Pensaba yo que los tópicos y las explicaciones facilonas eran propias de gente con pocos recursos neuronales o formativos. Pensaba yo, malament, que las cosas serias debían de tener causas serias, necesidades serias…, consecuencias serias. Pensaba y recordaba las palabras de Ramón de Campoamor, “si quieres ser feliz como me dices, no analices”, para quitarme la amarga sensación que ayer me acompañó todo el día.
Me dolieron ayer las lágrimas de alegría y emoción de los catalanes que vi en los innumerables programas televisivos. No sé por qué, pero su llamada a la “libertad del pueblo catalán” me dolió mucho más que su intento independentista, muy licito por otra parte, aunque incomprensible para mí. No es un análisis político lo que pretendo hacer. Mi opinión es sólo una opinión mas, ni suma ni resta, pero volver una y otra vez con el mismo mantra sobre Andalucía empieza a resultar molesto.
Jordi Evolé presentó anoche un programa especial de su famoso “Salvados” sobre todo el asunto y entrevistó, entre otros, a Lluis Llach; cuyo discurso resultaba coherente hasta que los benditos EREs salieron a colación.
¿De verdad se creen todo esto? ¿De verdad ha calado esta propaganda maniquea? ¿Somos todos tan sumamente simples como para creernos todas estas falacias? ¿Cómo se atreven a seguir con el temita andaluz con la que tienen encima? ¿Puyol y sus hijitos son de Cádiz, de Sevilla, de Málaga? ¿El Palau está en Córdoba? ¿Qué me estáis contando?
Pueden interpretar la historia como quieran, yo llevo grabado a fuego lo que me inculcaron mis mayores y nunca me quedo con la versión oficial, nunca. Busco, contrasto y leo y releo. Cuarenta años de mentiras históricas fueron suficientes para adiestrar la curiosidad más allá de lo que nos querían vender.
Tampoco cuestiono ni desapruebo que haya catalanes que no se sientan españoles, que haya un sector de su sociedad que quiera ser independiente. Me parece legítimo y no creo que sea ninguna desgracia. Tampoco comulgo con los que salen a la calle a gritar que “Cataluña es España” ni zarandajas similares. Lo que me parece es muy poco práctica toda esta movida, para ellos y para el resto de España. Pero esa es mi opinión, insisto.
Lo que me enerva es esa utilización del tema andaluz, lo que me saca de mis casillas es la utilización por los políticos catalanes de las miserias del campo andaluz, de las carencias de Andalucía. Si quieren ser lo que quieran ser es su problema, si quieren justificar lo injustificable es su tema, no necesitan recurrir a machacar a nadie como si estuviéramos en el patio de un colegio. ¿No tienen otros argumentos?
Señor Mas, Oriol y compaña, Andalucía no les debe absolutamente NADA. Ni a ustedes, ni al pueblo catalán, ni a ningún pueblo. Andalucía es mucho más que todos los tópicos que ustedes manejan. No somos más que nadie, pero tampoco menos. Yo conozco Cataluña, de cabo a rabo, cosa que ustedes seguramente no podrán decir de Andalucía. No tienen obligación de conocerla, pero entonces no hablen de ella ni de los andaluces, no tienen autoridad moral para ello. Decidan su futuro, están en su derecho. Laven sus miserias, pero no a costa de las nuestras.
Si de verdad creen que los andaluces viven de su aportación al Estado, si de verdad creen que aquí nos dedicamos a dilapidar en los bares el resultado de sus esfuerzos, entonces les recomendaría no sólo que viajaran más, también que volvieran a hacer la EGB desde primero y dejaran de insultar a la inteligencia de los que les escuchan.
Creo que hay pocos pueblos en este país más críticos consigo mismos que los andaluces y me precio de conocer todas y cada una de las Comunidades Autónomas que lo componen (provincia a provincia, es más), no en vano he vivido durante años en muchas de ellas. Tal vez esa sea la clave para deshacerse de prejuicios. Conocer. Tal vez esa sea su ventaja, jugar con el desconocimiento de los demás, retorcer la verdad caiga quien caiga, ofendan a quien ofendan. Machaquen a quien machaquen. Qué más da, lo mío es más importante ¿verdad? Lamento profundamente constatar que conciudadanos míos sientan que no son libres, que necesiten quitarse el lastre andaluz que les impide avanzar; y lamento mucho más que se crean semejante patraña, créanme.
Por todo ello, querido Lluis, al margen de la admiración que toda mi vida he sentido por ti, me vas a permitir que desde mi rincón del mundo, desde mi luminosa isla mágica, te pida que a partir de ahora tengas un poco más de respeto por la verdad, por la inteligencia y por esta tierra. Te recuerdo que todos sabemos cuáles fueron los polvos de donde vienen estos lodos y poco tienen que ver en ello los andaluces. Si te sientes mejor pensando que el profe te tiene manía y que la culpa de todo lo que te pasa es de los otros, tú mismo.
Así que me voy a tomar un vinito en la terraza de un bareto frente al mar. Curiosamente, con mi dinero. Libremente. Por mi, por España y por la Humanidad.
¡Qué buen día hace collons! DIARIO Bahía de Cádiz
Felicidades por su artículo; lo comparto totalamente.