… Y llegando a Cádiz, al bajar por la Cuesta de las Calesas, parecía que iba a meterse directamente en el mar en aquel puerto entonces abierto cuyas boyas de amarres se tocaba con la mano. Otro medio era el autobús de Comes, que se conocía popularmente como “la carterilla” y el tren, aquel tren de vagones incómodos de madera. Con el paso del tiempo algunos de estos medios cambiaron y se modernizaron incluso los autobuses llegaron a circular con dos pisos.
Los 3.100 años transcurridos hasta nuestro días dieron lugar a la existencia de los procesos de las guerras púnicas, la romanización de Iberia, el descubrimiento de América, la batalla del Salado (una de las más importante dentro de la Reconquista) nombre que toma del río en el término de Tarifa (nacimiento de dicho río) y en donde se celebró dicha batalla entre Alfonso XI y Abu Al-Hassan Ali de Marruecos de la que resultó este último derrotado. La batalla de Trafalgar en los Caños de Meca de Vejer de la Frontera entonces (hoy de Barbate), fue el escenario principal situado entre los cabos de su nombre y Tarifa y está considerada como una de las batallas más importante del siglo XIX entre España junto con Francia frente a Inglaterra.
Destacar también y como no, que la gesta de la defensa que se hizo del único reducto y baluarte de suelo patrio que el invasor francés no pudo pisar en su pretendida conquista a Cádiz por tierra la encontró firmemente en el mítico Puente Zuazo de la Isla. Y para perpetuar esta gesta, en el lugar y sitio de dicho puente, sobre un resto existente que ha quedado después del trazado de las obras del tren tranvía de la Bahía, viniendo de Chiclana a su paso por San Fernando, que lamentablemente sepultó a la Batería de Alburquerque para favorecer dicho trazado, el Ayuntamiento isleño tiene colocada una placa conmemorativa testimoniando así este hecho tan transcendental como histórico para nuestra historia local y la de España. Y como consecuencias, Cádiz y San Fernando se convirtió en una Isla inexpugnable por tierra y por mar. Y por eso había otra placa que se fue con la obra que decía algo parecido a: ¡Visitante acaba de pisar un trozo del suelo patrio que no pudo pisar el francés! Y en Cádiz no digamos: ¡Con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones!
La promulgación de la Constitución de 1810 en la Isla y la posterior y primera Constitución española de 1812 en Cádiz más conocida popularmente por la Pepa, fraguó todas las consecuencias de la libertad, el periodismo, la Lotería nacional, el liberalismo, el despotismo, la ilustración y todos los demás sucesos y tantos otros acontecimientos, nacidos, vividos y ejecutados en San Fernando y en Cádiz qué, por la parte que nos toca y por lo que con tanta vehemencia se luchó y el talante de sus gentes defendió. Han hecho de este pequeño paquete de Gran Ciudad, la cuna y asentamiento de civilizaciones, de libertad, de unidad y de Patria, de cuyos procesos y salvando las distancias no sólo tendríamos hoy que aprender, sino seguir adaptándolos con los matices que aconsejen los tiempos o rectificando para no incurrir en los mismos errores o, al menos que nos sirvan de reflexión para evitarlos. Magnífica lección, que nos concede o nos proporciona la Historia con Mayúsculas, porque ahora mismo atravesamos una época de tambaleo histórico, que no sabemos hasta adónde nos puede llevar. ¡Basta repasar la historia! Para darnos cuenta de ¿Cuánto fuimos capaces de conquistar? ¿Cuánto nos queda hoy de aquello? ¿Y cuánto no supimos retener? ¿Seremos capaces alguna vez de la cordura, la sensatez, el trabajo unido y limpio, sin dobleces ni descalificaciones, sino con rigor, rectitud, honradez y solidaridad sin importar ideas ni intereses?
Cádiz ha sido espejo de similitud en Centro y Suramérica además de su parecido físico con Cuba (la copla dice que Cuba es como Cádiz, pero con más negritos). Cádiz también se significa por ser La Perla del mar entre dos masas de aguas inmensas frente a un Continente. Vigía y Faro del Estrecho en donde se contempla inevitablemente un trozo de suelo patrio tan nuestro y tan cerca como tan lejos. Cádiz abanico de posibilidades hacía las tierras del ultramar de la que guarda una fundada nostalgia de los años de prosperidad y de intercambios. Orgullosa y depositaria de dos de los viajes de Colón que partieron de Cádiz desde Sanlúcar de Barrameda, tierra del langostino y del agua de España como así denominaban los indígenas americanos al Fino de Jerez y a la Manzanilla de Sanlúcar. Cristóbal Colón partió de Sanlúcar de Barrameda en su segundo viaje a América en 1943 y en el cuarto también lo hizo desde el mismo lugar corriendo el año 1502. Es decir hace cinco siglos. Cinco siglos nada menos para la Reflexión!
