Los últimos camiones de uva entraron a finales de la semana pasada en un lagar de Chipiona, dando así fin de manera oficial a la vendimia en el Marco de Jerez. En total han sido 35 días de una campaña que se recordará por su producción relativamente baja pero, principalmente, por la excepcional calidad de la uva que ha entrado en los 30 lagares que han estado en funcionamiento. El 8 de agosto comenzó la molturación de las uvas de los pagos del interior, desplegándose progresivamente la actividad hacia la costa, a medida que el fruto iba adquiriendo el grado óptimo de maduración.
Las especiales condiciones climatológicas del año agrícola han determinado los resultados finales. Ha sido un año especialmente seco, con apenas 400 litros por metro cuadrado de media en la zona de producción, desigualmente repartidos por los distintos pagos –lo cual es habitual– y muy lejos de la media anual, superior a 600. La lluvia registrada se ha concentrado además en el otoño y a principios del invierno, mientras que la primavera ha sido extremadamente seca.
Además, este verano ha sido singularmente suave, con temperaturas significativamente inferiores a la media durante el mes de julio y prácticamente sin vientos de levante. Agosto ha traído temperaturas más altas, pero también lejos de las máximas de otros años. En definitiva, “la uva ha madurado de forma muy suave, lo que sin duda redundará en la alta calidad de los mostos”, explican desde el Consejo Regulador de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez.
Las importantes blanduras o rociadas nocturnas de poniente, que han predominado durante buena parte del verano, han provocado algunos brotes puntuales de pudrición y de oidium en viñedos de la costa, aunque “fueron controlados sin demasiados problemas”.
En definitiva, y como tónica general, la uva ha entrado en los lagares con un nivel de sanidad alto y, a pesar de la meteorología, con unas graduaciones considerables. La media de la campaña ha sido finalmente de 12, 13º Baumé y con menos oscilaciones entre municipios que en otras campañas.
“Es muy destacable además el nivel general de acidez de la uva, más alto de lo habitual, lo que unido al grado y al buen estado sanitario augura la obtención de unos mostos de muy alta calidad”, se resalta en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
La producción final se ha situado ligeramente por encima de los 57,3 millones de kilos de uva, lo que supone una disminución de casi el 30% con respecto a los más de 81 millones de la vendimia 2018, que, no obstante, que fue excepcionalmente alta.
En todo caso, la producción de este año en el Marco de Jerez permitirá la obtención de aproximadamente 80.000 botas de mosto calificado de gran calidad, “con el que rociar las criaderas de los sistemas de envejecimiento de nuestras denominaciones de origen”.