cuerpo sin morir en el intento. Ahora, de hecho, circulan de manera viral vídeos donde te proponen batir barritas de una marca muy afamada de chocolates como Kinder, junto a unos dulces con forma de anillo, los conocidísimos Donuts, y añadir nata, pepitas de chocolate y todo lo que se te ocurra para meterte en el cuerpo una auténtica bomba energética. No, yo reniego de las dietas, dirán a buen seguro, hasta el punto de que soy capaz de merendarme media fábrica de Suchard si hace falta por hacer propaganda de la misión.
Como se ve, también en la comida están de moda los extremos. Tal es así que si posees un local de hostelería y quieres tener futuro, has de tener muy presente a los veganos, un auténtico filón desde el punto de vista económico y comercial. Sí, porque lugares que ofrezcan parrillas, un bufet libre y comida grasienta hasta la saciedad hay muchos. Sin embargo, el veganismo se fundamenta en el respeto a los animales y la naturaleza, desde una perspectiva que en cierto modo podría considerarse extremista. Por tanto, no puedes ofrecerles carne ni pescado. Sé original y, con un poco de suerte, te haces de oro, seguro.
No olvidemos que todos y cada uno de nosotros somos un producto, un negocio. Los extremos siempre han resultado atractivos. Si das a elegir a un niño o a un adulto varias opciones, seguramente de manera mayoritaria descartará el término medio, el centro que casi todo lo puede. No, a buen seguro la manera en la que estamos criados los conducirá a elegir entre lo bueno y lo malo, el blanco y el negro. ¿Para qué entretenernos en buscar otra opción en la gama de colores? Los extremos funcionan muy bien a quien quiere hacer negocio con nosotros. Y si no lo crees, pide la cuenta de resultados de los partidos políticos, de las firmas que giran en torno al negocio del running y los gimnasios y de marcas como Kinder, Donuts y Suchard. Yo, si fuera tú, ya iba pensando en montar un negocio al que llamaría algo así como Extremistas.com. Y si no funciona, siempre te quedará buscar una opción intermedia. DIARIO Bahía de Cádiz Carlos Alberto Cabrera