La Policía Nacional ha recuperado en Jerez un conjunto de siete documentos de valor histórico datados en 1937, en plena Guerra Civil, y que por ley se consideran de titularidad estatal, que iban a ser inminentemente subastados en un negocio especializado en pujas de objetos históricos y artísticos de la ciudad gaditana.
La investigación partió de una denuncia de la Dirección General de Bellas Artes y Patrimonio del Ministerio de Cultura y Deporte, que obtuvo los primeros indicios que apuntaban a que estos documentos se estaban poniendo en circulación y venta. Los agentes policiales localizaron los mismos y procedieron a su intervención antes de que se llevara a cabo la subasta.
Además, según se ha informado a DIARIO Bahía de Cádiz, la Policía identificó a la persona presuntamente implicada en el intento de subasta, quien figura en condición de investigado en el atestado que ya ha sido puesto a disposición de la Autoridad Judicial de Primera Instancia.
Los investigadores de la Policía Nacional ya han entregado en el Archivo Histórico Provincial, en Cádiz, dependiente de la Junta de Andalucía, el conjunto de documentos que “se encuentran en un magnífico estado de conservación”.
EN DEFENSA DE LA CONSERVACIÓN DE LA CARTUJA
Los documentos intervenidos tienen “especial valor histórico para Jerez”, ya que reflejan los esfuerzos llevados a cabo por el arquitecto Francisco Hernández Rubio y Gómez (1859-1950), reconocido como uno de los protagonistas andaluces fundamentales en la evolución de la arquitectura española en el cambio de siglo y padre del modernismo en la región. En esa época, ejercía como Conservador Oficial del Monasterio de la Cartuja de Santa María, más conocido como La Cartuja de Jerez, declarado el conjunto monumental más importante de toda la provincia.
En el año 1937 el monasterio ya había sido proclamado Monumento Histórico Artístico Nacional. En dichos documentos, el arquitecto denunciaba ante las autoridades de la época los daños que estaba sufriendo el conjunto arquitectónico, principalmente localizados en lo que en la época era el Depósito de Sementales ubicado inmediatamente colindante a los muros del monasterio.
Las misivas y quejas de Hernández Rubio, dirigidas a los gobernadores tanto civiles como militares del momento, en plena guerra de los sublevados franquistas contra la República, exigían que los mandos tomaran cartas en el asunto para detener los daños que se estaban ocasionando y reparar los ya producidos.