Es fácil ver los toros desde la barrera y discutir, disertar y argumentar cuando estás en la otra parte contratante, cuando te han educado para ser un sujeto y no un objeto, cuando te cuentan desde que naciste que tienes que sentirte orgulloso de ti mismo y no de la persona con la que te compartas tu vida.
Es fácil relacionarte con los demás y no tener que ser observado y juzgado constantemente en función de una caprichosa combinación de cromosomas y del tamaño y forma de tus características sexuales secundarias.
Debe resultar cómodo que nadie interprete tu humor, tu forma de dirigir un equipo, tu manera de discutir o tus argumentos como el resultado de una insatisfacción sexual o el momento del mes en que se produzca.
También debe aliviar que tu dignidad y decencia como persona dependan únicamente de tu comportamiento ético y no de las relaciones que establezcas con fines gratos y placenteros. Debe ser ciertamente agradable no tener que explicar constantemente cada paso que das.
Cada mujer maltratada, violentada, obligada a casarse, mutilada impunemente, todas y cada una de ellas hacen que el día 8 de marzo siga teniendo plena razón de ser. Todas y cada una de nosotras debemos ser parte activa en la erradicación de esta lacra.
Cada estúpida frase machista que riamos se vuelve contra nuestras hijas y contra las hijas de nuestras hijas. Cada niña y mujer del mundo es responsabilidad de todas. Es cosa nuestra. Desde el momento que miremos hacia otro lado o eduquemos a las niñas para ser complacientes y sumisas, estaremos colaborando con la barbarie.
Y por favor os lo pido, cada vez que pronunciéis la estúpida frase de “yo no soy feminista, soy femenina” hacéroslo mirar, entre otras cosas porque el resto de las mujeres merecemos un respeto. DIARIO Bahía de Cádiz