“Se ha de ser muy despreciable, para actuar de esa manera contra estas personas, dejando a muchas en la más ruin de las miserias”.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 45/106, de fecha 14 de diciembre de 1990, designó al 1 de octubre, como Día Internacional de las Personas de Edad. Al ser conscientes de que, actualmente, “son casi 700 millones de personas mayores de 60 años las que existe. Pero para el 2050 se calcula que serán unos 2.000 millones de personas con 60 años o más”. Por ello, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el apartado de antecedentes, sobre la situación actual y problemas. Considera o establece, entre otros asuntos, el enfoque de medidas adoptadas por los países, acerca de sus prioridades sobre las diferentes funciones que desempeñan estas personas en el seno familiar y en la sociedad en general. Destacando el gran papel desarrollado por la mujer, a pesar de las desigualdades con las que se ha tenido que enfrentar.
¡Bendito sea!, por tanto, tal reconocimiento. Pero más bendito será, si las políticas internacionales van encaminadas a ofrecer a estas personas, los servicios e instalaciones adecuadas, para que mantengan una vida digna. Porque “las diferentes circunstancias que conforman la vida de los hombres y las mujeres de edad son fruto de toda una vida de experiencias. Una buena salud, seguridad económica, una vivienda adecuada, un entorno propicio… elementos fundamentales para envejecer con dignidad; sin embargo, obtenerlos depende de decisiones y elecciones solo en parte determinadas por la persona individual, La recuperación de las desigualdades de género en la educación y el empleo se vuelve más marcada entre las personas de edad…”.
Llegado hasta aquí, debo decir que, el pasado jueves, 1 de octubre, fue uno de esos días que se me quedará marcado por diversos motivos. Porque, al tener conocimiento de dicha conmemoración. A las 08,00 horas de la mañana, llevé a mi madre, de 85 años de edad, a la consulta periódica de su médico familiar en el Ambulatorio Menéndez Tolosa de Algeciras. Estando, según el resultado de la analítica realizada, muy bien a pesar de su edad. Habiendo llevado una vida ordenada y sana, a pesar de las fatigas que tuvo que pasar, para sacar a mis 5 hermanos y a mí para adelante, en esos años de la posguerra española del 36. Donde la hambruna y las necesidades brotaban por todos los rincones de España. Pero, afortunadamente, en las últimas décadas ha disfrutado de muy buena calidad de vida, habiéndole podido proporcionar vida a sus años, y no años a su vida.
Aunque, como es ley natural, cuando la contemplo sin que ella se percate. Siento el discurrir de la intensidad de la llama que la ilumina. Compungiéndome, cada vez que, la observo insegura y débil ante la depredadora selva donde habitamos. Porque en el transcurrir de los años, las fuerzas físicas y facultades mentales van mermando. Y la piedad escasea, por parte de los malvados que, abusan con mil y una artimañas, de estas personas de cierta edad. Sin que el poder político haya hecho lo adecuado para cumplir los objetivos acerca del bienestar de unos seres, que lo han dado todo por esta España.
Por ello, no puedo por menos que recordar, como el incompetente Gobierno español del PP de Mariano Rajoy, no ha ejercido con carácter de urgencias, para que a las personas mayores, que fueron estafadas con las preferentes bancarias, les devuelvan hasta el último céntimo que le hurtaron con alevosía y ensañamiento, aprovechándose de su ignorancia e indefensión. Sin embargo, a través de reales decretos, impusieron entre otras leyes mordazas, una para reprimir económicamente y penalmente, entre ellos, a los yayoflautas que se manifestaron pacíficamente ante entidades bancarias o públicas, reclamando lo que legalmente les corresponde. Al haberles mangado los chorizos de guante blanco de este corrupto sistema, todo los ahorros conseguidos con mucho esfuerzo trabajando de sol a sol.
Siendo incomprensible que, elementos que han llevado a cabo tal barbarie, sigan impunes sin que les caiga encima todo el peso de la Ley. Porque se ha de ser muy despreciable, para actuar de esa manera contra estas personas, dejando a muchas en la más ruin de las miserias. Sufriendo algunos una alarmante merma de salud, al no poder soportar tal ilegalidad. Consecuentemente, me indignan de tal manera, los que en vez de hacerles la vida más fácil y llevadera, se dedican también a asustarlos en los comicios electorales y en otros temas. Debiendo destacar, el gran papel que han desempeñado en la sociedad española, socorriendo a algunos de sus miembros sin recursos económicos por falta de empleo, como consecuencia de la grave crisis económica existente… DIARIO Bahía de Cádiz