“La ilusión no es ni más ni menos que una agradable aberración de la esperanza”. Severo Catalina.
No sabíamos que, al nuevo secretario general de PSOE, le hubieran nombrado para ser el que asesorara a toda Europa, dígase UE, sobre las medidas que se tenían que tomar para salvarla y de paso salvar a España. Puede que este señor se considere un enterado en materia económica y puede, también, que se haya creído que los mandatarios europeos, representados en el Parlamento Europeo de Bruselas, estuvieran esperando su llegada al frente de los socialistas españoles, para que les dijera el rumbo que le tenían que dar a la economía de la zona euro, especialmente respecto a su propuesta de hacer una devaluación de la moneda europea para poder favorecer la disminución del desempleo. Puede que, este nombrado economista, se crea que en Europa están pendientes de sus proyectos para que, inmediatamente, decidan establecer unas condiciones favorables (llámense subvenciones ¿por qué tanto pudor cuando se trata de darles a las cosas sus verdaderos nombres?) para aquellas naciones que superen el 15% de paro. Claro que el señor Pedro Sánchez es un listillo y piensa que, proponiendo la medida para toda Europa, los “tontitos” de Bruselas se van a tragar el anzuelo.
Veamos, don Pedro ¿Le pasa a usted por la imaginación que, en la situación en la que ahora se encuentran algunos de los países más sólidos de Europa, estarían dispuestos a depreciar el euro o arbitrar medidas especiales para aquellos que no han reducido, por las causas que fueren, el paro? Pongamos el ejemplo de Alemania, donde una gran parte de sus ciudadanos ya están hartos de que siempre sea su país el que tenga que sacar las castañas del fuego a aquellos que están en dificultades; donde ya parece que se están haciendo pruebas para un posible regreso al marco y, ante el peligro de que el conflicto de Ucrania pudiera prolongarse o, incluso ir a más, perjudicando su comercio con Rusia, ¿estarían dispuestos a apechugar con más aportaciones al BCE para que los países que tienen el desempleo alto, como España o Grecia, pudieran reducirlo? ¿Ha pensado, don Pedro, lo que representaría para España, un país que depende en un 99% de la energía procedente de otras naciones, para mantener su economía productiva? Quizá piense que íbamos a pagar más barato el gas que nos llega de Argelia o el petróleo de los países árabes. Si el euro se deprecia, pagar la energía nos costaría, sin duda, mucho más caro.
Claro que, la demagogia, juega siempre un papel importante en las declaraciones del sucesor de Rubalcaba que parece que, al menos en este aspecto, le ha salido un alumno aventajado. Otra vez pide dinero a Europa para que subvencione planes de empleo juvenil y lo amplíe de los 25 hasta los 30 años. ¡Así señor mío no le necesitamos a usted ni a nadie!, porque, si es a base de que los demás nos ayuden o nos rescaten, como usted prefiera, dándonos más dinero o permitiendo que nos endeudemos más, hasta el más tonto de la clase puede hacerlo. Desde luego, no es pidiendo al resto de naciones más subvenciones la manera de que España progrese ( precisamente fue el señor Rodríguez Zapatero que, con sus políticas sociales de subvenciones, nos llevó al borde de la ruina y a un paso de ser rescatados); porque el único medio que existe para afrontar situaciones de crisis, como la que hemos pasado, es a base de sacrificios, estrecharse el cinturón y trabajando más y esforzándose para recuperar aquellos mercados que, con la recesión, se perdieron. No es tumbándose a la bartola y esperando que otros de fuera nos saquen de los apuros en los que la mala cabeza del gobierno socialista nos metió, como vamos a conseguir salir del abismo en el que los compañeros del señor Sánchez ¡No lo olvidemos nunca!, nos dejaron, cuando se fueron del gobierno.
El mercado de trabajo europeo ya está funcionando y muchos de nuestros trabajadores y estudiantes ya lo están experimentando. Lo que sucede es que, como en tantas otras materias, la competencia es mucha, los trabajadores y los licenciados que salen de nuestras universidades, en ocasiones, no están en condiciones de hacerles sombra a los del resto de naciones, en ocasiones mejor preparados y con más domino de lenguas, lo que produce que algunos deban regresar decepcionados por no haber conseguido la clase de trabajo a la que aspiraban.
No sé si el señor Pedro Sánchez hace tiempo que no sale a la calle o es que se ha empecinado en el mismo eslogan, sin tener en cuenta de que, aunque no muchos, ya se están notando cambios en la contratación de parados, quizá no suficientes o acaso no con contratos fijos, algo en lo que algunos sindicalistas se empeñan en resaltar ignorantes de que, aquello del puesto de trabajo garantizado ha dejado de ser una realidad, en todo el Mundo, para pasar a ser una mera quimera. No, señor Sánchez, no repita siempre el mismo estribillo, no se empeñe en pintar una situación catastrófica ( debida a ustedes , por supuesto) repitiendo aquello de :“la realidad de la calle es muy distinta, con un paro elevado, en cotas insoportables y con poco trabajo y precario” Si se empeña en ignorar los signos positivos, la financiación de nuestra deuda pública mucho más barata y sin tener problemas en colocarla; hasta el punto de que, cosa impensable hace unos años, se han llegado a vender a interés 0; cuando apenas hace dos años estábamos obligado a pagarla a más del 6% y con una prima de riesgo cercana a los 600 puntos. No lo haga porque sabe que está faltando a la verdad.
No es engañando al pueblo como un dirigente debe comportarse, a no ser que lo que intente sea, precisamente, crear una atmósfera enrarecida, aprovechándose de la ignorancia de muchos y de las evidentes dificultades de otros, para intentar pescar en aguas revueltas; aunque ello signifique estar obrando en contra de los intereses de España, de sus ciudadanos y de todos aquellos a los que aparenta querer ayudar. Cuando el señor P.Sánchez conmina al Gobierno a que “corrijan el mal rumbo de la economía en España y en Europa para dar prioridad a la creación de empleo” pretende dar a entender que tanto en España como en Europa no se están tomando medidas para acabar con la lacra del desempleo. Lo que sucede es que, para algunos se acaba con el desempleo mediante subvenciones por parte del Estado, como si a éste le salieran gratis y no tuviera que endeudarse cada día más para poder mantener un sistema insostenible y, para otros, se trata de ir creando las condiciones para que las empresas empiecen a recuperarse, los comercios se vayan animando y empiecen a resurgir y los emprendedores den los primeros pasos para que sus empresas vayan desarrollándose, algo que no se consigue de un día para otro y, como es natural, no resulta tan visible para la mayoría de la ciudadanía.
Las casas sin unos buenos cimientos, todo el mundo lo sabe, no son aquellas que duran más años, que se mantienen sólidas y que aguantan más tiempo dando servicio a sus moradores. El señor Sánchez utiliza los medios usados habitualmente por la izquierda, insistir en proponer planes de gobierno que, a poco que los analices (como fue su petición de establecer un salario mínimo para toda la población algo que, una vez evaluado resulto que iba a representar un coste de 144.000 millones de euros ¡casi nada!), resultan ser una mera utopía, un sueño irrealizable, que ningún gobierno, ni de derechas ni de izquierdas, sería capaz de sostener.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos extrañados como un economista de pro, mete la pata. DIARIO Bahía de Cádiz