Esta semana, como ya viene siendo habitual en nuestra tierra, sale el sol. Y, con el sol, no sólo me refiero a esa estrella a la que le bailan a diario distintos planetas de la Vía Láctea, sino al sentimiento de solidaridad y altruismo, que llevan impregnado la mayoría de las personas, a excepción de los charlatanes, los prometedores y los adalid, que tanto salen en televisión.
Me refiero a que, con la excusa de estas fechas, hemos firmado la ‘Tregua de Navidad‘ un año más, y un año más, la tregua, no ha contado con la bendición de los que, allá por 1914, no vieron con buenos ojos que la mayoría firmase la paz durante unas horas. Sarcasmos aparte y charlatanes/as también, lo que vengo a decir es que, pese a que lo negativo tiende a engrandecerse, lo positivo, el ‘buenrollismo‘, también se ha subido innumerables veces a nuestras doloridas espaldas, y nos ha regalado, grandes retos, habilidades y fracasos con los que aprender, durante 2016.
Quizás, como terapia, no nos vendría mal dejar a un lado esas ganas locas de apartar 2016 de nuestro camino, sobre todo ahora, que le quedan pocas horas de vida, mejor sería recordar los grandes momentos vividos durante el aún presente año, antes de zarpar hasta tierra de nadie, 2017. Por eso, os propongo un viaje en el tiempo, la última guerra, el último trago, con el que saldremos airosos de este larguísimo año. Y al final, seremos conscientes de todo aquello que nos hace grandes, tanto profesionalmente como personalmente, si intentamos recordar, recobrar, los momentos especiales que nos regaló 2016.
Sé que lo que digo parece complicado, yo soy el primero que ‘estoy frito’ por quitarme el ‘seis’ de encima, por eso he pensado, que el mejor modo para comenzar, es que yo sea el conejillo de indias de este ejercicio relativamente difícil, quedarnos con lo bueno y desechar lo malo. Por ello, en las próximas líneas, que no muchas, intentaré descubrir lo bueno que me ha regalado el año, y que seguro, alargaré hasta el limítrofe 2017. Eso sí, os ruego encarecidamente, que lo que os cuente a continuación lo extrapoléis a vuestras vidas, para que todos, pisemos el nuevo año cargados de energía.
Adiós 2016. Creo que ya me conocéis un poco, así que no puedo resistirme a recordar la oportunidad que se me ha brindado de emprender de nuevo, nuevos logros y nuevas vivencias, cargadas de problemas que resolver y superar, todo un reto. Además, he visto como mi familia se ampliaba, aunque también he sentido el abandono, no obstante, me quedo con la sonrisa que me regaló antes de volar y sé que nos acompañará guardando de su hija. Qué decir de los libros leídos y disfrutados, las risas, la intriga, el ansia por descubrir que le ocurrirá al protagonista al pasar la página.
Un año más, he sido protagonista de cómo la primavera se apoderaba de mi jardín, he saboreado los frutos que he plantado con mis propias manos, y sentido la ilusión de mi hijo, al plantar las semillas conmigo, toda una experiencia. He aprendido muchísimo de las tardes de café, charlas y conversaciones, que en muchas ocasiones han terminado empapadas de cerveza. He adelgazado unos kilitos gracias al deporte, que nunca viene mal, sobre todo cuando te vas arrimando a margen de los 40.
Por primera vez, la mina de mi ‘Parker‘ ha durado más de dos meses, quizás penséis que sea un sin sentido, pero para un sibarita como yo, y teniendo en cuenta a cuánto se cotizan los recambios, no es ninguna tontería. Hablando de escritura, he tenido el inmenso honor de formar parte de esta casa, DIARIO Bahía de Cádiz, compartir mis experiencias con vosotros, también mis miedos y hacer terapia, junto a maestros, junto a poetas.
Estoy llegando, a doce meses, con todos mis pelos de loco, un poco más blancos y algún mechón de tonto, pero ahí están, aguantando el tirón. He conocido gente maravillosa, aprendido nuevas destrezas y a saber cómo se tensa la cadena de la motocicleta con un vídeo de Youtube, con lo que me ha ahorrado unos ‘300 pavitos’, que no está nada mal. No puedo, y no quiero olvidarme, de que, parece ser, el banco donde tengo la hipoteca, se verá obligado a devolverme todo lo cobrado con la cláusula suelo y, eso, ya está genial. Y muchas más cosas.
En fin, aprovecho este medio para agradeceros que leáis mis delirios, y a los que no lo hacéis, para deciros que no sabéis lo que os estáis perdiendo. Felices fiestas a todos, todas y compañía, brindo por todos vosotros, y espero, que el próximo año no veamos por aquí o por allí, cargados de nuevas, buenas y mejores experiencias que contarnos, con un café, que bien podríamos alargar con una o varias cervezas, al son de la música que oculto entre líneas. ¿Qué os parece?