Confiando en que se desconvoque la huelga indefinida de los trabajadores del sector vitícola prevista a partir del 1 de agosto (se acusa a la patronal de no querer reconocer la antigüedad a los temporeros, que tras la reforma laboral, deben considerarse ya como fijos discontinuos), el Marco de Jerez (desde Sanlúcar a Chiclana) empieza a dar los primeros pasos de la inminente vendimia “con perspectivas muy positivas, tanto en calidad como en cantidad”.
Las estimaciones de producción oscilan entre un 10 y 15% más con respecto a la campaña precedente, “con un excelente nivel sanitario”. En 2023 se cosechó y procesó un total de 49,9 millones de kilos de uva para la elaboración de los vinos y vinagres de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez.
A lo largo de la presente semana está previsto que abra el primero de los lagares importantes del Marco y en la semana próxima se le unirá alguno más; aunque todo apunta a que la generalización de las actividades de recolección de uva no llegará hasta la segunda parte del mes de agosto.
En total son hasta 33 las instalaciones autorizadas por el Consejo Regulador para recibir y procesar la uva procedente de los viñedos inscritos, cuya superficie total asciende a 6.873 hectáreas, prácticamente la misma que en la vendimia 2023. Como es habitual, la actividad empezará con la elaboración de los ‘pies de cuba’ y con la molturación de la uva procedente de las viñas del interior, en las que se vayan alcanzado las graduaciones exigidas por la reglamentación de las denominaciones de origen. La graduación mínima exigida reglamentariamente es de 10,5º Baumé, aunque lo habitual es vendimiar con niveles superiores de maduración.
Tras cuatro campañas consecutivas marcadas por la sequía, la mayor pluviosidad registrada en esta campaña “va a ser un factor determinante en el aumento de las producciones”, se destaca en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Aún sin llegar a alcanzar la media histórica de la zona (situada en los 600 litros por metro cuadrado) puede decirse que a lo largo del presente año agrícola “ha llovido bastante y, sobre todo, que ha llovido bien”. Las cantidades recogidas se han situado en una horquilla entre los 480 y los 550 litros por m2, con un otoño y un invierno menos lluviosos de lo habitual, pero con una primavera en la que, entre finales de marzo y principios de abril, cayeron casi 200 litros de media. Estas aguas de primavera, unida a la capacidad retentiva de la humedad de nuestras tierras albarizas, “han tenido un efecto muy positivo sobre las cepas, que posteriormente se han beneficiado de un verano relativamente suave, lo que ha permitido una maduración óptima del fruto”.
En paralelo, el Consejo Regulador destaca que las enfermedades habituales de la zona “han respetado este año a nuestras viñas”, a excepción de algunos brotes de oidio en las zonas costeras, que han sido debidamente tratados, y algo de mosquito verde en los viñedos más cercanos al Guadalquivir. “En todo caso, la permanente vigilancia y la atención de nuestros viticultores a estas circunstancias están asegurando un estado sanitario óptimo, prácticamente en todos los viñedos de la denominación”, se remacha.
CONTROL Y VIGILANCIA
Así, a las puertas de agosto, está ya ha activado el operativo de vendimia para el control de la recolección y el trasporte de la uva, para lo que se están repartiendo guías de circulación a todos los viticultores inscritos, que suman casi 1.500 titulares y más de 2.000 explotaciones. Todos y cada uno de los transportes a los lagares debe de ir amparado por este documento, en el que queda registrado tanto el origen de la uva y sus características como la bodega de elaboración de destino, en la que será procesada.
Como es habitual, además de las labores de control y vigilancia realizadas por el propio Consejo Regulador y por la Fundación OECCA (organismo pionero en Andalucía para la certificación de denominaciones de origen), se contará un año más con la colaboración de la Guardia Civil.