A finales de abril nacieron en el Zoobotánico de Jerez tres nuevas crías de lince ibérico, siempre una buena noticia ya que se trata de una especie en peligro de extinción. Desde el primer momento, su “experimentada madre” los limpió y muy pronto comenzaron a mamar. Desde entonces se mantienen en las instalaciones del AREA (Área de Reproducción de Especies Amenazadas) en una zona no visitable de esta instalación municipal.
Fárfara, de 13 años de edad, es la única hembra de lince ibérico que se mantiene en este zoo gaditano con fines reproductivos en el marco del programa de conservación exsitu de la especie, siendo el único zoo del mundo que participa en el mismo.
El padre, Hidrógeno, de 11 años, se ha pasado a una instalación contigua para dar la máxima tranquilidad a la madre. Este macho junto a Castañuela ha sido padre en otras tres ocasiones anteriores, siendo sus crías Mosto, Nitrógeno, Neón, Pantana, Pimienta y Planeta. Todos han sido puestos en libertad en diversas zonas de reintroducción en los Montes de Toledo, Sierra Morena, de Ciudad Real, Guadiana en el Algarve portugués y en el Valle extremeño del Matachel.
CHEQUEO EXITOSO
Han pasado dos semanas y se ha llevado a cabo “con éxito” el primer chequeo de los tres cachorros. Dentro de un mes, aproximadamente, se les realizará otro.
Este examen, que apenas ha durado unos minutos para no estresar ni a las crías ni a la madre, “ha transcurrido con normalidad pudiéndose comprobar que tanto el estado como desarrollo general son muy buenos”. También se ha comprobado que se trata de una hembra y dos machos (ya se puede elegir sus nombres, que este año empezaran por la letra ‘T’ siguiendo la tradición del programa).
Según se detalla en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, los veterinarios también han efectuado la recogida de muestras de la boca y la faringe; han examinado su frecuencia cardíaca, peso y longitud, los han desparasasitado y les han colocado sus respectivos microchip. Una vez finalizado todo, los tres cachorros han vuelto con su madre que los ha lavado y dado de mamar.
Se espera que el destino de estos cachorros, cuando tengan varios meses, sea su reintroducción en la naturaleza, al igual que ha ocurrido anteriormente con otros ejemplares nacidos en el zoo jerezano.
La crianza del cachorro se produce en unas instalaciones que están fuera de la vista del público, aunque los visitantes pueden seguir sus evoluciones a través de un monitor. Es importante mantener este aislamiento pues “estos cachorros van a ser puestos en libertad y deben ser animales esquivos y con miedo al ser humano para que tengan más opciones de sobrevivir en la naturaleza”.