La Bahía de Cádiz vivió hace ya dos décadas, el 25 de octubre de 2003, una de las mayores tragedias de la inmigración que se recuerdan en España: el naufragio, en una jornada de tormenta, de la conocida como ‘patera de Rota’, que se saldó con 37 fallecidos. En los días posteriores, los cadáveres fueron apareciendo poco a poco en las playas gaditanas, en las portuenses y roteñas sobre todo, “dejándonos escenas dantescas que nunca olvidaremos”.
“Un cúmulo de errores, de ausencia de protocolo, de falta de medios ayudaron a que muchas de esas vidas no pudieran ser salvadas”, recuerdan desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) que este miércoles, cuando se cumplen veinte años de aquella triste jornada, ha convocado un acto de memoria y solidaridad en la playa de Los Toruños, al final del paseo marítimo de Valdelagrana, junto con la Red de Acogida del Puerto y la Parroquia San José Obrero.
“Un acto simbólico de homenaje a las víctimas -se subraya en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz- para que no se pierda su memoria, ni se olviden los errores de aquellas jornadas aciagas y la falta de interés de los gobernantes por aclarar lo sucedido. Se trataba de migrantes, claro, no eran europeos de tez blanca y sonrosada”.
Los convocados han guardado un minuto de silencio, ha arrojado 37 simbólicos claveles rojos al mar (por cada uno de las personas muertas), y han descubierto un monolito en homenaje a las víctimas de la ‘patera de Rota’, e igualmente en recuerdo de los inmigrantes que han muerto en su intento de huir de la pobreza y las guerras.
“SIGUE IMPONIÉNDOSE UNA POLÍTICA EUROPEA DE CIERRE DE FRONTERAS DESHUMANIZADA Y CRIMINALIZADORA”
Además, se ha leído un comunicado en el que se insiste que aquel fatídico 25 de octubre de hace veinte años “se recordará como uno de los más trágicos en la historia de las migraciones en la Frontera Sur”. La causa del naufragio, “no solo fue por el posible mal estado de la mar y el clima, las condiciones de la embarcación, el gran número de personas que viajaban con relación a las dimensiones de la balsa… la tardanza en el operativo de rescate evidenció que España no tenía protocolos de actuación, ni medios ni estaba establecida una coordinación en el rescate pese a que este tipo de sucesos llevaban muchos años produciéndose”.
“El nombre de Hansala, una pequeña aldea de Beni Melal en Marruecos de donde procedían estos 37 jóvenes que perdieron la vida en esta playa, permanecerá en nuestra memoria para siempre, pero el dolor de la pérdida de sus seres queridos por esta política criminal acompañará a sus familias para siempre. Porque la memoria, la solidaridad y la empatía no entienden de fronteras. Y porque los derechos humanos tampoco”, se subraya en el manifiesto.
Y es que para la Apdha, la causa de aquella tragedia, “fue y será siempre en primer lugar la falta de voluntad política en establecer vías de migración legales y seguras y de disponerse más medios materiales, porque sigue sin existir un protocolo eficaz de actuación y porque sigue imponiéndose una política europea de cierre de fronteras deshumanizada y criminalizadora”.
Esta estrategia, la de la criminalización hacia las personas migrantes, se añade, “se materializó hacia el único superviviente de la tragedia, Hamid Echokhch, condenado a 40 años de prisión por un delito contra los derechos de los extranjeros y el homicidio por imprudencia grave de 37 personas”.
“La respuesta vuelve a repetirse; tras el naufragio de Rota en 2003 se desvió la ruta hacia las Islas Canarias porque las respuestas fueron en su momento aumentar el sistema integrado de vigilancia exterior o seguir reforzando los acuerdos para el control migratorio con Marruecos, o realizar los diferentes planes África establecidos desde 2006 entre otros, pasando siempre por condicionar la cooperación al desarrollo al control migratorio y subvencionar la represión hacia las personas migrantes para impedir el acceso a un territorio seguro”, se subraya.
El comunicado leído en este homenaje termina preguntándose “cuántas vulneraciones de derechos humanos como las que están sucediendo en las Islas Canarias en estos días o vivimos aquí durante 2018 con la excusa de la emergencia, y cuántas víctimas de naufragios como el de Rota y masacres como las de El Tarajal en Ceuta o la Barrio Chino en Melilla van a poder seguir justificando desde nuestros gobiernos para no reconocer el racismo que atraviesa las prácticas y las políticas migratorias”.