La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal de narcotraficantes, deteniendo a siete personas e imputando a tres más como responsables del secuestro y asesinato de un vecino de la pedanía jerezana de Cuartillos, cuyo cadáver apareció maniatado y tirado en una cuneta en Medina Sidonia. Durante la investigación se ha relacionado su muerte, por asfixia y estrangulación, con un posible ajuste de cuentas al haber “perdido” 120 kilos de droga que custodiaba.
En el marco de la operación Tobera y sus dos fases, la Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal de narcotraficantes, deteniendo a siete personas e imputando a tres más como presuntos responsables del secuestro y asesinato de un vecino de la pedanía jerezana de Cuartillos, cuyo cadáver apareció maniatado y tirado en una cuneta de la carretera A-381, en el término municipal de Medina Sidonia. Se les imputan los delitos de asesinato, detención ilegal, tráfico de drogas, extorsión, amenazas, robo con violencia e intimidación, falsedad de placas de matrícula y pertenencia a organización criminal.
Las actuaciones de la primera fase se produjeron cuando los guardias civiles del equipo de delitos contra las personas, tuvieron conocimiento de la aparición del cuerpo sin vida de un vecino de Cuartillos. De manera inmediata, se procedió a realizar una minuciosa inspección ocular en la zona donde había aparecido el cadáver y que a la postre fue determinante para esclarecer la autoría de este asesinato, desvelándose durante la misma que el cuerpo llevaba aún su cartera y otros objetos de valor, lo que descartaba el robo como móvil.
La autopsia practicada al cuerpo determinaría que la víctima falleció a causa de asfixia y estrangulación, lo que dada la corpulencia del fallecido “requirió el empeño de una gran violencia por parte de sus secuestradores”, relatan desde la Guardia Civil en un comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Las investigaciones realizadas desvelaron que la víctima contaba con antecedentes por tráfico de drogas, lo que unido a las características de su entorno, llevó a los investigadores a relacionar su muerte con un posible ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico.
Siguiendo con las pesquisas, se tomaron declaraciones a todas aquellas personas del entorno, incidiendo sobre todo, en aquellas que presentaban menos firmeza, y que pusieron de manifiesto que el asesinato tendría su origen en el robo de 120 kilogramos de hachís de los que un amigo del asesinado tenía encargada su custodia, y que al estar las viviendas de ambos comunicadas, los propietarios de la mercancía habrían secuestrado y matado para obtener información sobre el paradero de la droga o vengarse por su pérdida.
Una vez claro el móvil del crimen, así como identificada la organización propietaria del alijo robado, se intensificaron las vigilancias sobre todos ellos, pudiendo señalar el vehículo en el que la víctima fue secuestrado, a la salida de su domicilio, cuando se dirigía a desayunar en un bar cercano, si bien, los secuestradores habrían falsificado la matrícula del turismo.
En ese momento, y para evitar una posible destrucción de pruebas, se solicitó de la autoridad judicial el correspondiente mandamiento de entrada y registro para dos domicilios, los cuales se llevaron a cabo de manera simultánea y coordinada, realizando las primeras cuatro detenciones en dos domicilios de Jerez y Medina Sidonia, las cuales y debido a la peligrosidad de los detenidos y su carácter violento, fueron llevadas a cabo por los guardias civiles del Grupo de Reserva y Seguridad número 2 con base en Sevilla.
Estos detenidos, y a los que la autoridad judicial envió a prisión preventiva, constituían el grupo que se encargó directamente de secuestrar y asesinar a la víctima, por lo que se hacía necesario desarrollar una segunda fase de la operación para detener a los propietarios de la droga los cuales habían encargado esta tarea a este grupo tan violento.
SEGUNDA FASE DE LA OPERACIÓN
En una segunda fase, los guardias civiles identificaron a los propietarios de la droga, que constituían un grupo de históricos del narcotráfico del Bajo Guadalquivir; de hecho, el propietario de la droga se encuentra actualmente en prisión, al ser detenido en enero de este año como presunto responsable de la introducción de un alijo de hachís mediante el empleo de aeronaves, siendo las personas que encargaron el asesinato conocidos miembros de clanes del narcotráfico de la zona, por lo que se procedió a la detención de todos ellos, incluida la persona a la que encargaron la guardería de la droga, cuya desaparición costaron la vida del vecino de Cuartillos.
A los detenidos se les imputan los delitos de asesinato, detención ilegal, tráfico de drogas, extorsión, amenazas, robo con violencia e intimidación, falsedad de placas de matrícula y pertenencia a organización criminal, poniendo de manifiesto una vez más la violencia con la que se conducen estas organizaciones dedicadas al tráfico de drogas.
Desde la Guardia Civil se resalta la labor de los investigadores, los cuales ¡han esclarecido unos hechos de tanta gravedad en dos semanas!, viéndose confirmados todos los extremos de la investigación, mediante el uso de modernas técnicas científicas de investigación, llevadas a cabo con la máxima celeridad por parte del Equipo Central de Inspecciones Oculares de Madrid.
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