El Centro de Estudios Históricos de Andalucía ha solicitado a la alcaldesa de Jerez que se restituya moralmente a las ocho víctimas del mito de la Mano Negra, nombrando vías urbanas de la ciudad con algunos de sus nombres. “La Historia ha demostrado la inocencia de los condenados a muerte, su único delito fue su compromiso a favor del movimiento obrero”, se remarca.
El Centro de Estudios Históricos de Andalucía (CEHA) ha elevado un escrito a la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, para que se restituya moralmente a las ocho víctimas inocentes del mito de la Mano Negra -presunta organización anarquista secreta y violenta que actuó a principios de 1880, y a la que se le atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y edificios-, nombrando vías urbanas de la ciudad con algunos de sus nombres: Bartolomé y Manuel Gago de los Santos, Jose León Ortega, Cristobal Fernández Torrejón, Gregorio Sánchez Novoa, Francisco y Pedro Corbacho y el maestro Juan Ruiz. “Su único delito fue su compromiso a favor del movimiento obrero”, se remarca.
Es más, se reclama que exista en Jerez una calle con el nombre de esa supuesta asociación Mano Negra, “a sabiendas de que, sea cual fuera otras consideraciones, se trata de un hecho con singular transcendencia”.
El CEHA expone en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que la organización y las respuestas obreras y sociales a lo largo de los siglos XIX y XX “han representado que nuestra ciudad jugara un significativo y singular papel en la historia del movimiento obrero, incluso en los años previos a la llegada de la democracia con la probada aparición aquí por vez primera de las Comisiones Obreras en el seno de las reivindicaciones del Marco del Jerez”.
Se agrega que hitos locales como el motín de las quintas de 1869, los incidentes y huelgas de 1882 y 1883 o, el mal llamado ‘asalto campesino’ en 1892 (en realidad, reivindicación laboral obrera y campesina), “figuran junto a nombres propios como Ramón de Cala o Paúl y Angulo en el capítulo de las respuestas históricas a las necesidades de una Andalucía depauperada y acuciada por la hambruna”.
“La historiografía de los últimos años viene constatando que aquellos hechos fueron en realidad una farsa por la que la reacción de las élites acomodadas del poder intentó reprimir el movimiento obrero con violencia ejemplarizante”, anotan desde el Centro de Estudios Históricos de Andalucía.
Al respecto, aprecia que la Mano Negra “en realidad es un mito construido y socializado desde el temor de la autoridad de la época y alentado por las fuerzas más caciquiles y reaccionarias de la provincia. Unos y otros inventaron el descubrimiento de una organización criminal que pretendía derribar al Gobierno con el uso arbitrario de la violencia e implantar el caos social, queriendo sembrar un mensaje de desánimo y descrédito en el obrerismo y campesinado jerezano. Incluso, de todo el Estado en la medida que fue un montaje hábil y profusamente socializado desde las más altas instancias gubernamentales”.
“Aquella actuación arbitraria –se sentencia- fue acompañada de una maliciosa complicidad por parte de sectores judiciales que, en compañía con los sectores más conservadores fueron acumulando supuestas pruebas que implicaban al ya mito de la Mano Negra en determinados asesinatos violentos en un forzado y falseado intento por demostrar una criminalidad nunca acreditada. El clima auspiciado facilitó en cualquier caso, más allá del célebre juicio que aludimos, la detención y al represión de numerosos destacados militantes obreros y campesinos”.
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