Hace ya casi diez años que decidí venirme a vivir a Cádiz desde Madrid; no sólo no me arrepiento, todo lo contrario, pero durante estos diez años he sufrido una especie de metamorfosis. Me sorprendió una de las primeras cosas que me dijeron: “es que los madrileños sois muy fisnos”, al principio creí que se refería sólo a la forma de hablar, cuando remarcamos las ‘eses’, luego comprendí que no era sólo eso. Poco a poco, según me iba convirtiendo en madritano, comprendía que se trata también de la forma de entender las cosas, y cuando regreso a Madrid, ya veo el entorno de manera diferente, como se ven desde aquí abajo.
El estado prostático, la edad, o ambas cosas, me obligan a utilizar los servicios públicos con cierta frecuencia, el otro día me tocó uno de esos que son de poliutilizacion, es decir, destinados a hombres, mujeres, y a hombres y mujeres minusválidos. Era amplio, más metros cuadrados que muchas infraviviendas, con una taza que, en vez de estar apoyada en el suelo, salía de la pared. Seguro que cumple todas las normativas de ministerios, ayuntamientos, hasta las europeas, pero que no tienen en consideración la estatura media patria, me recuerda a los asientos de los autobuses urbanos, con casi todos los pies en el aire de las personas que consiguen sentarse.
Mientras que pacientemente espero que las aguas surjan desde dentro con destino a esta ‘taza’ surgida de la pared, empiezo a leer un cartel que recoge, a modo de kamasutra, las posturas y actividades permitidas. Me doy cuenta que lo estoy utilizando mal, que recoge que hay que sentarse y no hacerlo de pie, normal, sé de mucha gente (varón) que así lo hacen, personalmente no me acostumbro la verdad. Sigo observando los dibujos/esquemas, no permiten subirse en cuclillas, en plan gallina, normal, he pensado, como bien indica el “muñeco” se corre el peligro de “no atinar” en la diana. (Sigo invitando a salir “las aguas” de mí).
A partir de esa figura me inquieto, trato de entender las diferentes posturas que se sugieren como de prohibida utilización. Lo de arrodillarse frente a la taza, abrazarla como si se tuviera miedo a que se moviera de su sitio, confieso que lo he practicado, pero no por temor al movimiento de la taza, sino al mío, en esos momentos en que todo gira a tu alrededor, todo gira como en el tango; pero mear así, nunca, nunca lo intenté. (Comienzo a cumplir mi objetivo al pasar al servicio, se me debe notar en la cara de placer).
Sigo viendo las figuras, parece querer decir: “prohibido pescar en la taza”, no, no lo parece, dice eso, pero ¿cuántos casos de pescadores en tazas se han producido en Madrid? Claro que como aquí no hay Campo del Sur, ni bloques, ni Alameda, quien sabe si han buscado esta alternativa. Hay que ver, que creativos son estos madrileños. (Poco a poco las últimas olas internas se estrellan contra el señor roca).
No puede ser, la última figura corta mi objetivo radicalmente. Una figura intenta utilizar la taza a modo de perro macho, levantando la pata. La figura apoyada sobre el pie y mano izquierda en el suelo, levanta la pierna derecha más allá de la altura de la taza, se supone que la mano derecha intenta desabrochar la bragueta y orientar el chorro hacia su interior. No lo puedo evitar, mi instinto que me dirige a experimentar cosas nuevas me lleva a probar, a sentir como uno se siente en semejante postura. (No recomiendo estas pruebas sin asegurarse antes bloquear la puerta, cerrarla, alguien puede abrirla y te tocará decir, como me pasó a mí, “no es lo que te imaginas”.
Viendo que nuestro Ayuntamiento está por implantar cosas súper modernas, como las cámaras de vigilancia por las calles, pantallas Leds de autobombo y pensamiento pseudo poéticos, no tardarán en poner estos cartelitos con estas figuras, claro que dirán que si en la capital los ponen quien somos los gaditanos para no traerlos directamente a nuestras esquinas, murallas, y casapuertas en carnaval. No estoy seguro si esto es cometido del concejal de Espacios Escénicos, pero por favor, no me modernicen Caí, pese a lo que hagan en Madri.
Buena tu observación, como siempre.