A mí me la trae al fresco los tejemanejes políticos, porque me va más el invierno temprano que va calándome los huesos.
La cama se me ha quedado inmensa recordándome que hay alguien que ya nunca verá más series de terror conmigo, quejándose levemente de mi gusto unilateral y excluyente.
El colegio es peregrinación diaria con mártires embutidas en tacones de vértigo y ganas, muchas ganas, no sé bien de qué. Van dejando atrás malos rollos que se deslizan por el pavimento gastado del colegio Pinar Hondo. La Junta nos puso el año pasado hormigón nuevo, porque los niños se nos desbrozaban las rodillas en socavones nacidos de los inviernos lluviosos. Ahora las sufridoras nos recogemos en la entrada, porque los niños han crecido y a las niñas le han nacido mamellas donde antes llevaban la foto de los Gemeliers.
La vida ha cambiado levemente, cuadrándose en su curvatura imperfecta sin que tú la veas, porque aunque peleaste como león, te abatió sin darte tregua.
Cada mañana cuando despierto no recuerdo que te fuiste y soy feliz porque creo que estás, aunque solo sea en esa neblina que precede al despertar completo.
Hay noches felices en las que no mojo la almohada y encima puedo disfrutar con el cinemascope que regalan los sueños de imágenes muy gratas de ti y tu figura imponente, viniendo a mi encuentro. A la mañana siguiente, cuando me despierto, sonrió y me lleva un rato despegarme la felicidad de la boca.
Estamos bien porque sobrevivimos sin ti, echándote terriblemente de menos, pero aun así persistimos, continuamos y peleamos como nos enseñaste.
Nos la trae al fresco que Rita deje el partido o que siga aforada, porque nos importa más que sigamos marcando el paso, que no nos quedemos en el dolor de no tenerte.
No podemos pasar página como muchos nos aconsejan, porque sería olvidarte y eso sería peor que tenerte que ver morir de nuevo. No nos hemos plegado al dolor, ni podrido en la tristeza, pero aun así duele y escarnece.
Nos trae al fresco el futuro de Griñán porque no lo conocemos, ni es de nuestra familia, ni nunca nos sacó de un bache como para que ahora nos preocupe lo que pueda pasarle. La política nunca nos gustó más que para banderilla que puntear con una cervecita. Nunca fuimos gente de otra cosa que de trabajar, de gustarte estar en familia y de sacar adelante a los que dependían de nosotros.
Nunca me dejaste en la estacada, nunca me sentí perdida, ni sola, ni abandonada, pero ahora siento el miedo de Rita clavado en los huesos, la incertidumbre de Griñán y el desprecio, la ira y el enfado de todos a los que engañaron. Me he transmutado calcetín y pegado la vuelta sin tendedero, sin colada sucia, más que duelo de muerte y suplicio de continuar un empeño cuando he perdido al capitán de mi barco.
Ahora sí estoy perdida, dolida y enfadada, no como Rita con mi partido, sino con la perra de la vida que me ha clavado puñalada trapera. Ahora sí que temo al otoño, como Griñán, a los nubarrones que antes festejábamos porque nos traía suerte una llovizna como la que nos regaló el cielo, cuando nos casamos.
El invierno temprano se publicita en las mañanas heladas, sin cole de niños, sino instituto, con jóvenes cargadores de mochilas y acné, con madres recogidas ya en sus casas o libres para ir a su trabajo sin cochecitos de bebé, ni aulas matinales.
El tiempo se nos ha cargado en las espaldas, nos ha convidado de arrugas y ha ralentizado nuestros pasos. No te ha dejado hacerte viejo, para cogerte a mi paso, porque ha secado los corazones enamorados, porque tenía envidia de que nos quisiéramos tanto, de que nos importara un bledo la política y de que Rita y Griñán compartan primera plana, como Alien y Terminator, cara a cara. DIARIO Bahía de Cádiz