“El Gobierno español del PP de Mariano Rajoy, siempre ha llegado tarde y mal para afrontar ciertas catástrofes. Como le ocurriera también a Rajoy en la tragedia provocada por el Prestige”.
Debo templar la roja tinta de mi estilográfica, desde las primeras palabras que me brotan verter, negro sobre blanco, a pecho descubierto y con caída libre, en este artículo que comienzo a crear a las 22,00 horas, del jueves 3 de septiembre. Día de nacimiento, en el año 540, de Gregorio I Magno. Considerado, según he leído, como “el santo patrono de los coros de música y de sus cantantes”. Dedicándose, entre otros asuntos, a transmitir “el valor de conservar la alegría cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles”.
A pesar de mi agnosticismo sobre lo religiosamente divino. Debo comulgar y comulgo, con la intencionalidad de San Gregorio “de conservar la alegría”. Porque en mi juventud estudié música en el Conservatorio Manuel de Falla de Cádiz. Consecuentemente, a pesar de esa sensibilidad adquirida. Los sones musicales que retumban en mis oídos, son los de las marchas fúnebres.
Por consiguiente, alegría no tengo ninguna sino dolor, angustia y pena hasta en las yemas de mis dedos, al acariciar el teclado de mi ordenador. Tras la malignidad aterradora de las imágenes emitidas por los canales de las televisiones mundiales. Con el niño sirio de nombre Aylan, yaciendo muerto boca abajo, en la orilla de una playa, tras naufragar la embarcación en la que viajaba junto a su madre y hermanos, también fallecidos.
Imagen espantosa que permanece incrustada en los pilares de mis emociones, sentimientos y estremecimientos. Formando parte ya de mi archivo mental, en el que guardo otras instantáneas tan terroríficas. Como la de la niña de nueve años totalmente desnuda, que huía horrorizada, junto a otros niños, por una carretera. A raíz de que, el 27 de junio de 1972, un avión norteamericano bombardeó con napalm la población Trang Vang de Vietnam del Sur. Al ‘confundir’ el piloto a un grupo de niños con tropas enemigas…
En fin… No debo olvidarme tampoco, de los muchísimos españoles que tuvieron que huir al extranjero en barcos, trenes o por carreteras del caos, desolación, hambre y miseria… Provocado por las crueldades cometidas por el golpista general Franco y sus huestes. Al levantarse en armas contra los de su misma sangre en la incivil Guerra Española de 1936. Pereciendo muchos españoles en cámaras de gas de campos de exterminios… No teniendo ningún temor ni dudas de que, de ninguna de las maneras, les pueda ocurrir parecidamente o lo mismo, a los refugiados que partieron en trenes totalmente abarrotados de la estación de Budapest dirección a Austria o Alemania… Siendo retenidos a escasa distancia de la estación de salida, en campos de refugiados levantados en diferentes puntos.
Pero si las imágenes del 36 y las del 72 fueron espeluznantes. Perdurando en los anales de la negra historia de la humanidad. Las de los muertos diarios en ambas orillas del Estrecho de Gibraltar son de la misma monstruosidad, que las de los centenares de seres inocentes huyendo del genocidio en Siria… Creyendo firmemente que, dicho éxodo de refugiados sirios. Es como consecuencia de la malignidad de los ejecutores de las guerras contra la esencia de la naturaleza viva. Inmorales y mal nacidos, los que sin pausa alguna, mantienen viva la llama del horror, a cambio de millonarios beneficios procedentes de sus ignominiosas ventas armamentistas. Importándoles poco las cuerdas melodiosas de un violín, al anteponer presuntamente sus intereses políticos y económicos…
Pero como siempre que ocurre una tragedia. Al ser el pueblo español tan solidario como el que más. Ciudadanos anónimos, totalmente independientes de la oficialidad política, han sido los primeros en tender sus manos solidarias, ofreciendo hasta sus domicilios para acoger a refugiados. Creando hasta un registro de estas familias, el Equipo de gobierno municipal del Ayuntamiento de Barcelona, presidido por Ada Colau. Sumándose a dicha y a otras iniciativas, otras capitales y municipios españoles, presididos por la nueva hornada política no contaminada por cierta ‘caspa’ de la rancia derecha española del PP. Como es el caso de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena…
Consecuentemente, como dicha tragedia ha abierto de par en par los canales morales y éticos. Gobiernos que permanecían imperturbables ante tanto horror. Se han visto abocados a afrontar dicha tragedia. Entre otros, el español del PP de Mariano Rajoy. El que siempre ha llegado tarde y mal para afrontar ciertas catástrofes. Como le ocurriera a Rajoy en la tragedia provocada por el Prestige en las costas gallegas. Rectificando, en esta ocasión, tardíamente sobre el número de refugiados a acoger. Declarando hoy jueves, el ministro de Asuntos Exteriores que, “España está dispuesta a recibir la cuota que le corresponda”, de los 120.000 refugiados más que la Unión Europea distribuirá entre todos sus países miembros… DIARIO Bahía de Cádiz