El año no comienza el 1 de enero, como pensábamos. Sino a primeros de septiembre.
Excepto algunos privilegiados (y por llevar la contraria) que pueden vacacionar en este mes con carácter de bisagra, el resto de los mortales nos planteamos muchas cosas y hacemos balance, por nosotros mismos, y por aquellos que no tienen la suerte de tener un trabajo al que regresar. Es inevitable tener los buenos propósitos muy presentes, sobre todo cuando empieza n a venderlos por fascículos.
Para servidora, este curso que empieza, como para todos, viene cargado de incertidumbre, y voluntad de que no se parezca en nada al anterior en muchos aspectos. Descorazona que no dependa de una, y que, como los virus que puedan estar al acecho, también puedan estarlo las experiencias nefastas. Pero dejaré la carga negativa en casa, y entraré en el primer trimestre con una sonrisa recién planchada, por qué no.
Les contaré algo muy personal: este verano he tenido la oportunidad de conocerme un poco mejor. Se trata de una tarea muy difícil. Agotadora. Y es porque casi siempre mostramos resistencia a reconocer ciertas debilidades, a asumir errores, e incluso, a ver claras las fortalezas. Vamos, que me he hecho a mí misma un análisis DAFO, como si mi existencia fuera una nueva empresa, que comienza su andadura reconstruyéndose los cimientos sobre las cenizas.
Sí. Suena extraño. Pero oigan, es útil saber cuáles son las debilidades concretas, las amenazas (que haberlas haylas, y muchas vienen de dentro), las fortalezas reales y las oportunidades. Esto de las oportunidades es interesante. Hay que saber verlas, distinguirlas y tener los redaños de aprovecharlas. No siempre es fácil, ya que muchas veces se confunden con alguna amenaza, y entonces, la debilidad provoca el bloqueo absoluto, con el cabreo posterior y la frustración por haber dejado pasar un momento importante.
Y es que las vacaciones deben servir para cargar la batería a tope, claro, pero también para dejarse aconsejar y escucharse a uno mismo con energía, ya que durante el curso es algo complicado que entre tanta prisa y tanto ruido podamos sentirnos la voz.
Hay personas que se han ido. Otras nuevas han llegado. Algunas, las que eran y son importantes, han regresado con sus propias conclusiones para mí, aportándome los datos que faltaban para mi estudio de mercado.
Ya tengo elaborado el informe completo. Y creo que mi empresa puede ser viable. Falta imprimirlo, hacerle varias copias para no perderlo, enviarlo a quien sea pertinente (o a quien me lo pida), y, después de un buen desayuno que se lleve el sueño y el miedo, salir a escena, a ver que me encuentro.
A todos les deseo éxito, fuerza y energía para afrontar todo lo que venga. Caminen con paso firme, sean asertivos (me encanta este concepto) y tómense un tiempo para escuchar la propia voz, y dialogar, por qué no. Todo comienza (o eso parece). Queda inaugurada la empresa.
Salud. Y ya me contarán. DIARIO Bahía de Cádiz