Analiza si tienes todo lo que necesitas para ser feliz. Seguramente tengas trabajo y algún que otro lujo, pero el día se te hace noche habitualmente. En el lugar del que te hablo no falta de nada, salvo trabajo, entre otras cosas porque heredar sale caro y porque sus lujos nada tienen que ver con lo material.
Nada como sonreírle a la vida a pesar incluso de tener que hacer malabarismos para llegar a final de mes. Ahí también radica el arte de su gente, en ponerle al mal tiempo buena cara.
Da un problema a alguien de esta tierra y te lo devolverá con un lacito, hecho canción y con dos coloretes pintados en la cara. Sí, quizás sea un defecto, pero calcula el ahorro en terapias y psicólogos.
Andando se hace camino, y de eso saben mucho onubenses, sevillanos, malagueños, jiennenses, almerienses, cordobeses, granadinos y gaditanos, capaces de avanzar y sobrevivir a diario contra tópicos, vientos y mareas.
Lucir es complicado en esta tierra, donde tan mal se gestionan los recursos. Pero ahí radica precisamente el secreto, en saber brillar pese a los incompetentes, a pesar de la ineptitud reinante, salvando el egoísmo de tanto aprovechado, de quienes pasan de que sus paisanos sufran la penitencia por vivir en una tierra tachada de aprovechada por culpa de tanto ERE y tanto fondo para reptiles.
Única en su oferta turística, pero también original en su arte, patrimonio y manera de encarar la vida. El legado de romanos, fenicios y árabes dejó una herencia única, un sinfín de posibilidades, aunque para algunos la única salida sea emigrar en busca de algo de oxígeno.
Compañeros buenos de viaje tal vez es lo que más echamos de menos. Más liderazgo y menos egos harían mucho bien a esta tierra. Menos sillones de lujo y más sillas de nea, menos zapatos italianos con suelas intactas y más alpargatas desgastadas de pisar el campo, de ser mojadas por el agua del mar; menos mariscadas a costa de todos y más papas con chocos, menos refrescos con gas y caldos extranjeros y más Sherry o Montilla Moriles.
Indudablemente, su virtud es también su defecto, pues pintarse la cara de color esperanza a veces no llega para pedir lo que te corresponde por derecho propio. Tampoco basta con añadirle un poco de blanco. En ocasiones, si no se ve el color de la sangre, si no se huele, el resto te cataloga de conformista.
A veces se echa en falta más gente como Spiriman, alguien capaz de coger el testigo de Blas Infante, más allá de intereses partidistas. Y no, no vale rodearse de la blanca y verde por puro oportunismo propagandístico cuando llega el 28-F. Andalucía necesita a una mujer o a un hombre que quiera partirse la cara por hacer de esta tierra y su gente algo más que el cómico de turno de un país que no es lo que podría ser precisamente por no dar el sitio que merece a estas ocho provincias. ¡Feliz día de Andalucía, pero ojalá algún día podamos celebrarlo todo el año! DIARIO Bahía de Cádiz Carlos Alberto Cabrera