El nuevo equipo de Gobierno del PP en el Ayuntamiento de Jerez sueña con frenar el deterioro y dar hasta un uso al Palacio Riquelme, hoy “en ruinas”; un emblemático inmueble del siglo XVI “que ha estado totalmente abandonado durante los últimos ocho años”, según la derecha, que culpa de ello al anterior ejecutivo socialista, que meses atrás hablaba de un estado de conservación consolidado (tras el derrumbe de uno de los muros interiores), “después de múltiples intervenciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento, la última en 2016”.
Estos días, la alcaldesa María José García-Pelayo, durante una visita realizada junto a miembros de su Gobierno local y técnicos del área de Patrimonio Histórico y Museo Arqueológico, ha insistido en que “se llevará a cabo una limpieza y cuidado constantes del palacio que evite más deterioro”.
Según apunta la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, a finales de este mes de septiembre estará finalizado el estudio que encargó el Consistorio jerezano a la Fundación Universidad de Sevilla sobre la fachada y la primera crujía, un análisis que determinará el estado exacto de esta zona y que permitirá tener una primera aproximación a la actuación que será necesaria hacer para poder dar uso en el futuro al Palacio Riquelme.
Más allá de este informe, el Ejecutivo de derechas asegura que contratará otro estudio del inmueble, “esta vez completo”, que permita tener una visión completa de su estado y poder definir el proyecto completo de actuación “de manera que se pueda prever un calendario de inversiones y usos sin parcheos y pensando siempre en la rehabilitación y revitalización no sólo del palacio sino del barrio de San Mateo”.
SE TRABAJA EN “UN PLAN DE USO CULTURAL Y PÚBLICO” AUNQUE TODO DEPENDERÁ DEL ESTADO DEL PALACIO
Sobre usos futuros, el PP asume que, en primer lugar, hay que esperar a los resultados de este primer estudio y, a partir de ahí y teniendo en cuenta que faltaría saber el detalle del resto del inmueble, diseñar “un plan de uso cultural y público” en el que ya se estaría trabajando por parte de las áreas de Urbanismo, Centro Histórico y Cultura.
La decadencia de este edificio, uno de los referentes arquitectónicos de la ciudad, comenzó en los años 60 del siglo pasado, tras quedar deshabitado, siendo en los 70 este palacio ya inhabitable. En 1981 se iniciaron los trámites para que la propiedad pasara a ser municipal, materializándose dicha expropiación en 1994 y estando catalogado en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) como de ‘interés específico’ con el máximo nivel de protección.