Ahora, con la nueva adaptación a la tecnología digital, aparece en la televisión un aviso rotundo cuando estás sintonizando canales: “La Sexta va a desaparecer”, “Antena 3 va a desaparecer”, “Nova va a desaparecer”, “Neox va a desaparecer”. “Resintoniza tu televisión”. ¡Dios mío! ¡El fin del mundo se adelanta y yo con estos pelos! ¿Qué voy a hacer si todas esas cadenas desaparecen? ¿Qué hago con mi vida? ¡Arsénico, por compasión! O no, mejor me resintonizo.
Si Antena 3 desapareciera, ya no podría contemplar cómo manipulan una entrevista que Jordi Évole le hizo a Pablo Iglesias (el de Podemos, el nuevo Lucifer) en La Sexta. Es curioso, La Sexta es, como Antena 3, del grupo Atresmedia, con Planeta al fondo. Y una manipula lo que hace su hermana de mercado, una juega a ser progre (La Sexta) y la otra juega a ser más “de orden”, hay para todo en la viña del señor Mediático, para darle carnaza a unos y a otros con tal de ingresar pasta.
Si cierran La Sexta ya no podré ver cómo El Gran Wyoming se mete una noche y otra con el PP. Está ya pasadito el Wyoming éste o los guionistas que le ponen los papeles por delante en El intermedio: casi siempre los malos son el PP y la Iglesia. Pero es divertido comprobar cómo te adoctrinan, unos hacia el huevo pasado por agua (PSOE) y otros hacia el huevo duro (PP).
¿Y Nova? ¿Cómo me van a cerrar Nova? Cuando termino de trabajar en mi estudio y ya no puedo más con mis molestias de espalda y cervicales, me tiro en el sofá y suelo terminar viendo Nova. Es muy divertida, casi todas las noches “pasan” una película feminista. La mujer protagonista lo hace todo ella sola. Si le raptan al hijo, se entera la moza de quién ha sido, investiga a fondo, localiza a los malos, si tiene que pilotar una avioneta, la pilota, si tiene que aprender a manejar una metralleta, aprende. Y localiza a los malos –que, claro, suelen ser hombres más alguna mujer mala para disimular- se los carga a todos y se lleva a su hijo al parque de atracciones más cercano. No le da a una ni a otro ni un ataque de ansiedad, ni un shock, nada, no pasan un tiempo en el hospital tomando benzodiacepinas. No, se van de parranda y te quiero mucho mamá, te quiero mucho, hijito. Fin de la historia.
Por supuesto, el marido es imbécil, no se entera de nada. Y la policía también, nunca hace lo necesario con tanta exigencia de pruebas, pruebas, hechos, hechos. Quítate ya de ahí, mierda de poli, dice la superwoman, y ella sola lo arregla todo, se salta la ley pero el fin –el amor- justifica los medios. Ya lo sé, voy a intentar hacerlo yo si lo necesito, a ver qué me pasa aunque todo me saldrá mal porque soy varón. La policía siempre llega al final, se oye la sirena de los cojones cuando ya todo está resuelto. Los polis se limitan a recoger los cadáveres que han dejado por ahí, allá o acullá entre la madre y el niño, por supuesto en defensa propia.
En conclusión, ¿cómo me voy a privar de tan gran espectáculo formativo y cognitivo?, ¿cómo me voy a salir del mundo?, ¿cómo me voy a negar a ser adoctrinado según el pensamiento postmoderno? Y Neox, ¿cómo perderse a Los Simpson, con esa madre siempre tan lista pero tan frustrada que nunca hace nada para salir del atasco y ese padre tan bobalicón? ¿Cómo voy a renunciar a saber que los Estados Unidos son el mejor país del mundo porque ellos mismos se critican en sus defectos, eso sí, sin hacer nada para paliarlos porque viven de eso?
Que no se preocupen los dueños de las televisiones, ya estoy en proceso de resintonización, no me imagino una vida sin tele y menos sin las cadenas mencionadas y sin los programas mentados, tan divertidos y educativos. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig