Fin de semana de lluvias, de lluvias y… de cónclaves, que no deja de ser una forma de pasar el fin de semana viendo el patio desde la ventana de tu salón de la casa, al buen abrigo.
Hemos tenido de todo, pan y rosas, circo y toros, agua y viento, y hasta crónicas escritas antes de que se produjeran los acontecimientos, como si fueran guiones del deseo de quien escribe, en algunos de los casos por la urgencia de la inmediatez periodística; en otros, simplemente porque da lo mismo, el objetivo de la crónica es otra que contar lo que pasa. De cualquier forma, ha sido un fin de semana en el que se ha podido comparar, casi al minuto, las diferentes realidades, de las diferentes formas de entender lo que se viene llamando “el hacer política”.
Llegan al salón del pleno congresual con confesiones de corruptores o corruptos, no lo tengo claro, como tarjetas de visita; aclaman a una Rita Barbera -apartada por corrupta y a la que un trabajo excesivo de su hígado la llevo a mejor vida-, como ejemplo de “entrega”. Alguno, entre ellos, habla de pucherazo manifiesto en votaciones, pero es el partido del “orden”, del sacrificio, el que mejor representa a esta España, a mucha España y a sus habitantes, al menos eso dicen.
Alcaldes, diputados, presidentes de diputaciones -a propósito, sigo sin saber muy bien para que sirven las diputaciones, aunque algo intuyo-, concejales de equipos de gobierno y concejales en la oposición, vamos que ninguno se pasa un mes que no se lleve como media tres mil euros al bolsillo como sueldo, pero allí están dando todo por Susana, el nuevo mirlo blanco, la esperanza de que en este país… para que no cambie nada. Y yo entiendo su presencia y comedida adhesión al besamanos organizado desde instituciones publicas, que todos queremos salir en la foto, sin movernos, que todos queremos seguir cobrando.
Llevaban semanas poniendo más vísceras encima de la mesa que razones, calentando motores, voceros oficiales y voceros espontáneos de dentro y de fuera a partes iguales; pero llegó la gente -unos ciento cincuenta mil, que no está nada mal-, y, como decía la canción de Carlos Puebla, “mando parar”.
Trabajadores de Telemadrid afectados por el último ERE, trabajadores de Coca-Cola, activistas de mareas y plataformas cívicas… acudieron con la tranquilidad de no ser acosados y expulsados de un congreso de un partido por parte de los servicios de orden, estaban en su casa.
No sá si habrán entendido el mensaje, más nos vale que sí, pero me temo que, si hasta ahora ha habido campañas, difamaciones, operaciones parapoliciales…, a partir de ahora estas van a parecer cosas de aficionados, lo más duro está por venir a partir de hoy mismo. Así que no queda otra que hacer posible “días de pan y de rosas”. DIARIO Bahía de Cádiz Fermín Aparicio