Estoy de muy mala leche cuando escribo estas líneas. No debería escribir. “Cuando siento, no escribo”, decía Bécquer. Pues yo sí, ¡caramba!, yo quiero aplicarme la terapia de la escritura y utilizar los hombros de las personas que me lean para llenárselos de lágrimas. El derecho al pataleo queda, ¿verdad?
Y, ¿por qué estoy de muy mala leche? Por la sociedad líquida ésa que Bauman ha puesto de moda. Invente usted una expresión o un palabro y échese a dormir, como eso de la posverdad que ya estaba inventado pero como leemos poco, algún día alguien se presentará con una rueda y dirá que quiere patentarla. No recuerdo si Bauman especificó el tipo de líquido de la sociedad líquida pero para mí que debe ser ese líquido que sale de nuestro interior cuando tenemos gastroenteritis aguda. Un líquido corrosivo y pestilente en el que obligan a zambullirse a todo aquel que ose sacar los pies del océano podrido que es el pensamiento débil.
“Oiga, las reformas, poco a poco”. “No, llevamos años pasando necesidades en potencias mundiales que no deberían permitirlas, estamos hartos”. “Pues al líquido fetal, por sacar la cabeza”. “Oiga, que a los mexicanos el malo de Trump les quiere edificar un muro y yo creo que los más malos son los presidentes del PRI y del PAN que llevan años dejando que sea el narco el que más puestos de trabajo crea y por eso le cantan narcocorridos a los cabecillas. Son los presidentes los que tienen a México con más del 60 por ciento de la población en la pobreza y son magnates como Slim o Azcárraga los que ni se avergüenzan de que su país esté inundado de líquido fétido desde hace décadas”. “Es usted un demagogo, ahora el malo es Trump, tendrá usted que callar y volver al fondo del líquido”.
Quien diga que no le gusta el tratamiento que se le da al maltrato femenino porque extiende la brutalidad a todos los varones igual que todos los vascos pagaban las acciones de ETA, ¿incita al odio y al asesinato? ¿Lo mandan al líquido? Quien crea que no es conveniente dar asilo a los migrantes, ¿es un fascista, xenófobo, racista? Quien estime que no se puede premiar con becas a un estudiante con suspensos, ¿es un elitista anti-igualdad? Quien opine que el aborto es un asesinato, ¿es un reaccionario y debe ir al líquido? Quien crea que el sistema de mercado es el culpable de casi todo, ¿es un anacrónico?
Si es así, mejor se queda uno en casa, aislándose de esta sociedad muerta, llena de cadáveres flotando en un líquido inmundo de formol. Curándose de su mala leche. DIARIO Bahía de Cádiz