Llegando a una ciudad, a un pueblo que no conozco, tengo una especie de rutina, tres visitas obligadas que intento hacer el primer día, y si puedo del tirón, pues mejor. Se trata de la visita a un mercado, a un cementerio y la tercera, más que visita propiamente dicha, es la observación de un cubo de basura o algo parecido. Creo que antes de visitar monumentos, pasear por sus calles, observar a sus gentes, estos tres aspectos te ayudan a conocer y comprender su forma de vida, que es lo mismo que conocer en definitiva el sitio que visito por primera vez.
Por ejemplo, no tiene nada que ver un mercado de París con un mercado de La Habana, el cementerio del Père Lachaise con uno de Marraquech, o una papelera de la Quinta Avenida con una de Managua. Estos tres elementos son tan diferentes dependiendo de donde sean, cómo lo son la personas que habitan estas ciudades.
En definitiva la gente es lo que come, lo que tira como deshechos, y al final como muere, o mejor dicho, como le tratan a uno después de muerto. No puede dar la misma gente unos mercados donde se vende todo troceado y envasado al vacío, que otros donde gallinas y pollos se muestran vivitos y coleando. Es una manera como otra cualquiera en la que con cuatro fotogramas me hago una idea de cómo es el lugar en el que estoy.
Algo parecido pasa cuando ves ciertas cadenas de televisión, incluso al ver algunas de sus emisiones, quizás sea porque una las funciones más importantes de las televisiones sea el ‘entretenimiento’ o porque directamente es consumo puro y duro, nos muestran los valores de los telespectadores. Otra cosa es cuando se entiende la televisión como órgano de propaganda y adormidera de la gente, ejemplo tenemos en Tele Teo o Tele Susana que, con alguna diferencia, es verdad, por esos derroteros van.
Pero no, no es ese el aspecto al que me refiero. Es el de los programas ‘estrella’ y los perfiles de sus audiencias, aquellos de los que todo el mundo habla, pero que nadie reconoce que ve. Leo que el ‘gran hermano VIP’ -me han dicho que sale Belén Esteban, Paquirrín, y luego unos VIP, ya que se acostaron con unos que se habían liado con algún cantante o algo así-, pega con fuerza en Andalucía, y me explico lo de las mayorías de Teofila en Cádiz, o del PSOE en Andalucía.
Como ocurre con los mercados, cementerios y basureros, los programas de televisión nos cuentan como son la ciudadanía que los consumen, y ‘ojo al dato’, si vemos los segmentos sociales que conforman su audiencia, no son personas de mediana edad sin estudios, no son ‘amas de casa’, son fundamentalmente jóvenes, más ellos que ellas, con cierto ‘nivel cultural’. ¿Triste?, no sé, pero es lo que hay. DIARIO Bahía de Cádiz