Un poco más de cuatro años después del corte de la primera chapa del programa (septiembre de 2019), Navantia ha entregado la cuarta corbeta (de las cinco contratadas inicialmente) a Arabia Saudí, bautizada como Jazan (botada en aguas de la Bahía de Cádiz en julio de 2021) , y como novedad, en el mismo país del controvertido cliente: una monarquía absolutista que no respeta los derechos humanos.
La entrega de las tres anteriores, Al-Jubail, Al-Diriyah y Hail, se formalizaba en los mismos astilleros de Navantia San Fernando (donde se ha llevado a cabo el grueso de la construcción) en marzo, julio y diciembre de 2022, respectivamente. Ya sólo quedaría uno de estos barcos de guerra por poner en manos de la Real Marina de Arabia Saudí, entrega programada para el año 2024, cumpliendo los plazos.
Así, por contrato, esta cuarta ceremonia se ha desarrollado en la base naval Rey Faisal, en Jeddah, con la participación del ministro de Defensa de Arabia Saudí, Príncipe Khalid bin Salman, y entre otros, del Jefe de Estado Mayor Fayyad bin Hamed al Ruwaili; del comandante de la Real Marina de Arabia Saudí, Fahad Bin Abdullah Al-Ghofaily; de la secretaria de Estado de Comercio del Gobierno español, Xiana Méndez; del Almirante Jefe de Personal de la Armada española, Gonzalo Sanz; y del presidente de Navantia, Ricardo Domínguez.
La corbeta, de nombre Jazan (la construcción 549 de la antigua Bazán isleña), fue transportada meses atrás a Jeddah (ciudad saudí a orillas del mar Rojo) en un barco especializado y allí se ha sometido a los últimos trabajos de construcción e integración de los sistemas, confirmando la capacidad de transferencia de tecnología (ToT) y localización de la producción por parte de Navantia a la joint venture SAMINavantia.
EL HISTÓRICO CONTRATO INCLUYE EL APOYO AL CICLO DE VIDA DE LAS CORBETAS DURANTE UN MÍNIMO DE CINCO AÑOS
Como las anteriores, esta corbeta tiene una eslora de 104 metros, una manga de 14 y capacidad para transportar a un total de 102 personas entre tripulación y pasaje: “se trata de uno de los buques más competitivos y capaces de su segmento, tal como se ha demostrado en las pruebas de mar”, venden desde Navantia.
El diseño de las corbetas (basadas en el programa Avante 2200, adaptadas a los requerimientos de Arabia Saudí) es de última generación, maximizando a la vez la participación de Navantia mediante la incorporación de productos propios, como el sistema de combate CATIZ, el sistema de comunicaciones integradas HERMESYS, la dirección de tiro DORNA, el Sistema Integrado de Control de Plataforma y el puente integrado MINERVA, junto con otros equipos desarrollados por la empresa estatal española bajo licencia, como los motores de MTU, las cajas reductoras de RENK.
El programa incluye, además de la construcción, el suministro de varios servicios tales como, apoyo logístico integrado, adiestramiento operacional y de mantenimiento, suministro de centros de formación y adiestramiento para el sistema de combate y sistema de control de plataforma de los buques, y los sistemas para el mantenimiento de los buques en la base naval de Jeddah. Sin olvidar el apoyo al ciclo de vida durante cinco años, desde la entrega del primer buque, con opción a otros cinco años adicionales.
Este importante pero también controvertido contrato alcanza en global un importe de 1.800 millones de euros y representa el mayor de la historia de los astilleros públicos españoles con un cliente extranjero; está en vigor desde noviembre de 2018 (y negociado desde 2015), y “beneficia a todos los astilleros de la compañía”, aunque la mayor parte de la faena se ha llevado a cabo en San Fernando.
Ha supuesto una carga de trabajo de alrededor de siete millones de horas que, traducido a empleo, son unos 6.000 anualmente durante cinco años, De estos, más de 1.100 son empleados directos, más de 1.800 de contratas y más de 3.000 empleados indirectos generados por otros suministradores. Más de 100 empresas auxiliares está colaborando en este proyecto, que se confía en que tenga continuidad con el encargo de más barco por parte de Arabia Saudí.