No sé si ustedes se habrán dado cuenta de que cada vez que en este país hay un problema realmente importante tiene que venir un asturiano a sacarles las castañas del fuego. Por tanto, desde esta humilde tribuna que semanal o quincenalmente (dependiendo de mi estado vital) se me brinda, quiero reivindicar el papel de los asturianos en la historia.
No sin razón, entre nuestros dichos populares esta aquel de “Asturias es España y lo demás tierra conquistada”. Ahí empezó todo. ¡Ocho siglos de guerritas contra el infiel y hasta que no llegó Don Pelayo ná de ná! Y ahora no me cuenten historias de que si la cultura árabe, que si el agua y los azulejos porque todo el mundo quería largarlos, y si no llega a ser por la batalla de Covadonga están ustedes todos haciendo el Ramadán. Además siempre se ha contado la batalla mal: los asturianos estaban abajo y el infiel arriba en la montaña y los sacamos a pedrada limpia porque cuando nos ponemos, nos ponemos.
Asturiano fue el primer rey de España y la primera capital del reino, como asturiano es David Villa que resulta que marcó cinco de los ocho goles que nos llevaron a ser campeones del mundo ¡tanto gol de Iniesta, tanto gol de Iniesta! Lo que pasa es que no nos gusta jactarnos por ser personas nobles ni andamos por ahí todo el santo día con nuestros “únicos y especiales hechos diferenciales” que si nos pusiéramos…
Tenemos idioma propio también, el bable, y lo habla quien quiere y quien no no lo habla. De gastronomía, días enteros les podía estar contando, el único sitio del país donde una ración es una ración y comen siete.
Y ahora, cuando el país se les hunde y aquí no hay quien gobierne nada, otra vez un asturiano a poner paz, sensatez y a llamar a las cosas por su nombre. Creo que deberían pensar en ello y dejarse de zarandajas. Siempre ahí, mirando por el bien común, sin delirios de grandeza ni veleidades independentistas, con lo que valemos.
Por todo ello, reivindico que el resto de nuestros conciudadanos sean conscientes del papel de los asturianos en la historia y traten de adoptar algunas de nuestras costumbres. Es imprescindible comer fabada con asiduidad para forjarse un carácter. Lo de andar levantando piedras, haciendo catellets o cantando coplillas está muy bien cómo diversión pero no te hace un hombre. De ahí otro de nuestros conocidos eslóganes patrios: “con fabes y sidrina non fai falta gasolina” (¿ven como es verdad que tenemos un idioma, pero como somos muy grandes encima se entiende?).
Las raciones de comida deben ser por norma el doble de lo que piensas que te vas a comer porque al final te lo terminas comiendo. “Solo del que come se puede esperar algo”, sentencian los sabios del lugar.
La tertulia y el cantar deben desplazar a cualquier deporte o fiesta nacional, y se debe ofrecer siempre un pincho, con che, con cualquier cervecina o vinin que te tomes. Lo siento por la hostelería pero si nosotros podemos, los demás también. En cuanto al himno prestamosvos la letra, non hay problema ningunu, que ni pa eso os ponéis d’acuerdu.
Lo, dicho fios, que aquí seguiremos tando pa lo que necesitéis, porque está visto que solinos no vos sabéis arreglar.
Seguiremos rezandoi a la Santina y eso que allá arriba somos tos la mar de ateos. DIARIO Bahía de Cádiz