Lord Byron célebre escritor y poeta inglés se quedó hechizado de Cádiz y la bautizó con el nombre de ‘La sirena del océano’. Así como de la belleza de sus mujeres y le compuso un poema poco conocido, pero muy ingenioso titulado ‘La chica de Cádiz’. Desde entonces han transcurrido cinco siglos y les invito a que vengan a contemplar no sólo a sus chicas, que también, y por cierto muy guapas, simpáticas y salerosas que son. Sino que vengan a encontrarse con tantos años de historia, con tanta cultura, pero sobre todo con tanta riqueza humana; la de un pueblo que vive, siente y se mueve en la calle con la sonrisa (un día sin sonrisa es un día perdido y éste puede ser el lema vital del gaditano) y el optimismo de saber que lo más importante de la vida es conocerse, intercambiar conocimientos, aprender de los demás y de nosotros mismos. Aprender de una universidad que es gratuita y se practica en la calle y que si en Cádiz suena bien no lo tomen ustedes a mal, es por la estrechez de sus calles que permite oír mejor la lección de cada semana. Lecciones que se dan gratis, porque aquí no hay vacaciones, hay clases todos los días, pero se dan con todo el amor y la entrega que ponen los gaditanos. Y de esa manera se aprende muy suave, mejor y sin darnos cuenta siquiera ¡Sí vengan a visitarnos! Y no le hagan caso a Lord Byron ni tampoco a lo descrito aquí, porque seguramente habré actuado vehemente y bajo la influencia de la parcialidad aunque no exenta de mi amor por Cádiz. Compruébenlo ustedes mismos y os seguro que no se arrepentirán cuando disfruten de nuestras playas, de nuestra Ciudad y de su provincia, de nuestros pescaítos y nuestros mariscos, de los platos típicos: piriñacas, pipirranas, caballitas caleteras asadas como la asan en Cái o con fideos. Y de la sopa de gato, de las tortillitas de camarones. O del salpicón de mariscos (¿de éstos cuántos?) y de los ostiones y erizos regados con los buenos caldos amarillos -el agua de España- como decían los indígenas americanos recién descubiertos. Así como de su famoso Carnaval y de su Semana Santa. Y después de emplear 11.403 palabras escritas en este reportaje. Pienso, que si tan sólo uno de los episodios aquí descritos haya calado, habrá merecido la pena. ¡Vengan a Cádiz y disfruten, no se arrepentirán! Por último permitidme decir lo que con singularidad manifiesta dice el pueblo gaditano. ¿Si los bebés maman de los pechos de sus madres? Cuando crezcan y ya sean adolecentes, jóvenes o adultos, qué vengan para seguir disfrutando mamando de los pechos de Cádiz. Y si una cosa lleva a la otra. Por eso dicen los gaditanos más enfáticos y tal vez no les falten razón, que aquí en el buen y más sano sentido de la palabra, hay que mamar. ¡Y esto, se lo aseguro, sí que no es carnaval! ¡¡Te esperamos!!
APÉNDICE
Finalmente -debo solicitar de nuevo no sólo mis disculpas- por haber pretendido pormenorizar detalladamente todos los resquicios -que he vivido- de este Cádiz cautivador y trimilenario de mis amores. Sino también de las posibles omisiones que anuncié al principio, de los errores que haya podido cometer y por haberme extendido demasiado en muchos acontecimientos relacionados directamente o indirectamente con la Ciudad. Aunque soy consciente también -que cuento bastante menos- de lo que Cádiz atesora y posee tan ricamente tanto como Ciudad como de sus gentes.
Y estas circunstancias unidas a su larga extensión -nueve capítulos- y 12.259 palabras exactamente invertidas, pueden que haya contribuido a que su lectura sea tal vez algo cansina, pero mantengo la seguridad que quizás haya sido necesaria para hacerla más dinámica, directa, doméstica y participativa.
Viviéndola además pasito a paso a la medida del avance de su lectura para podernos impregnar de nuestras propias emociones y de nuestros más íntimos sentimientos, pero visionándolas con amor desde un ángulo más general de participación cariñosa, afectiva y colectiva -donde cada ciudadano- se haya podido sentir reflejado con su tienda, su bar, su comercio, su iglesia, con sus edificios y con sus monumentos, con su barrio y sus gentes, con sus playas, su carnaval, su Semana Santa, con su infancia, su colegio y con su familia, incluso con su propia casa. Y en general con Cádiz mismo, ¡la gran casa de todos los gaditanos! Y sólo por eso, me queda la satisfacción de que si algo de cuanto se ha descrito -ha calado- aunque haya sido mínimamente ¡Gracias y bienvenido sea porque seguramente habrá merecido la pena! DIARIO Bahía de Cádiz