¿Papá quiero ser político? Fue la pregunta que hace tiempo le hacía un hijo a su padre. Y esto ocurría en un ambiente familiar y coloquial recogido del pueblo llano, que ahora intento reproducir en este artículo sin perder un ápice de lo que oí en aquella ocasión no sin antes aclarar, que presuntamente cualquier parecido con la realidad tal vez puede que sea una pura coincidencia.
Pues resultó ser verdad como un joven en edad de elegir una carrera y de orientar su vida futura, le decía a su padre lo dicho: ¡Que quería ser político! Y éste le respondía:
No hijo, no… Los políticos hoy en día y en general están mal vistos y desprestigiados… Aunque también los hay bastantes eficientes y preparados que trabajan por la prosperidad de una ciudad y de sus ciudadanos.
… Pero mira hijo, prefiero que seas docente para impartir una buena enseñanza que tanta falta nos hace. O tal vez médico que curan y salvan vidas. O cualquier otra carrera o profesión cuyo fin y objetivo sea el humanitario al servicio del bien común y del bienestar de la sociedad.
… Papá -le contestaba el hijo- ¿Es que acaso el político no cumple con esos perfiles? …Naturalmente que sí continuaba hablando el padre… Y si me apuras hijo mío, tanto o más si cabe que las demás profesiones juntas… Sin embargo “el sistema” los aparta de la realidad y de poder desarrollar sus propios propósitos y objetivos… Y así, créeme, es como funciona esto, hijo mío…
No, no… Respondió de nuevo el joven… Papá a pesar de todo lo que me dices quiero ser político y te explico por qué: mira, no tengo que poseer una carrera necesariamente para ejercerlo aunque soy consciente de que existe la de Ciencias Políticas por donde creo que deberían pasar al menos, los que realmente desean formarse seriamente para dedicarse a ello, de verdad… Pero papá, ahora solamente basta con afiliarse a un partido, conocer y hacer amistades, ser simpático y agradable, introducirte en el ambiente y conseguir figurar en las listas electorales… Y si sales elegido y no tienes conocimiento del cargo que te ha caído en suerte, te colocan a un asesor para que dirija el trabajo… Tampoco tengo un horario específico ni riguroso control del mismo… Los sueldos, dietas y comisiones no están sujetos a ningún tipo de convenio, salvo lo que decidamos entre nosotros mismos… Asisto a todas las reuniones, actos y ágapes apareciendo en la mayoría de las fotos posibles y en los medios… Uso el teléfono a pierna suelta y no sé de la factura… Además de tener impunidad, blindajes y otras prebendas.
¿Qué tal papá? ¿Qué te parece si lo comparamos con cualquiera de esas carreras, que me propones dónde al final después de estudiar y de gastar mucho dinero en libros, créditos y matriculas más los viajes, alquileres o las cuotas de las residencias -si se trata de hacer una carrera fuera de la localidad- para que al final de tantos sacrificios, solamente sirva para colgar un título en la pared?
… Hijo -le respondía el padre- sigo insistiéndote en mi consejo y aunque lo que me cuentas, afortunadamente no representan a todos los políticos, sino sólo a una parte de ellos qué no me gusta llamarla como dicen algunos. Sí he de admitir, que en su conjunto han establecido unas reglas del mal llamado juego democrático en donde los insultos y las descalificaciones priman sobre los aportes de medidas y soluciones… Y lo han invadido todo con la tolerancia de unos ciudadanos y la connivencia de otros… Y no cambian las leyes como la electoral entre otras, porque ni a unos ni a otros les interesan… Y además si me apuras, después de los rifis-rafes de los debates -las copas- se las toman juntos…
… Pero a pesar de esto, insisto nuevamente hijo… Y te advierto que tu forma de pensar, no me gusta nada en absoluto y además hace un flaco favor al sistema y a la democracia… Los políticos, hijo… Son necesarios para el gobierno de un país, eso sí, políticos que sean responsables, trabajadores y honrados. Y si son desprestigiados por las actuaciones inmorales de los aprovechados, corruptos y desvergonzados -qué a éstos- les caigan todo el peso de la Ley por igual, sin miramientos, reparos ni contemplaciones…
… Por eso hijo mío, visto todo lo que me explica bajo tu perspectiva, que desde luego no comparto… No obstante cierro mis ojos ante tantas incongruencias, incluida la tuya y aún a mi pesar te digo: hazte político, querido hijo… Y que Dios reparta suerte. Eso sí. ¡Salvándose el que pueda! DIARIO Bahía de Cádiz