Hubo un tiempo que los mayores del lugar lo sabían porque lo habían vivido y los jóvenes -no todos- porque lo han leído o escuchado. Y era porque se decía, aquello de tres jueves tiene el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.
Con esta jaculatoria, se hacía destacar la importancia y la solemnidad del día y de la festividad correspondiente que se celebraba. Sin embargo, otra festividad no menos solemne que aquellas es el día de la Asunción por lo que igualmente significa y representa
Hoy día de la Asunción, más conocido popularmente como el día de la Virgen. La Iglesia católica y la ortodoxa, celebra este día solemnemente para conmemorar, que el cuerpo y el alma de la Virgen Santísima y Madre de Cristo ascendió al Cielo. Mientras que el día de la Ascensión se refiere a la de su Hijo Jesucristo.
La Ascensión de la Bienaventurada Virgen María al Cielo está considerada como un dogma de fe que promulgó el papa Pío XII en 1950. Aunque ya en Oriente esta advocación y devoción se celebraba desde el siglo VI y en Occidente, concretamente en Roma desde el siglo VII. Es decir que este 15 de Agosto se cumple 227 años de su aniversario.
El papa Emérito Benedicto XVI y el papa Santo Juan Pablo II, dedicaron denodadamente todos sus esfuerzos evangélicos a perpetuar el gozo y el culto a la Asunción de Nuestra Madre y Señora, Reina del Cielo y de la Tierra. Benedicto con sus especiales ángelus y sus intensas homilías y Juan Pablo con sus insistentes y generosas catequesis.
En muchas ciudades españolas se celebra llenas de fe y de devoción esta festividad, representadas en diversas advocaciones. Tal es el caso de la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, del Sagrario en Toledo, de la Paloma en Madrid, del Prado en Ciudad Real y de Begoña en Bilbao. Así cómo en tantas otras de la América latina, en las que además, la Virgen de la Asunción, figura como Patrona, como en el caso más indicativo de Asunción, capital de Paraguay. Y en la Isla, La Divina Pastora de las Almas Coronada.
Pero para hablar de ella -de la Divina Pastora de las Almas- no soy yo el más indicado, sino una voz mucho más autorizada, la de nuestro natal historiador, Fernando Mosig Pérez, autor de un gran libro -como todos los suyos- escrito con el rigor que le caracteriza, sobre la historia de esta hermandad, que recoge exhaustivamente hasta los últimos rincones de su inédita historia, que Fernando sabe escudriñar como nadie.
Ahora, hace unos días, ha terminado en Diario de Cádiz, una serie de seis formidables capítulos sobre la casa palacio de Lazaga, desnudando y sacando a la luz -como en él es habitual- elementos muy interesantes y desconocidos, puestos gratuitamente al alcance del conocimiento de todos.
Y permitidme una vez más, que esta efeméride me haga recordar y vuelva a romper una lanza a favor de este historiador nuestro tan eficiente, antes que se nos vaya. Y como ciudadano, pido por favor nuevamente y públicamente desde aquí al Ayuntamiento de esta ciudad, porque así creo saber que se lo prometieron, para que consideren la conveniencia de contratarlo, por lo eficaz que resultaría su actuación en los asuntos patrimoniales relacionados con los hechos y la historia de nuestra ciudad. Pienso que igual que se contrata otras -cosas- también se podría contratar ésta.
Hablar de trabajo en una época en la que está ciertamente escaso no sólo en la Isla, sino en todo el país y para todas las gentes en general, incluso para los emprendedores (y éste lo es), resulta cuanto menos incómoda, pero en este caso concreto -insisto- hay que considerarlo, porque viene de muy lejos y de promesas incumplidas.
Y volviendo a la festividad, desearle a la Real, Venerable y Franciscana Hermandad de la Divina Pastora de las Almas Coronada, un feliz y devoto día en su recorrido procesional, que seguramente será emotivo como ya nos tiene acostumbrados, esta popular, fervorosa y singular hermandad del barrio de La Pastora. DIARIO Bahía de Cádiz