Tras los últimos acontecimientos en el salón de plenos de El Puerto de Santa María, queda cada vez más latente que sufrimos las consecuencias de un gobierno roto, que se desquebraja por dentro, y al que sólo le importa la permanencia en sus sillones.
Los portuenses pasan cada día viéndoselas venir y tratando de sobrevivir un día más a la tormenta. Y mientras, así están ellos. Lanzándose piedras en mitad de un pleno, burlándose de nuestros problemas y dejando a la ciudad en segundo lugar. Porque lo primero que les preocupa es hacia dónde va su futuro político.
Es vergonzoso. Desde el señor Capdevilla, negándose a dejar la presidencia de Puerto Global, agarrándose a su sillón como un crío que se niega a entrar en clase, a Antonio Jesús Ruiz, y su “espantada andalucista”. El circo político en el que se ha convertido este equipo de gobierno, no deja títere sin cabeza.
Por no mencionar, por supuesto, el silencio que caracteriza a este alcalde accidental, que llegó mal y a tientas, y a quien hay que recordar de vez en cuando, que no es nuevo, que todas las malas decisiones de su antecesor, fueron respaldadas por él mismo.
Hay tanto que quiero decir, que me estallan los pensamientos. Diariamente, recibo a vecinos de la ciudad a los que les cuesta sudor y lágrimas llegar a fin de mes, e incluso, al final de la jornada. Y por eso, cuando alguno de ellos o ellas, abre la puerta de mi grupo, pienso en aquél “el Puerto está que lo peta” de la Señora Ybarra, y me apetece ir a buscarla al agujero donde quiera que se esconda, para que salga a la luz y se tope con la realidad que ella no encuentra.
Y por otro lado, recorremos las calles y vemos el rostro del señor Coronado (o lo que queda de él) en vallas publicitarias que parecen haber aparecido antes de tiempo.
Y observo cómo comienza una carrera en la que a algunos, lo único que les importa es llegar a la meta. Pero se están olvidando de que durante el recorrido, son muchos los obstáculos que hay que superar.
Señores gobernantes, grábense esto en la memoria: que el ciudadano de a pie, no quiere metas, que el ciudadanos de a pie, quiere ser escuchado, quiere ser cuidado, quiere ser atendido. No basta con ser consultado una vez en cuatro años, a través de una encuesta. DIARIO Bahía de Cádiz