La cruz de guía había pasado hace más de media hora, los ciriales al fondo de la calle anuncian que el paso de Nuestra Señora de todos los Dolores está a punto de aparecer, el tiempo no acompaña para procesionar esta Semana Santa, aunque la lluvia inunde toda la calle de un olor a tierra mojada y aceite…
Entonces, ¿cómo quieres firmar tu artículo? Esta noche entra en imprenta y me lo tienes que dar ya, si no, no da tiempo. Isidora, empezó a dar vueltas al periódico entre sus manos, hasta que dio con el anuncio del recorrido de las procesiones en la ciudad. Pasionaria, pon Pasionaria. Así, la que después se llamaría oficialmente Dolores Ibarruri, llevó la Semana Santa española, la semana de pasión, unida a la lucha en trincheras de paz y de guerra.
Ese año habíamos decido pasar la Semana Santa en el lago de Sanabria, los cuatro en un seiscientos negro, que había comprado Lola en una subasta del ejército, nos tenía que llevar y traer desde Madrid. A la vuelta decidimos parar en Salamanca, aunque era el Sábado Santo, había ese ambiente universitario que nunca abandonaba la ciudad. Después de cenar y tras unos vinos nos subimos a la pensión, al día siguiente temprano había que poner rumbo a Madrid, y no sabíamos a ciencia cierta las paradas que deberíamos hacer, en el último tramo algunos ruidos raros hizo el seiscientos militar.
El jaleo de la calle nos despertó, al principio parecían grupos de jóvenes de bar en bar con muchas copas de más, luego según se acercaban a la altura de la pensión, escuchamos “arriba parias de la tierra, en pie famélica legión…”. Lola se acercó a la ventana, y entre suspiros sentenció: “esto en Madrid no pasa”, y volvimos todos a dormir. A la mañana siguiente, mientras desayunábamos escuchamos unas declaraciones de Santiago Carrillo, era el domingo de resurrección, el Partido Comunista había sido legalizado el día anterior.
Seguro que son casualidades, pero me da la impresión que la Semana Santa y los comunistas españoles tienen una relación especial, y este Lunes de Pascua, me siento en la obligación moral de rendirles un humilde homenaje. Y no estoy dispuesto a teorizar de errores o aciertos históricos, que seguro que los hay, este homenaje va dirigido a todos los hombres y mujeres, jóvenes y viejos que he encontrado siempre al lado de los que luchan, sufren, caen y se vuelven a levantar.
Esta Semana Santa, después de la elecciones andaluzas, creo que se ha cometido una injusticia histórica, como se cometió hace tiempo, cuando después de forjar la lucha contra la dictadura, esa democracia por la que muchos dieron con sus huesos en las cárceles y salas de interrogatorio de la Dirección General de Seguridad, fueron otros los elegidos -tampoco quiero entrar en análisis concienzudos, ni si fueron marcos o dólares- para liderar este país. Injusticia histórica con aquellas personas, comunistas si, que en Andalucía siempre han estado ahí.
Y este homenaje, hecho desde la vísceras y el corazón se lo debo también a mi madre, a mi padre que siempre tuvieron claro, que ellos eran de la bandera roja con la hoz y el martillo, de Santiago y de Dolores, y que hace mucho en un mitin en Madrid, mientras hablaba Ramón Tamames, me susurraron al oído: “este no es de los nuestros”…
Va por vosotros y vosotras, comunistas andaluces, no os merecíais esos resultados electorales. ¡Salud! DIARIO Bahía de Cádiz