El Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática (BAM-IS) para la Armada española que se construirá el astillero de Navantia Puerto Real, encargo que se viene prometiendo y demandando en los últimos años, ya no tiene marcha atrás. El Ministerio de Defensa acaba de firmar la orden de ejecución, tras el visto bueno del Consejo de Ministros de hace casi un mes.
Esa rúbrica se ha escenificado en el marco de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (FEINDEF) que se celebra estos días en Madrid. La orden de ejecución la han firmado el subdirector general de Adquisiciones del Ministerio de Defensa, coronel Alfonso Torán; y, por parte de Navantia, el director de Construcción Naval, Agustín Álvarez, y el director de Sistemas y Servicios, Donato Martínez. Todo ello, ante la atenta mirada del director general de Armamento y Material (Digam), almirante Santiago Ramón González, el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada (Ajema), almirante general Antonio Martorell, y el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez.
“La construcción del BAM-IS supondrá dotar a la Armada de mejores capacidades e impulsar nuestro potencial tecnológico, además de un importante efecto tractor y de creación de empleo de calidad en la Bahía”, subraya Domínguez en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
1,3 MILLONES DE HORAS DE FAENA
La construcción del BAM-IS (cuyo contrato está presupuestado en casi 166,5 millones de euros) generará en la teoría una carga de trabajo de 1,3 millones de horas durante tres años y medio. El plazo de entrega previsto es de 42 meses desde esta firma; o lo que es lo mismo, deberá estar listo en la primavera de 2024.
La obra, se asegura, generará un valor añadido directo e indirecto para la economía de aproximadamente 54 millones de euros anuales y una demanda agregada de 159 millones anuales. En cuanto a los puestos de trabajo, serán 1.115 empleos, incluyendo empleo directo en Navantia (unos 160), las contratas (290) y empleo inducido (665), correspondiente a los suministradores y actividad económica en torno a la construcción. Al igual que todo proyecto naval, “el proyecto tendrá un importante efecto tractor de actividad industrial”.
El barco está contemplado en el plan estratégico 2018-2022 que la compañía estatal; se invertirán en él unos 200 millones de euros, de los que 166 corresponden a los trabajos de Navantia, y el resto a equipos de exploración submarina y revisiones. En los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 se reservaba una primera partida de 53,4 millones, y en los de 2022 por aprobar van otros 58 millones.
REEMPLAZARÁ AL NEPTUNO
El futuro buque cubrirá las necesidades que se puedan derivar de nuevos escenarios operativos en los que se requiera el empleo de los sistemas de rescate de submarinos de la OTAN y las nuevas misiones que se le asignen como contribución de la Estrategia de Seguridad Marítima.
Este BAM-IS se proyecta como una plataforma que operará como buque de apoyo para operaciones de buceo y para el salvamento y rescate de submarinos. Se prevé que esté operativo antes de la entrada en servicio del primer submarino S-80.
Reemplazará al buque de salvamento y rescate Neptuno, que está a punto de finalizar su vida útil; actualmente es el que se encarga de las operaciones más complejas de intervención subacuática, tanto en el ámbito específico de la Armada (guerra de minas, reparaciones, rescate y salvamento de submarinos, entre otras), como en colaboración de ésta con otros organismos del Estado (operaciones de buceo de cierta entidad o dificultad, conservación del patrimonio arqueológico subacuático, recuperación de pecios, etc.).
PREOCUPACIÓN POR LA PERDIDA DE IDENTIDAD Y CAPACIDAD” DE MATAGORDA
Y entre tanto, el comité de empresa ha mostrado estos días su descontento ante los cambios organizativos que la empresa pública ha establecido para este astillero, donde se concentrará la construcción del nuevo buque militar.
Según esta nueva organización, la Unidad de Negocio se encuentra encajada en el modelo de construcción de subestaciones y estructuras offshore de energía eólica. Esta modalidad de contratos, apuntan desde CSIF, “siempre ha sido deseada por toda la plantilla, por la innovación que representa y por las expectativas de futuro que tiene el sector, sin embargo, aleja a la factoría de la identidad que ha tenido desde hace más de un siglo como constructor de barcos”.
En este punto, este sindicato reitera que BAM-IS, pese a que supone una continuidad en la capacidad constructiva de buques militares y civiles que tiene Matagorda, “apenas ocupa las capacidades disponibles en el astillero”. De hecho, Navantia Puerto Real “está preparada para grandes construcciones navales que la dirección sigue obviando en sus labores comerciales y de búsqueda de nuevos contratos”.
Este programa tiene previsto el inicio del corte de acero a finales de 2022, “por lo que el próximo año los talleres lo pasarán en blanco por la imprevisión de la dirección”, se denuncia.
En el Plan Industrial vigente aparece también la construcción en Puerto Real de dos buques de transporte logístico para el Ejército de Tierra que “ya han quedado aparcados definitivamente y ni siquiera se mencionan en los presupuestos del Gobierno, al haber optado por el alquiler y adecuación de viejos buques ya operativos que solo cubren las necesidades parcialmente”, se lamenta. Por lo que para esta sección sindical, dicho plan “ha acabado repartiendo de forma desequilibrada la carga de trabajo en la empresa, penalizando a Puerto Real frente a otros centros que tienen una actividad estable para los próximos años y que cuatriplican la inversión recibida frente a la asignada al astillero puertorrealeño”.
CSIF sentencia que la plantilla de la factoría “está muy preocupada por su futuro y corresponde a la dirección dar los pasos necesarios para disipar cualquier duda que pueda llevar al astillero a perder su identidad y su capacidad, ya que miles de familias, incluyendo la industria auxiliar, dependen de ello en una zona muy castigada por el reciente cierre de plantas como las de Airbus o Visteon”.