Hay madres que son políticamente correctas. Se llevan bien con todo el mundo, no tienen enemigas y la profesora del año les parece la persona más maravillosa. No creo en eso, fíjense bien, que hasta me escama. Todos tenemos filias y fobias y éstos que no se menean, lo mismo es que le dan al papel de calco. Dicen que ellas no se van a pelear con nadie por sus hijos, entonces dime, qué motivo hay en la vida para pelear que sea más importante que tus hijos. Cien años viviré y me quedaré a cuartos, porque las gónadas es lo que tienen que te dan vida y muerte. Los hijos no te resbalan como lluvia, sino que te cuecen y te mecen, hasta que te mueres.
Los de la campaña política son algunas veces como las madres que ordenan las clases y las decoran para que el niño caiga bien a la maestra. Ya me ven, yo soy de rafia escocida, de mancuernas bajas y de mente puñetera, por eso no creo que tenga que hacerle la pelota a nadie, sino que con ser educados ya nos vale. Sé de gente que ha ido pegando patadas a maestras, físicamente hablando, con posterior juicio, en el que la maestra admitió haberse cebado dando coscorrones al crío. Son desgracias educativas y sobre todo anormalidades del sistema, porque si alguien no nos gusta, no le pegamos, sino que le echamos de nuestra vida, quitándole nuestra confianza, o bien denunciándole.
Pero es época de campaña, también para las madres que se afanan como hormigas bien dispuestas, y andan por ahí a golpe de espumillón, villancicos y chocolate calentito, por ver si las plazas de la universidad bajan a golpe de cántico.
La camiseta del Basquet Valencia es poco más que un eslogan, porque aquí cultura del esfuerzo poca, que se nos enterraron los abueletes en las cunetas solos y no recordamos la emigración forzosa, que por eso la hemos heredado en nuestros hijos.
Preferimos las clases de lo que sea antes que dar refuerzo educativo y meternos nicotina en los pulmones, antes que comprar lápices y gomas de borrar.
Estamos en campaña ya se lo digo, los cojuelos andan sueltos y las vírgenes locas, las paredes empapeladas, las farolas con faldas largas y los españoles embotados, que es mucho digerir unas generales con navidades incluidas.
Hay políticos que son correctos siempre, sin fuelle, sin labia, solo agradar al ciento, como madres perfectas con su pelo plisado de la plancha y las medias negras.
Palomitas sin anís, para empolvar la nariz de un pequeño mocoso. Corrillones del mes de diciembre, con páginas arrancadas al calendario virtual y amigos que no abrazan, porque solo tienen emoticones en los wassap.
Tiempos que traen nostalgias que nos camelamos con polvorones sin azúcar, pucheros sin careta y niños sin colegio. Olvidados quedan ya los desahuciados, los de la pobreza energética y los que duermen el sueño eterno, a pie de cuneta. DIARIO Bahía de Cádiz