“Nadie engaña con buen fin: la bellaquería añade su malicia a la mentira”. J. de la Bruyère
Ciertamente que hoy tenía previsto tratar otro tema, otro tema que también estaba de actualidad; pero, señores, la inminencia de este desfalco al pueblo español y, en especial, a los españoles que, por las circunstancias de la vida estamos residiendo en Catalunya y, a pesar de que ya traté recientemente de ello, en otro comentario, no me queda otro remedio que insistir de nuevo, de levantar mi voz airada y de protestar con el único medio de que dispongo para hacerlo, con mi pluma; ante lo que, a mi entender, puede que sea una de las vilezas más bajas que se haya cometido con los ciudadanos españoles, llevada a cabo por quienes han venido insistiendo, una y otra vez, tanto en el Parlamento como en sucesivas declaraciones a los medios de la prensa, de forma rotunda y sin posibilidad de que se les entendiera mal, en que el famoso referéndum o consulta por el derecho a decidir, nunca se produciría. El partido en el Gobierno, presidido por el señor Mariano Rajoy, prometió a sus electores que la unidad de España nunca estaría en peligro y que no se permitiría que, en Catalunya, se llevaran a cabo ningún tipo de consultas que no estuvieran avaladas por la legalidad constitucional.
Como muchos ya tenemos una larga experiencia en las cuestiones de la política, la precisión con la que el señor Rajoy ha ido insistiendo, de forma sistemática y sin variar ninguno de los términos usados para ello, como si no quisiera pronunciar una sola palabra que pudiera dar lugar a un equívoco sobre lo que quería decir, cuando contestaba a aquellos que le preguntaban sobre la amenaza separatista y la convocatoria de la consulta catalana; siempre ha utilizado la siguiente frase “ La consulta es ilegal y yo no me apartaré nunca de la legalidad” Sin embargo, nunca ha dicho lo que haría, los medios que utilizaría para impedirla y las sanciones que pediría para los responsables de que ella se celebrara. Han querido tranquilizar a aquellos que insistíamos en el peligro de que, un desafío al Estado como el presentado por el Gobern catalán, debía se atajado con contundencia; debido a que, su sola celebración, ya serviría para dar confianza, ánimos y seguridad, en sus posibilidades de lograr su objetivo de independizarse de España, a quienes han promovido la consulta. Se nos ha insistido en que el Gobierno tiene “preparadas todas las decisiones que haya que adoptar si se sigue en la dirección apuntada por el presidente de la Generalitat de que esa consulta se celebre».
Seguimos sin conocer el “arma secreta”, el talismán de que disponen, el señor Rajoy y su Ejecutivo, para neutralizar la consulta, cuando estamos en las vísperas de su celebración y no hay signo alguno de que haya medio posible de impedir que las urnas se coloquen, los locales en los que se debe celebrar sean clausurados o se detenga a algunos de los dirigentes que, sin reparo alguno, vienen insistiendo en que la consulta tendrá lugar y que la propia Generalitat se ocupará de asumir la responsabilidad de colocar las urnas y celebrar y anunciar el oportuno recuento de votos si bien, y aquí seguramente se esconde la “astucia” del señor Más y sus acólitos, los que recogerán los votos de los ciudadanos y estarán en las mesas, van a ser voluntarios que, gustosamente, se van a prestar a ello. ¡Muy hábiles!, si no fuera porque el TC ha dicho claramente, en su segunda resolución, en este caso sobre la consulta sustitutoria; que todo lo que fueran preparativos, actividades, propaganda o intentos de eludir la suspensión que pesa sobre la consulta, serán ilegales. Al parecer no ha hecho efecto alguno sobre aquellos que han decidido ignorar cualquier actuación procedente del Alto Tribunal español.
Y, los ciudadanos, asombrados ante tanta temeridad, audacia y seguridad de quienes se atreven a enfrentarse al resto de España, nos venimos preguntando ( desde hace meses) ¿a qué se debe tanta desfachatez, osadía y desvergüenza por parte del gobierno de una comunidad, que se atreve a incumplir las sentencias de los tribunales de justicia, las órdenes del Gobierno de la nación y, para más escarnio, deciden por su cuenta hacer una consulta en la que se pone en cuestión la unidad de la nación española? Si hasta hoy hemos tenido el presentimiento, si ya lo habíamos anunciado hace tiempo como una posibilidad a tener en cuenta, después de que el ministro de Justicia lo adelantara cuando dijo que “no acudirían a los jueces si no se celebraban actos que se consideraran inducidos por las autoridades catalanas” lo que, para cualquier buen entendedor, venía a indicar que mientras no hubiera revueltas harían la vista gorda a la consabida consulta.
Hoy, un periódico catalán, viene confirmando nuestras sospechas, cuando se ha informado de que, el señor Pedro Arriola (un personaje nefasto que pulula por el PP y que ya ha aconsejado, en varias ocasiones, a los dirigentes del PP, en el sentido de que dejaran aparte los principios y valores del partido, en beneficio de conseguir votos y asegurarse permanecer en el poder) sociólogo de cabecera de los populares, hace meses que tiene contactos secretos con el señor Rigol de CIU, emisario secreto del señor Mas; a los que ahora se ha incorporado el señor J. Enrique Serrano por parte del PSOE; contactos que se han incrementado desde el momento en el que, el señor Mas, el pasado 12 de diciembre del 2.013, anunció que habían pactado la fecha de la consulta para el 9N.
Por lo visto, tales encuentros tenían por objeto “reconducir” las relaciones del Estado con la Generalitat, aunque, como era de suponer, se había pactado que si estas conversaciones algún día salían a la luz, todas las partes lo negarían. Algo que, señores, parece que se ha convertido en una costumbre para nuestros políticos ¡negar todo lo que no les interesa que trascienda a los ciudadanos! Se trataba de encontrar una salida política al proceso. ¿Recuerdan ustedes cuando el señor Rajoy decía que el estaría de acuerdo en reformar la Constitución si todos se ponían de acuerdo en ello?, pues de esto se trataba, de encontrar “una tercera vía”, cambiar la pregunta de la consulta, para buscarle un encaje constitucional. Una de las fuentes de esta noticia afirmaba que “Ha sido una vía muy útil para reducir hostilidades en momentos claves y para intercambiar mensajes con rapidez”. Si, señores, y para tomarnos el pelo a todos los ciudadanos que seguíamos pidiendo el cumplimiento de la Constitución, el pararles los pies a los separatistas, el aplicar con urgencia el artículo 155, claramente violado por la Generalitat catalana y, no obstante, todo han sido retrasos, excusas, declaraciones cargadas de demagogia y, en definitiva, una vez más, un gran engaño para los que les votamos.
Ahora pasará el 9N, se votará, ganará la propuesta soberanista por abrumadora mayoría y, como ya anuncia a voz en grito el señor Junqueras, van a ir por el segundo paso, ¡la declaración unilateral de la independencia! ¡Bravo, por el señor Rajoy! ¿Y que pasa con los millones de españoles que queremos seguir siéndolo, condenados a vivir bajo un régimen de extrema izquierda, con el peligro de dejar de cobrar las pensiones y de vernos sometidos a la miseria a la que nos van a arrastrar estos inconscientes, que pretenden ignorar lo que va a suceder con Catalunya, fuera de Europa, sin inversionistas que quieran arriesgarse, con el pago de tasas arancelarias y sin una moneda propia, lo que va a producir el empobrecimiento para todo el pueblo catalán.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, se ve como hemos sido engañados, una vez más, por unos políticos incapaces y desleales con España. DIARIO Bahía de Cádiz