Lo de Cataluña es serio. Puede la prensa estatal seguir con su copla política y servil con los intereses del duopolio partidista, puede la prensa catalana seguir callando porque alguien la tiene más o menos agarrada por los cataplines pero eso no quita para que algunos tengamos que dar la voz de alarma. Puede que todo quede en agua de borrajas pero hay que darle mucha más importancia al asunto.
El gobierno le dice al Constitucional lo que es o no constitucional y se supone que los jueces agachan la cabeza, o sea, que el pescado está vendido y aquí no se respeta la separación de poderes cuando se trata del orden y de la unidad patria. Es verdad que los textos legales lo dicen bien claro pero la presunción de inocencia para los separatistas y sus versiones sobre el problema así como el respeto por la independencia judicial, todo eso hay que tenerlo en cuenta. Las leyes están muy claras en muchos asuntos y los transgresores se han ido de rositas a causa de las habilidades de unos y los fallos de otros.
Aquí se ve que como los altos tribunales se los reparten entre el PSOE y el PP ahora llega el momento de que sus señorías paguen el tributo por haberlos subido ahí arriba. La indefensión de una gran parte de catalanes es patente, a los jueces se les trata como a esos actores y cantantes de la ceja que apoyaron al PSOE de Zapatero, el PSOE les dio prebendas pero luego deben estar ahí para lo que el partido mande.
Ojo, todo lo anterior no significa que yo apoye la estupidez que impulsa Mas pero es que estoy harto –como he dicho en otras ocasiones- de este enfrentamiento entre la vieja Castilla que al final gestó una España atrasada y un nacionalismo catalán que fue ilustrado y que ahora tiene tintes fascistas. Es necesario que se sienten a dialogar y que se reestructure en estado español de una manera que agrade a todos sus pueblos.
Las aspiraciones se consiguen por encima de leyes y reglamentos, así ha sido siempre en la historia y en la prehistoria y si no hubiera sido así aún creeríamos que el viento se origina en el interior de una cueva porque el dios Eolo sopla o que el Sol gira en torno a la Tierra. La constante ha sido la misma: los que ya tenían de su parte las leyes han reprimido a quienes les estorbaban esas leyes para –según ellos- progresar. El problema no se soluciona con plantarse y decir a ver quién es más chulo.
Las leyes están para cumplirlas, sí, pero también para superarlas en pro del bienestar de todos o de casi todos. Por mí, no quiero el dinero catalán ni el madrileño ni el balear ni el murciano. Me da vergüenza estar en una tierra como la andaluza, supuestamente gobernada desde hace decenios por los que se llaman a sí mismos de izquierdas –o sea por los que se supone que son los míos- y seguir a la cola de casi todo –subsidiado, es decir, a base de limosnas- teniendo el potencial y la historia de los que goza el sur de España. Hay que ponerse las pilas y trabajar porque a lo mejor somos nosotros los que estaríamos mejor sin el resto de España y aquí seguimos, callados, porque aún no nos ha penetrado –por fortuna- ese virus destructor que se llama nacionalismo y tenemos sentido de estado y vemos el futuro dentro de una España y una Europa fuertes si es que fuera posible.
Pero los catalanes están largando toda su bilis contra el resto de España. La llevan acumulando hace siglos y es más fácil echarle la culpa al vecino que hacerte tú una autocrítica. Hay bastantes más Pujol de lo que se cree pero la hemos tomado sólo con esa familia cuando en Cataluña los viajes a Andorra y a otros países fiscalmente paradisíacos son más habituales de lo que se cree por parte de esos “patriotas” catalanes. Y es que una cosa es la señera y la sardana y otra la pela que la pela es la pela. Y los otros, los de Castilla la Vieja, con Santiago y cierra España y con España es una unidad de destino en lo universal. ¡Menos pendejadas y más diálogo que aquí ya no estamos para pamplinas del siglo XVIII o XIX! ¿O es que alguien está pensando en que, a estas alturas de la Historia, agarremos un fusil y nos vayamos a Cataluña a defender la indisoluble unidad de la patria? Si así fuera, ¡váyanse al carajo con sus “viva la muerte” y demás cobardías! Lo fácil es pegarse, lo difícil es hablar como personas maduras que se supone que somos. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig