… seguir sin soslayar las de El Chato, Santibáñez y Torre Gorda (complejo militar) citado anteriormente. Todo ello dentro de su corto término municipal comparativamente con el de otras ciudades. A la residencia militar de cortadura también se llega saliendo de Cádiz tomando la carreta del paseo marítimo, que finaliza precisamente en dicha residencia incorporándose en ese punto a la carretera que viene de la Avenida citada anteriormente para seguir a San Fernando. Todo lo cual constituye un auténtico deleite y un verdadero placer como regalo de la naturaleza y también de la mano del hombre. Sin descuidar las vistas a la Bahía desde Puntales (cobijo junto con la Caleta de cientos de pequeñas embarcaciones: botes, chinchorros, canoas, etcéteras, dedicados a la pesca por la Bahía y las embarcaciones de recreo del Náutico o de Elcano) o paseando por la Avenida de la Paz visionando los dos puentes. Uno, convertido en el hermano menor -que abriéndose en su mitad- da paso al Arsenal de La Carraca en San Fernando por vía marítima. Y cuando está -cerrado- da acceso a Puerto Real como si fuera una vía terrestre sobre las aguas de la Bahía.
Y al mencionar Puerto Real tampoco se puede omitir lo encontrado en este término municipal con motivo del trazado del Ave ya que en sus excavaciones se descubrió otro trazado más antiguo todavía que resultó ser -el de la Vía Apia- que comunicaba Gades con el Imperio romano. Y muy cerca citar también el poblado de Doña Blanca en el término ya del Puerto de Santa María donde se supone que durante la época de su formación se encontraban las primitivas costas de Cádiz.
Y volviendo al puente tenemos muy cerca de él a su hermano mayor -el de La Pepa- en el decir de los gaditanos y todavía en fase de construcción aunque ya le queda poco para su impresionante y exitosa finalización, que se eleva majestuoso a escasa distancia de la costa. Y que si lo contemplamos desde la cafetería del Cortes Inglés parece con toda seguridad y con todos sus aparejos y su bagaje de enorme envergadura, que pretende entrar en ella. Pero después de tomarse su cafelito, es decir una vez acabado, constituirá otra moderna vía de comunicación terrestre sobre las aguas de la Bahía proporcionando sin duda a la capital una mayor fluidez en el tráfico, que condicionará ágilmente a través de una gran y nueva rotonda ya diseñada de entrada a la Ciudad y consecuentemente a todas las actividades profesionales y comerciales, no sólo de su entorno sino que sus efectos también alcanzarán a todas las de sus alrededores más próximos e inmediatos.
Y hasta aquí algo que no es poco de lo que significa pasear por la periferia o el extrarradio de esta maravillosa y singular Ciudad. Pero existe otro Cádiz interior, de Barrios y de Barriadas. Apetecible y ameno de conocer y también de pasear plácidamente por sus calles más importantes del centro o del casco histórico, artístico y patrimonial donde se aprecian edificios y comercios y viviendas cuyas fachadas de bellas estructuras y balconajes se encuentran rematadas en ocasiones con las clásicas almenas o los castilletes de las torres, que no restan bellezas sino que se las añaden fehacientemente. Ejemplos de estas casas palacios así consideradas son tales como La Casa de las Viudas, La Casa Lasquetty, La Casa de la Calle Sopranis nº 9, La Casa Estopiñán, La Casa de los Lilas, La Casa de las Cadenas, La Casa del Almirante, La Casa de la Contaduría, La Casa del Obispo. O edificios como el Ateneo, el Casino gaditano, El Museo Arqueológico y de Bellas Artes, El Palacio de la Diputación, las Cuatro Torres, el Mercado Central, el Palacio de Correos. El Rectorado, el Gran Teatro Falla, el Palacio de Congreso, La Comandancia de Marina, La Estación de Ferrocarril, el Ayuntamiento, La Aduana (tristemente desaparecida).
Ah! y citar aunque no se trate de un inmueble, la célebre e inevitable estatua de Segismundo Moret, trasladada varias veces de sitios y que ahora ha regresado a la Plaza de San Juan de Dios hasta nueva orden.
Y hablando de estatua y de monumentos, aplaudir al Ayuntamiento por la instalación en el Paseo de Canalejas de una estatua como primer monumento que se hace dedicado al más ilustre tuerto, manco y cojo marino de la Armada Española, Blas de Lezo (un medio hombre como así se le consideraba, pero grande en actitudes y hazañas). Blas de Lezo merece un capítulo aparte.
Y si seguimos con sus calles singulares llenas de vida citar La Calle Nueva y San Francisco y a escasos metros entre ambas calles, la bocacalle aledaña de la calle de Cristóbal Colón donde puede apreciarse el majestuoso, espléndido y rico portal flanqueados por cuatro (dos a dos) sobrias columnas salomónicas que sustentan el edificio que alberga hoy el archivo histórico provincial. Esta hermosa casa fue refugio de una procesión del Santísimo ante una intensa lluvia durante el reinado de Carlos II y en su favor y por orden de este monarca debido a este acto, se remodeló tal como la conocemos hoy. En antaño también se utilizó al parecer para contener todo el proceso administrativo, comercial de contratación y de comunicación con las Indias. Y en otra calle cercana y adyacente también a la anterior, la calle Montañés. En esta calle encontré a un gaditano de pro apellidado creo recordar Montero, muy identificado con todo lo significativo a Cádiz de su alma especialmente de lo relacionado con el mundo cofrade, que con la amabilidad y la hospitalidad que caracteriza y ejercen los gaditanos me informó de otras tantas anécdotas y recuerdos, unos conocidos y otros no. Pero volviendo a la citada calle he de destacar la Iglesia Monasterio de Nuestra Señora de la Piedad (Descalzas) flanqueada igualmente por un hermoso portal digno de admirar.
Y siguiendo con las calles adyacentes y cercana a ésta tomé un tramo próximo de la calle Cardenal Zapata que sale de la Plaza de Candelaria y otro que arranca de la Plaza de San Agustín, uniéndose ambos en la confluencia con la calle de José del Toro que, cruzando Columela y junto con la calle Novena y ésta partiendo a su vez desde la Plaza del Palillero; desembocan las dos en la calle Ancha, así denominada por tener algo de más anchura que las demás y orgullosa de poseer espléndidos y bellos edificios bien dispuestos y mejor aparejados e igualados en cuanto a niveles homogéneos de sus alturas. Calle que desde el 2010 se convirtió en la calle más taurina de Cádiz y más adelante sabrán por qué.
Y en el mismo entronque se encuentran las calles Barrié y Valverde cruzada por Novena. Y entre San Miguel, Barrie y Álvarez Burgos, El Teatro Cómico del Títeres de La Tía Norica ¿Y quién sospecharía que debajo de él, a unos oocho metros de profundidad, se encontrarían los restos arqueológicos de -Gadir- referidos en principio a dos calles y a ocho casas que datan del siglo IX A.C., con los cual dichos restos reafirman y acreditan sin ninguna duda la procedencia y la antigüedad fenicia de esta coqueta y misteriosa Ciudad? ¿Y si no -dicen los gaditanos- que se lo pregunten a Mutant el fenicio allí encontrado?).
Y muy cerquita en la calle Sacramento, la Torre Tavira y la Cámara Obscura. Así como San José, Cánovas del Castillo, San Pedro, Calderón de la Barca, Rosario, calle ésta bastante prolongada que cruza Columela y la calle Sagasta, que también cruza la ciudad pasando por Ancha desde el callejón del Tinte hasta el Campo del Sur. Y a propósito del callejón del Tinte esquina con la citada calle Sagasta. No se puede soslayar ni eludir citar la existencia de una casa de formidable fachada de piedra ostionera en su primera planta continuada en la segunda de mortero a la cal y rematada seguramente con los mejores balcones que se puedan contemplar en Cádiz. La casa en cuestión perteneció a un tal Elías Ahuja, un judío acaudalado que se afincó en la ciudad, como así lo recogí de la descripción fruto del boca a boca a mi requerimiento de otro señor viandante muy amable que caminaba junto a su perro, que sin ser de Cádiz… Continuará… DIARIO Bahía de Cádiz